Jos¨¦ D¨ªez, el tatarabuelo de la Liga
Socio del Athletic desde 1928, a sus 104 a?os mantiene intacta su pasi¨®n y su memoria futbol¨ªstica
El 23 de noviembre de 1914, Frederick Beaconsfield Pentland, el primer gran entrenador en la historia del Athletic, llegaba a la prisi¨®n de Plotzensee, a las afueras de Berl¨ªn, donde pas¨® una semana antes de ser internado en el campo de concentraci¨®n de Ruhleben, en el que quedar¨ªa recluido durante cuatro a?os durante la I Guerra Mundial. Eran tiempos revueltos.
Ese mismo d¨ªa nac¨ªa en Bilbao Jos¨¦ D¨ªez. Tiene ahora 104 a?os, una memoria prodigiosa, una salud de hierro y mantiene intacta su pasi¨®n por el Athletic, del que es socio desde 1928, un total de 86 a?os en dos etapas. ¡°Todav¨ªa voy cada partido a mi localidad de Tribuna Principal. El otro d¨ªa me ech¨® la bronca el m¨¦dico¡±, cuenta D¨ªez. Y tercia su hija Cristina: ¡°S¨®lo falta cuando hace mucho fr¨ªo y se juega tarde. Todav¨ªa se empe?a en bajar la escalera hasta su localidad¡±. Hay otras, en su grada, habilitadas para personas con dificultades de movilidad, ¡°pero le han dicho que, si cambia, perder¨¢ la suya, y no quiere dejarla¡±.
Es que Jos¨¦, al que sus nietos llaman Pepe ¡ª¡°pero de joven me llamaban Chechu¡±¡ª, ocupa plaza en San Mam¨¦s desde el 1 de agosto de 1928. No es el socio m¨¢s antiguo porque cuando comenz¨® la guerra, su padre le dio de baja. Volvi¨® a inscribirse en junio de 1941. ¡°Cuando ten¨ªa 14 a?os, un amigo le dijo a mi padre que ya ten¨ªa edad de ser socio. Me llev¨® a la Alcazaba, en Hurtado de Amezaga, donde estaban las oficinas del club, y me apunt¨®. Antes ya iba a San Mam¨¦s con mi padre. Eran partidos a mediod¨ªa. Mi madre se quedaba sola en la tienda. Me pon¨ªa en la grada de Capuchinos¡±. Todav¨ªa ni siquiera se hab¨ªa inaugurado la Liga en Espa?a, nacida en 1929.
El viaje hasta la sede rojiblanca fue corto. El padre de Jos¨¦ ten¨ªa una tienda de ultramarinos en el n¨²mero 36 de la misma calle, que alcanz¨® una importante fama. All¨ª se comenzaron a fabricar los polvorones Felipe II: ¡°Exquisitos mantecados Regente y Escorial¡±, famos¨ªsimos en Bilbao, los m¨¢s caros de la ciudad. ¡°Cuando nos jubilamos mi hermano Fidel y yo, vendimos la patente a una empresa de Vitoria¡±. Se siguen fabricando, siguen siendo los m¨¢s caros ¡ªy los m¨¢s ricos¡ª, pero a Jos¨¦ le amargaron su cent¨¦simo cumplea?os. ¡°Hablamos con los due?os de la f¨¢brica para ver si pod¨ªa ir a visitarla, pero nos dijeron que no¡±, recuerda su hija. Un feo detalle.
Jos¨¦ prefiere hablar de ciclismo, de toros¡ª¡°he viajado a montones de lugares para ver corridas, hasta a Venezuela¡±¡ª y del Athletic. Posee un impresionante archivo de fotograf¨ªas de todos esos temas. ¡°Cuando era joven, iba a las tiendas de los fot¨®grafos que trabajaban en San Mam¨¦s. Las pon¨ªan en el escaparate para venderlas, y yo me compraba muchas¡±, recuerda. Con los ¨¢lbumes delante, empieza a recordar. ¡°M¨ªster Pentland era un caballero, un gran hombre, pero no hablaba ni una palabra de espa?ol. Todo lo dec¨ªa en ingl¨¦s. Era encantador, ten¨ªa mucha gracia en su idioma¡±. Luego se?ala a Carmelo Goyenechea, el gran capit¨¢n de los a?os veinte, que se retir¨® del f¨²tbol para no tener que hacerse profesional: ¡°Fui con su foto a que me la firmara. Entonces no se hac¨ªa eso. Se enfad¨® mucho conmigo por ped¨ªrselo, casi me mata¡±, exagera, pero en el ¨¢lbum est¨¢ la r¨²brica del futbolista amateur, por quien el Athletic financi¨® una cama a perpetuidad en el hospital de Basurto.
Pepe recuerda aquellos a?os con nostalgia. ¡°Cuando empez¨® la Liga, para enterarnos de los resultados de fuera de casa, ten¨ªamos que ir a las oficinas de la calle Ayala. All¨ª recib¨ªan las noticias por tel¨¦fono. Se abr¨ªa la ventana, sal¨ªa un empleado del club y dec¨ªa si el Athletic hab¨ªa marcado, o si hab¨ªa ganado o perdido¡±. Eso era la informaci¨®n en directo que recib¨ªa el centenar de personas que se apelotonaban ante la sede. ¡°Luego, al acabar el partido, el secretario general del club, el se?or Gorostiaga, se iba a la tertulia del Caf¨¦ Bernab¨¦, en la esquina de Alameda Urquijo, y all¨ª se comentaban los resultados¡±. Era una tertulia de campanillas, en la que alternaban, adem¨¢s de Ant¨®n Gorostiaga, Indalecio Prieto, Jos¨¦ F¨¦lix de Lequerica, Juli¨¢n Zugazagoitia o Fernando de la Quadra Salcedo.
"Sigo yendo cada partido a San Mam¨¦s. Aunque el m¨¦dico me abronca¡±
El f¨²tbol era otra cosa en los tiempos de juventud de Jos¨¦ D¨ªez. ¡°Uno de los mejores jugadores que he visto era Chirri II. Eran dos hermanos, los dos ingenieros, y un d¨ªa de partido en San Mam¨¦s, contra el Alav¨¦s, en el que jugaba Antero, se equivoc¨® y se llev¨® al campo las botas del otro. Yo andaba por all¨ª con la bicicleta, as¨ª que llamaron por tel¨¦fono a su casa en Col¨®n de Larraategui, y fui a buscarlas. Su padre ya las hab¨ªa preparado en un paquete¡±.
Con 104 a?os, Pepe todav¨ªa se acuerda de las figuras que vio pasar por San Mam¨¦s: ¡°A Luis Regueiro le vi en el Real Uni¨®n. Del Barcelona me acuerdo de Samitier, Piera y Sagi Barba. Y en el Real Madrid estaba Ricardo Zamora, no hab¨ªa un portero como ¨¦l, aunque en el Athletic jugaba Vidal¡±. Para ¨¦l, claro, los favoritos jugaban de rojo y blanco. ¡°Los mejores que he visto han sido Larraza y Panizo, bastantes a?os despu¨¦s. Jes¨²s Larraza se mat¨® en un accidente de moto cuando era joven, y le hicieron un monumento. Cuando muri¨®, en el colegio de los Escolapios, donde yo iba, se rez¨® un rosario por ¨¦l¡±. Conduc¨ªa una Harley-Davidson y se estrell¨® en Dos Caminos, cerca de Basauri. El monumento est¨¢ ahora en los jardines de las instalaciones de Lezama. ¡°De los primeros que vi me gustaban Rousse y Acedo. Tambi¨¦n Cantolla, que corr¨ªa como un demonio¡±.
Jos¨¦ D¨ªez se cas¨® con In¨¦s Larra?aga, que hab¨ªa nacido en Argentina. ¡°Su padre jugaba de defensa derecho en el Athletic, pero la familia Olaso le compr¨® una finca en Bilbao y le ofreci¨® marchar a la Patagonia para administrar una gran hacienda. S¨®lo le pusieron una condici¨®n: ten¨ªa que casarse antes de viajar¡±. Eran otros tiempos. De caballeros. ¡°Mire c¨®mo vienen ahora vestidos¡±, le dice Pepe al periodista, reproch¨¢ndole su aspecto. ¡°Entonces se iba a trabajar con traje, corbata y sombrero. Tambi¨¦n al f¨²tbol. Jugaba el Athletic en Ibaiondo, el estadio del Arenas, y s¨®lo se ve¨ªa gente bien vestida. All¨ª estaban Anduiza, que era m¨¦dico, y Yermo, un atleta, que despu¨¦s de jugar al f¨²tbol hac¨ªa ciclismo en el vel¨®dromo del campo. Cuando iba la gente de Bilbao a ver al Arenas, el maquinista del tren, al llegar al cruce del campo, tocaba la sirena y reduc¨ªa la velocidad para que baj¨¢ramos¡±. Casi de etiqueta, tambi¨¦n la gente trabajadora, inclemente con los futbolistas cuando jugaban mal. ¡°Recuerdo una eliminatoria de Copa. El Racing le meti¨® un 3-0 al Athletic en Santander. Cuando salieron al campo en San Mam¨¦s, les dijimos de todo. Vagos, sinverg¨¹enzas¡ Les ped¨ªamos que fueran a cargar sacos al puerto. Reaccionaron y ganaron 5-1, y ese a?o la Copa¡±.
¡°Los mejores que he visto son Panizo y Larraza, que se mat¨® en moto¡±
A Pepe s¨®lo se le ensombrece el semblante al hablar de la Guerra Civil, en la que particip¨®. Prefiere cambiar de tema, aunque cuenta: ¡°En el frente del Ebro me dispararon cuando iba con un caballo. Lo mataron, y yo tuve que esconderme detr¨¢s del cuerpo para no morir¡±.
Asegura que ¡°el f¨²tbol de ahora es s¨®lo espect¨¢culo¡±. ¡°No me llena. No s¨¦, casi no chutan a puerta, no tienen fuerza¡±, dice. ¡°Adem¨¢s s¨®lo piensan en el dinero. Mi mejor amigo era Antonio Ortiz, Tol¨ªn. Un d¨ªa lleg¨® Jos¨¦ Mar¨ªa Unibaso, Joma, que era periodista de La Gaceta y tambi¨¦n jefe de la Polic¨ªa Municipal, y nos dijo: ¡®Ustedes vengan conmigo¡¯. Yo pens¨¦, ?qu¨¦ querr¨¢? Pero era que quer¨ªan ficharle para el Athletic. Fuimos a las oficinas y le dijeron que pusiera las condiciones. ¡®?Qu¨¦ condiciones?¡¯, dijo Tol¨ªn. ¡®Ninguna. Jugar¡±. Ortiz fich¨® despu¨¦s por el Celta, el Racing, el Real Madrid y el Zaragoza.
Jos¨¦ dice que la ¨¦poca de Clemente no estuvo mal; recuerda que una vez vio entrar a la polic¨ªa a caballo en San Mam¨¦s, ¡°despu¨¦s de que una mujer que estaba enamorada del portero Blasco le atizara un paraguazo al ¨¢rbitro¡±, y sentencia que los seguidores rojiblancos ¡°pueden pensar lo que quieran, tener las ideas que quieran, pero al entrar en San Mam¨¦s s¨®lo se puede pensar en el Athletic¡±.
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