¡°He ganado por mis hijos¡±
Tiger celebra que sus peque?os hayan podido verle vencer en Augusta, igual que su padre en 1997, y tras dos a?os en los que no pod¨ªa "ni andar"

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La escena pon¨ªa la piel de gallina. El hijo peque?o de Tiger lanz¨¢ndose en brazos de pap¨¢. Nunca le hab¨ªa visto ganar un grande. La madre de Woods abrazando al campe¨®n. Nadie mejor que ella ha visto su sufrimiento personal. La hija mayor de Woods, la pareja del golfista... Y todo Augusta puesto en pie en una de esas ovaciones que van m¨¢s all¨¢ de un t¨ªtulo. El golf, en deporte en general, reconoc¨ªa al jugador y a la persona que hab¨ªan regresado del pozo m¨¢s hondo.
?"Ha sido irreal", reconoc¨ªa Tiger al cerrar un ciclo emocional. Su padre le vio ganar en Augusta en 1997 cuando estaba enfermo del coraz¨®n. Sus hijos le vieron esta vez. "Mi padre no deb¨ªa haber venido entonces, pero vino, me dio una clase de putting el mi¨¦rcoles por la noche y el resto es historia. Mi padre ya no est¨¢, pero s¨ª mi madre, y mis hijos, Sam y Charlie. Estuvieron en el pasado Open Brit¨¢nico cuando comet¨ª algunos fallos y perd¨ª. No iba a dejar que eso pasara otra vez. Quer¨ªa ganar por ellos, para que vieran a su padre ganar un grande". El Tiger m¨¢s personal expres¨® sus sentimientos: "Hace un par de a?os no pod¨ªa andar. No pod¨ªa sentarme. No pod¨ªa tumbarme. No pod¨ªa hacer mucho... Antes de mi regreso, lo ¨²nico que sab¨ªan mis hijos del golf es que me causaba dolor. Si intentaba hacer el swing, me ca¨ªa al suelo. Ahora puedo jugar con ellos, participar en sus vidas como no pod¨ªa hacer. Espero que est¨¦n orgullosos de m¨ª. Que me hayan visto ganar como mi padre me vio a m¨ª es muy especial".
Se hab¨ªa levantado a las cuatro de la ma?ana. Quiz¨¢s no pod¨ªa dormir m¨¢s. Tiger volv¨ªa a sentir lo mismo que lleva sintiendo desde el primer torneo que recuerda haber jugado. Hambre por ganar, deseo de victoria. Y esta vez era algo muy especial. La posibilidad de ganar un grande despu¨¦s de 11 a?os, su 15? major, su quinta chaqueta verde¡ de enterrar, al fin, el miedo a no volver a ser golfista despu¨¦s unos a?os de lesiones y problemas personales. Su pareja y sus hijos peque?os le segu¨ªan en ese camino.
26 de noviembre de 2017. El mito est¨¢ hundido. Hay que bucear hasta el puesto n¨²mero 1.199 de la clasificaci¨®n mundial para encontrar el nombre de Tiger Woods. Su ca¨ªda deportiva coincide con su declive personal. En mayo hab¨ªa sido arrestado por conducir bajo los efectos de los f¨¢rmacos contra el dolor, un c¨®ctel de medicamentos que le dej¨® drogado al volante. La imagen de su ficha policial, con el rostro hinchado y la mirada perdida, era el s¨ªmbolo de su derrumbe. Ocho operaciones hab¨ªan cosido un cuerpo lleno de cicatrices. Quienes le recuerdan en aquella ¨¦poca hablan de un hombre que se mov¨ªa como un anciano. Ni siquiera pod¨ªa bajar unas escaleras de frente. En la cena de los campeones del Masters confes¨® que no sab¨ªa si volver¨ªa a jugar. Pensaba en el fin de su carrera. Solo una incre¨ªble voluntad de superaci¨®n le rescat¨® de los infiernos. El milagro sucedi¨®. Cuando empez¨® a sentir cierta mejora en la espalda tras la ¨²ltima operaci¨®n, cuando vio solo un poquito de luz al final del t¨²nel, Tiger se lanz¨® hacia su regreso con la misma determinaci¨®n con la que ha hecho historia. En 2018 volvi¨® a celebrar un t¨ªtulo, el Tour Championship, cinco a?os despu¨¦s. Ya son 81 en su carrera, a solo uno del registro de Sam Snead.
El siguiente paso era un grande despu¨¦s de ser sexto en el ¨²ltimo Open Brit¨¢nico (l¨ªder tras 63 golpes) por detr¨¢s de Molinari y segundo en el Campeonato de la PGA, a dos golpes de Koepka. Precisamente dos grandes rivales del Tigre en este Masters. M¨¢s que un regreso, ver a Tiger competir por ganar en Augusta era una resurrecci¨®n.
Desde ese 16 de junio de 2008 en el que logr¨® su ¨²ltimo grande, un US Open que conquist¨® cojo, hasta este domingo hab¨ªan pasado 10 a?os, nueve meses y 27 d¨ªas; 3.954 jornadas sin dar un bocado grande. Un oc¨¦ano para quien fue n¨²mero uno durante 683 semanas, m¨¢s que los cinco siguientes juntos (Greg Norman, Nick Faldo, Rory McIlroy, Dustin Johnson y Seve Ballesteros) en la clasificaci¨®n mundial. La ¨²ltima vez que Woods vio a todos desde arriba fue el 11 de mayo de 2014. A este Masters desembarc¨® como el n¨²mero 12. Y parte el sexto.
¡°Nadie en el golf ha vuelto como ¨¦l¡±, se rinde Gary Player. ¡°Si tiene los nervios bajo control con el putt, puede ganar el Masters los pr¨®ximos 10 a?os¡±, avisa Jack Nicklaus, el due?o del r¨¦cord hist¨®rico de 18 grandes. "Estoy feliz por Tiger y por el golf, es fant¨¢stico", a?adi¨®. El Oso Dorado conquist¨® su sexta chaqueta verde en 1986 con 46 a?os, seis despu¨¦s de sus dos majors anteriores, el US Open y el PGA de 1980. Fue su ¨²ltima corona, transcurridas 24 temporadas de su primer gran t¨ªtulo. Tiger abri¨® la lata hace 22, con el Masters de 1997, y estos d¨ªas en Augusta, a los 43 de edad, ha encarado otro himalaya, entrar en la corte de golfistas que han conquistado un grande 11 temporadas despu¨¦s de su anterior triunfo en el Grand Slam: Julius Boros (US Open de 1952 y 1963), Henry Cotton (Open Brit¨¢nico de 1937 y 1948), Hale Irwin (US Open de 1979 y 1990) y Ben Crenshaw (Masters de 1984 y 1995).
?Cu¨¢ntos grandes hubiera ganado Tiger de no ser por las lesiones? ?20? ?25? Seguramente hubiera elevado la cifra a otro planeta. Por ahora ha vuelto a poner en marcha la cuenta: 15.
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