Luis Su¨¢rez, 13 meses despu¨¦s
El uruguayo, volc¨¢nico porque se las tuvo con todos los rivales, marca su primer tanto en Europa tras 36 remates
Aunque se sab¨ªa que el Liverpool es un equipo el¨¦ctrico que se define por sus carreras supers¨®nicas, desde el cuerpo t¨¦cnico azulgrana valoraron que lo mejor era regar el campo apenas unos minutos antes de que sonora la tonadilla de la Champions. Decisi¨®n que le vali¨® al Bar?a para imponer su f¨²tbol (a ratos) por el suelo y que aprovech¨® con gusto Luis Su¨¢rez porque, como si se tratara de un juego de verano con el suelo deslizante, se tir¨® de rodillas y resbal¨® hasta cruzar la l¨ªnea de fondo. Entonces, sac¨® m¨²sculo con los brazos y cerr¨® los pu?os para soltar un par de alaridos con alma, regeneradores y liberadores, como si se sacudiera los demonios de encima. Y bien pudo ser eso porque, tras 13 meses de sequ¨ªa en la Champions, de nueve encuentros completos y un pellizco m¨¢s, de 836 minutos, marc¨® su gol.
Desde sus comentarios en la rueda de prensa a su f¨²tbol, pareci¨® que los del Liverpool fueran universitarios, despreocupados por el qu¨¦ dir¨¢n o por las consecuencias de su alegr¨ªa y juerga, aunque sabedores de que tienen el poder de cambiar las cosas con sus decisiones y actos. Destilan felicidad por lo que les llega y conquistan ¡ª¡°?qu¨¦ gran elogio!¡±, solt¨® con aut¨¦ntica fascinaci¨®n Sadio Man¨¦ cuando le cuestionaron si los tridentes ofensivos de ambos equipos eran los mejores de Europa¡ª, al tiempo que no temen a los ex¨¢menes finales porque han estudiado lo suyo. Y el Bar?a se lo sab¨ªan al dedillo. Aunque quiz¨¢ no contaban con la suplencia de Arthur y la titularidad de Arturo Vidal, con el profesor pitbull, ese que no deja pasar ni una. Pero no solo se entreg¨® a fondo el chileno en defensa sino que con los cambios de orientaci¨®n descoloc¨® al Liverpool, m¨¢s preocupado en el juego interior rival que en las cabalgadas por las alas. As¨ª, en uno de esos desplazamientos, el bal¨®n cay¨® a pies de Coutinho, que toc¨® hacia atr¨¢s para la llegada de Alba. Centro entre los centrales y ruptura de Su¨¢rez para pisar el ¨¢rea chica y poner el gancho, tambi¨¦n el tanto. "?Uruguayo, uruguayo!", cantaba la hinchada con desenfreno. No era para menos. Era el gol que bat¨ªa la resistencia del Liverpool, el 500 del Bar?a desde que se cambi¨® al formato Champions ¡ªel inaugural lo hizo Begiristain (director deportivo del Manchester City) en 1993¡ª, el primero de Su¨¢rez en mucho tiempo. Tanto, que el anterior, frente a la Roma en los cuartos de final de la pasada edici¨®n, tambi¨¦n a Allison.
Al larguero
No debi¨® de ser casualidad que Su¨¢rez entrara en combusti¨®n instantes antes, cuando le recrimin¨® a Robertson que no devolviera la pelota r¨¢pido para impedir que el Bar?a la pusiera en juego. ¡°Si estamos haciendo un cambio¡¡±, se vino a excusar el lateral, se?alando a la banda porque Keita, lesionado, chocaba las manos con Henderson. Ni caso le hizo Su¨¢rez, que se le encar¨® como tambi¨¦n lo hizo con Van Dijk. Luego, lleg¨® su tanto. Pero no rebaj¨® las pulsaciones porque tambi¨¦n se las tuvo Milner cuando le dio a Messi un empuj¨®n a destiempo y hasta con Allison por protestar una jugada inocua. Rifirrafe que la afici¨®n cul¨¦ bendijo al grito de ¡°?Uruguayo, uruguayo!¡±.
Pudo hacer otra diana Su¨¢rez, pues recibi¨® un bal¨®n milim¨¦trico de Messi en carrera con solo Alisson por delante. Pero se enred¨® en el control y en el arranque lo suficiente para que Matip se corrigiera a tiempo. Y m¨¢s clara fue esa otra en la que tras un eslalon de Messi le lleg¨® el bal¨®n de rebote a Sergi Roberto, que la puso como pudo a la llegada de Su¨¢rez. Sin otra alternativa porque iba en carrera y la pelota se le quedaba atr¨¢s, el 9 le peg¨® con el muslo, pero para su infortunio la pelota la escupi¨® el larguero. Para su dicha, sin embargo, le cay¨® a Messi e hizo el segundo tanto. Volvi¨® a gritar Su¨¢rez como tambi¨¦n lo hizo en el de falta de Leo porque los goles de Messi son los goles de su amigo y del Bar?a. Tambi¨¦n los suyos. Y el que meti¨® primero lleg¨® tarde, pero fue m¨¢s que bien.
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