Bartomeu, esclavo de un triplete
El presidente del Bar?a siente que debe tomar alguna decisi¨®n porque la opini¨®n p¨²blica no se expresa en la misma sinton¨ªa que los socios consultados regularmente por el club
El barcelonismo busca un cabeza de turco sin que se sepa si alguien debe pagar porque el equipo fuera eliminado de las semifinales de la Liga de Campeones y haya perdido la final de la Copa despu¨¦s de ganar la Liga. No parece precisamente un mal resultado si se tiene en cuenta el curr¨ªculo del club y menos si se compara con la temporada del Madrid.
Nadie ha pedido p¨²blicamente la dimisi¨®n de Bartomeu, quiz¨¢ porque se sabe que su mandato expira en 2021, el mismo a?o que termina el contrato de Messi, y de momento el ¨²nico precandidato declarado es un se?or muy educado de nombre V¨ªctor Font. Tiempos de paz institucional que nada tienen que ver con la ¨¦poca de las mociones de censura de Laporta o Rosell.
El presidente siente sin embargo que debe tomar alguna decisi¨®n porque la opini¨®n p¨²blica no se expresa en la misma sinton¨ªa que los socios consultados regularmente por el club, reiterativos en calificar con un notable la gesti¨®n de la junta del Bar?a. Hay mucho ruido medi¨¢tico y los aficionados no perdonan el 4-0 de Liverpool y les escuece tambi¨¦n el 1-2 de Sevilla.
A Bartomeu le silban los o¨ªdos y ahora mismo duda entre despedir al manager Pep Segura, de la misma manera que destituy¨® a Zubizarreta y Robert Fern¨¢ndez, o prescindir del entrenador Valverde, convencido de que la aver¨ªa es coyuntural y no estructural, f¨¢cil de solucionar en un club con los recursos del Barcelona.
No es un dilema cualquiera porque si hay una figura que ha sido consecuente con su ideario es Valverde. El Txingurri siempre ha sido el mismo entrenador en el Athletic que en el Valencia, el Espanyol o el Bar?a. No hay muchas alternativas mejores si la ¨²nica condici¨®n para ser t¨¦cnico del Barcelona es la de ganar la Champions. Nadie en el mercado es capaz de asumir tal reto, y menos despu¨¦s de los fracasos del equipo en sus salidas por Europa.
Una vez sabido que no alcanza con Messi, ni con una buena pol¨ªtica de fichajes y traspasos, una salida ser¨ªa abrazar las tesis de enemigos como Cruyff y Guardiola. Ante situaciones parecidas, la respuesta de Cruyff era siempre la misma: ¡°Es imposible saber porqu¨¦ pierdes si antes no has sabido porqu¨¦ ganabas¡±. Habr¨ªa pues que contar con alguien que descifra el misterio de JC.
Y, si se trata de ser resultadista, a Bartomeu le basta con defender el balance de Valverde para certificar que el t¨¦cnico cumplir¨¢ el contrato vence en 2020.
El problema es que nunca se ha sabido cu¨¢les eran los gustos futbol¨ªsticos de la actual directiva, que ha improvisado muy a menudo, falta de liderazgo, siempre pendiente de complacer a los futbolistas que conquistaron Berl¨ªn. No est¨¢ muy claro que pretende m¨¢s all¨¢ de reconquistar Europa. Nadie deber¨ªa olvidar, en cualquier caso, que en plena crisis por la pugna Messi-Luis Enrique, Bartomeu convoc¨® elecciones y fue reelegido despu¨¦s que el equipo ganara el triplete: Liga, Champions y Copa.
El presidente sigue siendo esclavo hoy de aquel tridente y de aquel triplete con el que nadie contaba en enero de 2015.
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