Cataclismo del PSG ante el Manchester United

Un Manchester United desclasado por la multitud de bajas que le asolaban, pero con el orgullo de su linaje, gener¨® el segundo cataclismo de los octavos de final de la Champions. Si el martes fue el Ajax el que fue capaz de remontar en el Bernab¨¦u el 1-2 que el Madrid se trajo de ?msterdam, este mi¨¦rcoles fue el diezmado equipo de Solskjaer el que firm¨® un vuelco hist¨®rico. Incre¨ªble por el 0-2 que deb¨ªa mejorar y por la superioridad mostrada en la ida por el Par¨ªs Saint Germain. El drama del multimillonario proyecto puesto en manos del alem¨¢n Thomas Tuchel se concret¨® en el tiempo de prolongaci¨®n. El colegiado esloveno Skomina fue conminado por los asistentes del VAR a revisar unas manos de Kimpembe que interceptaron un disparo de Dalot que no iba a ninguna parte. Rashford ejecut¨® a Buffon en medio del silencio sepulcral que se apoder¨® del Parque de los Pr¨ªncipes. El 1-3 descarrilaba el en¨¦simo intento del PSG y de su multimillonaria propiedad por asaltar la Copa de Europa. Esta vez fue la traicionera irracionalidad del f¨²tbol la que sepult¨® un proyecto dise?ado desde abrumadores golpes de talonario.

Lo inopinado de la gesta del United estuvo en la forma. No fue un equipo volcado sobre el campo contrario a la b¨²squeda de un caudal de ocasiones. Tampoco se prodig¨® en contragolpes que hicieran temer al PSG por la eliminatoria. Fue un milagro fr¨ªo desde el c¨¢lculo al que le obligaba la limitaci¨®n de recursos. Apenas tres disparos a puerta y tres goles que rubricaron la remontada.

Con esa alineaci¨®n de secundarios por el pu?ado de bajas que acumulaba entre sanciones y lesiones (Pogba, Martial, Herrera, Alexis, Mata, Lingard, Matic y Valencia), el United se present¨® en Par¨ªs con un plan de supervivencia. Fred, McTominay, Andreas Pereira, componentes del juvenil centro del campo que pudo armar Solskjaer, reflejaban ese trazo de equipo de circunstancias. M¨¢s dibujado y atornillado para esperar en campo propio y aguardar errores ajenos. Y el PSG se los concedi¨® ya desde la madrugada del encuentro. Antes de que se cumpliera el minuto dos Kehrer pisote¨® el manual de los pases en zonas de riesgo. Acostado sobre la banda, de espaldas, sin girarse para mirar, pretendi¨® jugar con Buffon. El regalo lo intuy¨® Lukaku, que sent¨® al meta italiano a la carrera y marc¨® a puerta vac¨ªa. El belga y Rashford eran las reminiscencias de un proyecto que naci¨® millonario en las manos de Jos¨¦ Mourinho y ahora parec¨ªa languidecer en Europa en las de Solskjaer.

No vari¨® su plan el United pese a ese primer golpe favorable. Sigui¨® como si no creyese que esa ventaja tempranera le daba vidilla en la eliminatoria. Apret¨® filas y dej¨® que el PSG ejerciera el gobierno del juego. No se exhibi¨® el equipo de Tuchel como en la ida. Comandado por Verratti, en Old Trafford se mostr¨® como una estructura m¨¢s sofisticada en la elaboraci¨®n e inalcanzable para el United. Esta vez, el mediocentro italiano ni estuvo tan fluido, ni le acompa?aron Draxler y Mbapp¨¦ como elementos desequilibrantes. Fue Di Mar¨ªa el m¨¢s empe?ado en acelerar el juego y en hacerles entender a los suyos que el agujero del United estaba en los costados. Cada incursi¨®n de Alves y Bernat generaba un destrozo. Mbapp¨¦ cogi¨® ese hilo y su pase atr¨¢s lo recogi¨® en el segundo palo Bernat para empatar.

Error de Buffon

Igualado el marcador en apenas diez minutos, menos a¨²n vari¨® su propuesta el United. Y no le fue mal porque se encontr¨® con otra d¨¢diva. Esta vez de Buffon, que no embols¨® un disparo lejano de Rashford. Al quite, Lukaku volvi¨® a instalar la angustia en el PSG. M¨¢s por el marcador que por el juego.

Durante casi una hora, el United sobrevivi¨® como pudo. El cambio de dibujo de Tuchel tras el descanso, pasando a una defensa de tres centrales, increment¨® el control del PSG. No fue un dominio avasallador. Con todo, Bernat y Mbapp¨¦ tuvieron el empate a dos y la eliminatoria en el tramo final del duelo. No concretaron ni uno ni otro y se gener¨® el escenario al que aspiraba el United, ya con dos chicos de su equipo de reservas, Greenwood y Chong, sobre el campo. Llegar a los minutos finales con vida. Agazapado, aguard¨® el equipo de Solskjaer otra concesi¨®n u otro golpe de fortuna. Y lo encontr¨® en esas manos de Kimpembe.