Un entrenador admirable

La semana pasada, tras el empate sin goles con el Olympique de Lyon ¨Cal Bar?a le falt¨® el acierto ante porter¨ªa, pero jug¨® bien y se vio un centro del campo mejor con la inclusi¨®n de Sergi Roberto¨C, muy pocos seguidores del Bar?a pudieron imaginar que al d¨ªa siguiente el tema en todas las tertulias futbol¨ªsticas, especialmente las de Barcelona ¨Cfue bien raro esto¨C, ser¨ªa el de Luis Su¨¢rez y sus tres a?os sin ver puerta como visitante en las eliminatorias (que no en la fase de grupos) de la Champions League, a lo que hubo que a?adir, por parte de algunos, las dudas sobre Messi, del que se dec¨ªa que, tras la lesi¨®n, no hab¨ªa recuperado la forma.

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Era una estad¨ªstica tramposa porque entraban solo las eliminatorias, pero no la fase previa de grupos, y el hecho es que quien desde la sombra hab¨ªa construido aquella ¡°realidad medi¨¢tica¡± debi¨® de quedarse a gusto porque el supuesto ¡°declive del uruguayo¡± se extendi¨® como la p¨®lvora y pronto se vio que ser¨ªa la noticia de f¨²tbol que monopolizar¨ªa la jornada.

Le preguntaron a Valverde, que es un tipo muy divertido y a la vez una persona bien sensata ¨Cfant¨¢stica mezcla¨C si estaba preocupado por su jugador Su¨¢rez. Y tanto el rictus de sorpresa como la sonrisa que sigui¨® a esa pregunta fueron memorables. Yo mismo en casa me pregunt¨¦ c¨®mo pod¨ªa sostenerse aquello cuando, por ejemplo y sin ir m¨¢s lejos, esta temporada Luis Su¨¢rez es el segundo m¨¢ximo goleador de la Liga espa?ola. Adem¨¢s, la noticia de la imaginaria crisis de goles del uruguayo no solo deformaba la realidad, sino que intentaba da?ar a Messi al atacar a su inseparable amigo y gran socio goleador.

Revisando de memoria las ruedas de prensa de Valverde desde que lleg¨® al FC Barcelona me di cuenta de que se podr¨ªa componer una fascinante secuencia en la que se encadenar¨ªan sin tregua las m¨¢s destacadas caras de sorpresa y consiguientes sonrisas que ha dedicado este entrenador a las extra?as cuestiones que se le han venido planteando. Cuestiones que no se dan tanto en otras partes, cuestiones surrealistas o malintencionadas, o simplemente demenciales; cuestiones chocantes, llenas de arcaicos temores infundados y de lugares comunes que proceden de una tradici¨®n insensata del barcelonismo: una cierta obstinaci¨®n en aposentarse en el infortunio como costumbre. Preguntas tremendas. Y, camufladas entre ellas, m¨¢s de un equ¨ªvoco fatal: por ejemplo, la creencia de que el equipo ha de jugar sobrado y maravillosamente bien todo el tiempo cuando en realidad lo mejor que puede hacer ¨Ca eso se est¨¢ dedicando discretamente Valverde con un acierto y paciencia admirables; es un entrenador exquisito¨C es medir los esfuerzos como tan sabiamente sabe hacer el propio Messi, su estrella.

En el Bernab¨¦u, ante el Real Madrid en la semifinal de Copa, Valverde dispuso una alineaci¨®n id¨¦ntica a la que hab¨ªa empatado sin goles ante el Olympique. Sali¨® al campo el equipo al que, a pesar de haber jugado todos muy bien, se le hab¨ªan visto toda clase de problemas. Y Luis Su¨¢rez fue el goleador. Algunos tenemos curiosidad por ver cu¨¢l es la pr¨®xima ¡°realidad medi¨¢tica¡± que construyen sobre el equipo y que a buen seguro har¨¢ reaparecer el estupor y la sonrisa del entrenador m¨¢s divertido y sensato del Bar?a en muchos a?os.