Una distancia enga?osa
Pienso que el resultado de la final dio la sensaci¨®n de una diferencia m¨¢s amplia de la que, en realidad, hay. Djokovic roz¨® la perfecci¨®n y Rafael estuvo menos acertado que durante el resto del torneo
No se puede hacer ninguna objeci¨®n al juego de Novak Djokovic en la final de ayer. Corresponde, m¨¢s bien, darle la enhorabuena por un nivel de tenis dif¨ªcilmente superable. Las virtudes del juego del serbio, sobre todo en esta superficie, admiten poco margen de mejora. Esta queda pr¨¢cticamente descartada cuando se alcanza el nivel de inspiraci¨®n que despleg¨® en el encuentro de ayer.
Ya desde el principio vimos a un contrincante dispuesto a atacar y a jugar a una alta velocidad. Es cierto que los golpes de Rafael no estuvieron tan certeros como en d¨ªas anteriores, pero tambi¨¦n lo es que cada intento era correspondido con un impacto a¨²n mejor. En muchas ocasiones, un buen ataque de mi sobrino serv¨ªa de alimento para una devoluci¨®n ganadora del serbio. No s¨¦ si hay t¨¢ctica posible ante un rival tan inspirado.
En cierta ocasi¨®n en que Johan Cruyff aleccionaba a sus jugadores, les dijo lo siguiente: ¡°Lo mejor que hace este jugador es desmarcarse, por consiguiente, lo que no ten¨¦is que hacer es marcarlo¡±.
Tal vez hubiera convenido jugar m¨¢s por el centro e intentar un juego m¨¢s correoso, con intercambios m¨¢s largos. Y no s¨¦ si esto hubiera sido posible ni, tampoco, si hubiera sido suficiente. Un jugador puede ganar a otro haciendo el mismo tipo de juego pero un poco mejor, o aplicando una t¨¢ctica diferente a la del rival. De todos modos, a inicios de a?o se tom¨® la decisi¨®n totalmente acertada de que Rafael acortara los intercambios en sus partidos y lo consecuente era ser fiel a este principio. El resto son quinielas que todos hacemos el lunes, y el lunes todos solemos acertar.
Un Djokovic excelso no admite titubeos. Y ayer mi sobrino no fue capaz de hacerle frente, cosa que solo hubiera sido posible sacando a la Rod Laver Arena su mejor versi¨®n. Solo en este caso hubi¨¦ramos podido ver ese partido ¨¦pico que, yo por lo menos, esperaba y deseaba.
Rafael ha jugado todo el torneo a un nivel muy bueno. Los contundentes resultados en todos sus enfrentamientos han sido buena prueba de ello. Ha hecho m¨¢s da?o con su servicio, ha sido letal con su derecha, ha jugado con decisi¨®n y con gran rapidez. Ha conseguido llegar a la final pasando menos tiempo en la pista que en otras ocasiones, cosa que para ¨¦l es realmente importante. Pienso que el resultado de la final dio la sensaci¨®n de una distancia m¨¢s amplia de la que, en realidad, hay. Djokovic roz¨® la perfecci¨®n y Rafael estuvo menos acertado que en el resto del torneo.
Ya s¨¦ que no es de buen gusto verter alabanzas sobre un familiar, pero me gustar¨ªa explicar lo que les recalqu¨¦ ayer domingo por la tarde, a escasas horas de haber terminado el partido, a los chicos que entren¨¦ en la Academia de Rafael. Ni tan siquiera cuando fue avanzando el tercer set y se le puso todo muy cuesta arriba, vimos en mi sobrino muestras de frustraci¨®n o de abandono. Ning¨²n mal gesto, ninguna queja, ninguna mirada reprobatoria a su box. Luch¨® hasta el ¨²ltimo punto como le corresponde hacer a una persona agradecida a la vida y a su suerte. Dio la mano y la enhorabuena a su rival, y acept¨® su derrota con resignaci¨®n.
No es tan com¨²n, hoy en d¨ªa, ver esa mezcla de entrega y comportamiento; no solo en el ambiente formativo, sino incluso en el mundo profesional. Dentro de la normal decepci¨®n que sent¨ª ayer, confieso mi satisfacci¨®n de t¨ªo. Y reitero mis disculpas.
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