La gloria del Interior
El Atl¨¦tico Tucum¨¢n, una de las excepciones que rompe la hegemon¨ªa de la provincia de Buenos Aires, vive su momento de gloria al golear al River Plate
La provincia de Buenos Aires es una de las 23 que integran la Rep¨²blica Argentina. Pero no es una provincia cualquiera. M¨¢s de 16 millones de argentinos, un tercio del total, viven en ella. Su peso pol¨ªtico y econ¨®mico es enorme. Y tambi¨¦n su peso futbol¨ªstico. Si miramos la clasificaci¨®n final de la reci¨¦n concluida Superliga, vemos que entre los diez primeros equipos hay ocho bonaerenses: Racing, Defensa y Justicia, Boca, River Plate, V¨¦lez, Independiente, Tigre y Hurac¨¢n. Las excepciones son dos: Uni¨®n Santa Fe, octavo, y Atl¨¦tico Tucum¨¢n, quinto.
Tucum¨¢n se encuentra en el coraz¨®n de lo que la gente llama el interior del pa¨ªs. Mart¨ªn Caparr¨®s escribi¨® un libro fascinante, titulado, claro, El Interior, sobre ese espacio vasto e incierto con una personalidad tan propia, tan variada y tan ex¨®tica que obliga a reflexionar sobre si los argentinos comparten muchos rasgos comunes, m¨¢s all¨¢ de la fachada rioplatense que desde fuera identificamos con el todo. Dentro del interior, Tucum¨¢n se alinea con El Norte. Por detr¨¢s o encima tiene Salta, Jujuy y el vago l¨ªmite con Bolivia. Al oeste, Chile. Es territorio latinoamericano, con todo el realismo m¨¢gico que quieran. Caparr¨®s cuenta en su libro la historia de una vaca que sus due?os ataban a la cama del dormitorio durante la noche, para evitar que la robaran, y que un d¨ªa amaneci¨® a¨²n atada pero convertida en piel y huesos: alguien muy sigiloso la hab¨ªa matado a oscuras y se hab¨ªa llevado toda la carne. No se trata de una an¨¦cdota tucumana, pero refleja algo sobre el esp¨ªritu del interior del pa¨ªs.
La vida es peculiar en el conf¨ªn norte?o, cat¨®lico y conservador, a m¨¢s de mil kil¨®metros (reales y figurados) de los rasgos europeos que caracterizan Buenos Aires. Consideremos el caso de Atl¨¦tico Tucum¨¢n, el club decano de la regi¨®n (de ah¨ª su apodo, El Decano), antiguo y poderoso en su tierra (tambi¨¦n lo llaman El Gigante del Norte), peque?o en comparaci¨®n con las potencias bonaerenses. Fue fundado en 1902 por un grupo de pr¨®ceres locales y desde 1903 viste la zamarra con los colores de la bandera argentina: antes que Racing, antes que la selecci¨®n, Atl¨¦tico Tucum¨¢n fue el primer equipo albiceleste. Su palmar¨¦s es modesto. ?ltimamente, sin embargo, ha vivido momentos de gloria como el ascenso a la m¨¢xima categor¨ªa en 2009 (seguido de un descenso) y la participaci¨®n en la Copa Libertadores en 2017.
Ahora atraviesa un gran momento. Juega duro y concentrado, con dos delanteros peleones (D¨ªaz y Toledo) y una zaga dispuesta a cualquier sacrificio. Su robustez debe mucho al t¨¦cnico Ricardo Zielinski, El Ruso, cuya trayectoria profesional retrata con bastante claridad el humus que conforma el subsuelo del f¨²tbol argentino: pas¨®, antes de Atl¨¦tico, por los banquillos de Ituzaing¨®, San Telmo, Deportivo Mor¨®n, Defensa y Justicia, All Boys, Juventud Antoniana, El Porvenir, Temperley, Ben Hur, Chacarita, Patronato y Belgrano, donde se le reverencia.
El s¨¢bado, el estadio Jos¨¦ Fierro de Tucum¨¢n tembl¨® como nunca esta temporada. Tras conseguir el quinto puesto en la Superliga y una clasificaci¨®n continental, El Decano se enfrentaba en cuartos de final de la Copa de la Superliga (s¨ª, es un l¨ªo) con el poderoso River Plate, campe¨®n de la Libertadores. Y consigui¨® lo que nunca hab¨ªa logrado: ganar a los gallinas. No fue una victoria raspada, no. Fue un 3-0 que dej¨® a los porte?os tiritando.
River podr¨ªa remontar tal vez en el partido de vuelta. Hemos comprobado en las semifinales europeas que nunca nada es seguro, y River tendr¨¢ el calor de los suyos en el Monumental. Quiz¨¢ esto sea ef¨ªmero. Quiz¨¢ tambi¨¦n sea ef¨ªmera la buena ¨¦poca de Atl¨¦tico, porque El Ruso tiene muchas posibilidades de irse a otro club, como Hurac¨¢n, en Buenos Aires. Pero el momento de gloria tucumano durar¨¢ en la memoria profunda del Interior
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