Por un d¨ªa, Nadal se hizo ¡®peque?o¡¯
Djokovic infligi¨® al balear su derrota m¨¢s abultada en la final de un Grand Slam, a la que lleg¨® sin haber afrontado ninguna oposici¨®n firme: ¡°Puede que necesite tiempo, no estaba preparado para defenderme¡±
Para volver a la c¨²spide, a veces es necesaria una visita al infierno. Hace exactamente un a?o, Novak Djokovic cog¨ªa un avi¨®n con destino a Suiza para ponerle remedio a una lesi¨®n en el codo que le tra¨ªa por la calle de la amargura. Antes de la intervenci¨®n, el serbio hab¨ªa caminado por el desierto durante casi dos a?os y despu¨¦s de pasar por el quir¨®fano se expuso a la derrota y las cr¨ªticas como paso intermedio (y necesario) en su trazado de regreso hacia el Dorado. ¡°Entonces, muy pocos hubieran dicho que iba a ser capaz de ganar tres Grand Slams consecutivos¡±, comentaba ayer Nole en Melbourne, despu¨¦s de infligir a Rafael Nadal su derrota m¨¢s abultada en la final de un grande: 6-3, 6-2 y 6-3, en 2h 04m de castigo y azotes para el balear.
¡°No quiero sonar arrogante, pero yo siempre creo en m¨ª mismo. Ese es, probablemente, el mayor secreto de mi ¨¦xito¡±, expon¨ªa el de Belgrado, acompa?ado de su s¨¦ptimo trofeo en Australia y a su vez su 15? grande; es decir, dej¨® atr¨¢s al ¨ªdolo que admiraba en la infancia, Pete Sampras (14), y enfoca con mayor precisi¨®n a Nadal (17) y Roger Federer (20), del que se desmarc¨®, al igual que del australiano Roy Emerson, como el tenista que m¨¢s t¨ªtulos posee en el major de las ant¨ªpodas. ¡°Lo que m¨¢s me motiva hoy d¨ªa es ganar Grand Slams. Ojal¨¢ pueda acercarme al r¨¦cord de Roger. Ojal¨¢ pueda seguir luchando durante mucho tiempo por los grandes t¨ªtulos¡±, prolongaba con una sonrisa de oreja a oreja, porque motivos no le faltan.
Desde que pisase el c¨¦sped de Wimbledon por ¨²ltima vez, hace siete meses, Djokovic ha conquistado tres grandes consecutivos en Londres, Nueva York y Melbourne; una haza?a al alcance de un selecto grupo de elegidos como Rod Laver (gan¨® dos veces el Grand Slam, los cuatro majors en un mismo a?o), Ken Rosewall (en 1953), Emerson (entre 1964 y 965), Sampras (1993-1994), Federer (2006-2007 y 2005-2006) y el propio Nadal (2010), que ayer encaj¨® una derrota con doble mensaje. Por si hab¨ªa alguna duda, vino Djokovic a decir que lo quiere todo y que va a por todos, y que no acepta discusi¨®n alguna con el mallorqu¨ªn en pista dura.
En los ocho ¨²ltimos cruces entre ambos en esta superficie, el serbio le ha ganado todos los sets (16) y no cede desde 2013, cuando cay¨® en la final del US Open. En consecuencia, ayer se presenci¨® un pulso mucho m¨¢s descafeinado de lo que se preve¨ªa, porque Djokovic fue un tormento constante para un Nadal sin chispa y fall¨®n, a merced de un rival que sublim¨® el juego y no le dio la m¨¢s m¨ªnima opci¨®n, someti¨¦ndolo de la primera a la ¨²ltima bola. E impact¨®, claro, aunque no tanto por la resoluci¨®n como por el desarrollo de un partido traducido en un mon¨®logo totalitario de Nole: solo nueve errores, portentoso con el rev¨¦s paralelo, voraz al resto y extraordinario al servicio (80% con primeros y 84% con segundos)
Menos juegos que nunca (8) en una gran final
Dej¨® tieso a Nadal, que ven¨ªa con una inercia fabulosa pero un tanto enga?osa, porque distorsionaba la realidad. Hoy d¨ªa, est¨¢ por encima de la gran mayor¨ªa, pero lejos de Djokovic. ¡°Quiz¨¢ he pagado el no haber sufrido en las seis rondas previas¡±, admiti¨® el de Manacor, presionado desde el principio y muy disminuido en el servicio; hacia la final promediaba un 81% con primeros y un 57,8% con segundos, y ayer pas¨® a retener tan solo un 51% y un 62%, respectivamente. ¡°Llevaba cuatro meses sin competir y esto era un gran desaf¨ªo, y no estaba preparado para dar ese extra. Es complicado hacer frente a este nivel si uno no da su cien por cien¡±, continu¨® el espa?ol, superado en sus ¨²ltimas cuatro finales en Australia por Djokovic (2012 y 2019), Stan Wawrinka (2014) y Federer (2017).
No obstante, no conoc¨ªa Nadal una ca¨ªda tan severa ni le hab¨ªa hecho tan poco da?o al balc¨¢nico en un duelo definitivo. Ayer, solo ocho juegos, cuando hace unos pocos meses plante¨® en las semifinales de Wimbledon un cara a cara que le report¨® 24, nada que ver; en las grandes finales contra Nole, la cifra m¨ªnima hab¨ªan sido 14 (US Open 2011 y Wimbledon de ese mismo a?o), la misma que hace cinco temporadas contra Wawrinka; y solo una vez, en los cuartos de Roland Garros 2015, obtuvo un n¨²mero similar (9) ante el cacique serbio.
De atacar a defender: una superioridad contraproducente
¡°Puede que necesite m¨¢s tiempo, m¨¢s partidos para hacer frente a algo as¨ª. Llevaba seis partidos con una posici¨®n ofensiva y no estaba preparado para defenderme¡±, analiz¨® Nadal, desbordado y decolorado en este ¨²ltimo episodio, el 53? de la saga con Djokovic. Este manda ahora en lo general (28-25) y subraya la diferencia en lo particular, el cemento (19-7). ¡°Soy consciente de que para hacer historia en este deporte es necesario hacer algo especial. Yo quiero seguir mejorando¡±, cerr¨® el n¨²mero uno, hegem¨®nico en Australia por delante de Federer y Emerson (6), de Jack Crawford, Rosewall y Andre Agassi (4).
Deseoso de seguir dando golpes sobre la mesa. Apenas ha comenzado el curso y Nole ya asusta. Hace un a?o estaba en la cl¨ªnica y ahora no parece haber quien le tosa. Durante dos horas, Nadal se hizo peque?o y experiment¨® una sensaci¨®n de impotencia similar a la que sintieron con ¨¦l los Duckworth (237), Ebden (48), De Mi?aur (29), Berdych (57), Tiafoe (39) o Tsitsipas (15). ¡°?l tiene un talento que no lo tiene nadie, la capacidad de hacerte jugar mal¡±, expon¨ªa con resignaci¨®n el griego. Por un d¨ªa, Nadal encogi¨® y Djokovic se hizo gigante.
Y el resto, mientras tanto, observa al serbio y tiembla.
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