Gales desata la tormenta en el Seis Naciones

El genoma de Gales es su combate frente a la adversidad. Con su rugby regional en una crisis ¨Ccon la amenaza de fusi¨®n sobre sus principales franquicias¨C se ha hecho este s¨¢bado con el cetro del Seis Naciones tras un golpe may¨²sculo. Cardiff recibi¨® con estruendo el Grand Slam ¨Cganar todos los partidos¨C en el fin de ciclo de su seleccionador, Warren Gatland, tras 12 a?os en el cargo. Cay¨® desdibujada Irlanda, la vigente campeona que en noviembre tumb¨® a los All Blacks, ante una defensa imponente y un gran planteamiento del t¨¦cnico neozeland¨¦s, que suma su cuarto t¨ªtulo y legar¨¢ tras el Mundial de Jap¨®n, a partir de septiembre, la segunda mejor ¨¦poca en la historia galesa tras la leyenda de los 70. Cardiff oposita a epicentro del rugby tras 14 victorias seguidas y desplaza al XV del Tr¨¦bol en la segunda plaza del ranking mundial.

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En el primer duelo entre dos contendientes al t¨ªtulo en la ¨²ltima jornada desde 2013 ¨Cfecha del ¨²ltimo cetro gal¨¦s¨C Irlanda decidi¨® que el techo del estadio estuviera abierto y le cay¨® una tormenta. Gales sali¨® a por la patada atinada de Gareth Anscombe junto a la banda y ech¨® fuera a los irlandeses con el bal¨®n. Raudos, los locales pusieron el oval en juego y desbordaron con su maul, una de las fortalezas de su rival. Con ventaja, el neozeland¨¦s Anscombe se sac¨® de la chistera una patada con la par¨¢bola justa y Hadleigh Parkes exhibi¨® cent¨ªmetros para cazarla y ensayar a los 69 segundos.

Parkes, el h¨¦roe defensivo de la resistencia gales en Edimburgo seis d¨ªas atr¨¢s, firm¨® el placaje del torneo cuando Jacob Stockdale hab¨ªa superado a George North y activaba los propulsores rumbo al ensayo. El 12 gal¨¦s no solo le agarr¨® de la cadera en el ¨²ltimo instante posible, sino que provoc¨® que el pichichi del ¨²ltimo torneo perdiera el oval. Dos escenas de alto impacto an¨ªmico que no dejaron entrar en juego a los irlandeses, m¨¢s indisciplinados que de costumbre. La situaci¨®n de alarma en el XV del Tr¨¦bol era tal que, antes de la media hora y diez abajo, ya rechaz¨® canjear tres puntos con un tiro a palos y busc¨® el ensayo.

Irlanda, todo al rev¨¦s

No sali¨® bien. Irlanda recurri¨® a su maul y Gales neutraliz¨® la secuencia con una brillante r¨¦plica defensiva y cientos de brazos de por medio. Los locales neutralizaron una a una las fortalezas de su rival. La mel¨¦ no funcionaba y los saques de touch, que deb¨ªan caer del lado irland¨¦s ¨Cla selecci¨®n que m¨¢s saques hab¨ªa robado, uno de cada cuatro, frente a la que m¨¢s se hab¨ªa dejado robar¨C tambi¨¦n les fueron esquivos. Incluso su notable juego al pie, con el peligro de Jonathan Sexton y Conor Murray, fue rojo. Gatland aprovech¨® la lesi¨®n de North para introducir en la ecuaci¨®n la bota de Dan Biggar, el otrora l¨ªder reinventado en suplente de lujo.

Y la lluvia con la que Irlanda quer¨ªa endurecer el ritmo le salpic¨®. Gales ganaba las disputas a¨¦reas ante un rival conmocionado que comet¨ªa torpezas como el saque irregular de CJ Stander y se ve¨ªa a contracorriente frente a una zaga que entorpec¨ªa cualquier di¨¢logo. As¨ª las cosas, Anscombe canje¨® dos patadas m¨¢s y Gales se march¨® al descanso con la misma ventaja que volte¨® en la primera jornada en Par¨ªs (16-0) en la que fue la mayor remontada en la historia del torneo.

Sexton, que defiende su condici¨®n de mejor jugador del mundo, no pod¨ªa esconder su enfado. Suya deb¨ªa ser la reacci¨®n y las intervenciones en su regreso fueron impropias de su bagaje. Deb¨ªa ganar metros Irlanda y su 10 los ced¨ªa con dos malas patadas; la primera se fue directamente fuera ya la segunda, que serv¨ªa para reanudar el juego tras tres puntos m¨¢s de Anscombe, la dejaron botar fuera de su zona de marca los galeses. La guerra de trincheras de Gatland en el juego corto era ya inevitable y el capit¨¢n gal¨¦s, todo un gladiador como Alun Wyn Jones, hizo de gendarme. El anta?o conocido como Millennium contuvo la respiraci¨®n mientras los m¨¦dicos vendaban sus rodillas justo tras la marcha de North. Sus largas piernas son los cimientos del XV del Drag¨®n.

Los locales quer¨ªan la gesta de dejar a cero a los irlandeses como oda a su gran¨ªtica defensa. Solo lo evitar¨ªa Larmour en la ¨²ltima jugada. Necesitaba una carambola Irlanda, pero no se encontr¨® a s¨ª misma. Tambi¨¦n Inglaterra, que aguardaba un tropiezo gal¨¦s para llevarse el torneo ante Escocia. Se quedaron con la miel en los labios y Gales sum¨® el duod¨¦cimo Grand Slam de su historia. El 12 del esforzado Parkes.