Hazard conduce al Chelsea a la conquista de la Europa League
Una magn¨ªfica actuaci¨®n del mediapunta, autor de dos goles y una asistencia, eleva al equipo de Sarri a costa de un Arsenal incapaz de activar a sus mejores jugadores
Eden Hazard puso el broche a su ciclo ingl¨¦s con un partido memorable que le vali¨® la Europa League. Fue su ¨²ltimo legado al Chelsea, al cabo de una jornada que le elev¨® por encima de toda la concurrencia con dos goles, una asistencia, y la impresi¨®n extendida de que nada lo sobrepas¨®. El genio que durante siete a?os habit¨® en Stamford Bridge coron¨® su trayectoria brit¨¢nica al tiempo que puso el trofeo en manos de su entrenador, Maurizio Sarri, tan vilipendiado en Inglaterra como ingenioso merecedor de su primera copa.
Arsenal y Chelsea exportaron el derby de Londres a 4.000 kil¨®metros hacia el este, distancia que no se sale de la jurisdicci¨®n de la UEFA pero que inmediatamente inspir¨® sentimientos at¨¢vicos en la hinchada occidental. Result¨® que a pesar de las protestas de los sufridos seguidores ingleses Europa no acaba en el Canal de la Mancha ni en la selva de Bohemia sino que se extiende sobre el C¨¢ucaso y sobre la ex¨®tica Bak¨² con sus aromas b¨¢rbaros y su fabuloso estadio, tan grande y tan ol¨ªmpico que los jugadores parecieron aislados en medio de una pradera lejana, inaccesible al aliento de la muchedumbre de peregrinos. La idea de enajenaci¨®n presidi¨® el arranque del partido. Baste decir que los mejores jugadores implicados, Mesut ?zil y Eden Hazard, tardaron media hora en entrar en juego. El tiempo que les llev¨® encontrar a sus equipos voluntariamente perdidos en un paisaje extra?o.
El duelo t¨¢ctico empe?¨® a los t¨¦cnicos en una empresa contradictoria. Sarri y Emery se esforzaron tanto por enrarecer el aire al rival que ahogaron a sus adversarios en la misma medida en que negaban protagonismo a sus mejores futbolistas. Sarri simplific¨® la salida del Chelsea con balones largos a Giroud para conservar una estructura frente a su porter¨ªa y as¨ª impedir que Aubameyang y Lacazette ganaran velocidad en las transiciones. Emery superpobl¨® el eje de su campo con tres volantes y tres centrales para estorbar a Hazard, y limit¨® sus ataques a la f¨®rmula elemental de las incursiones de los carrileros en b¨²squeda de superioridades por banda. ?zil, la gran estrella del Arsenal, qued¨® postergado, limitado en tierra de nadie a la ingrata tarea de esperar a que le llegara un bal¨®n rebotado de alguna jugada malograda. Como quiera que ?zil decidi¨® hace mucho que ya no sufrir¨ªa por el f¨²tbol, result¨® que el f¨²tbol comenz¨® a sufrir por ¨¦l.
El partido ofreci¨® entonces una imagen distorsionada de la realidad. Aparentemente domin¨® el Arsenal con sus jugadas vertiginosas por afuera, sus cambios de orientaci¨®n y sus llegadas con Niles y Kolasinac, y sus remates desde fuera del ¨¢rea, como ese que ejecut¨® el pl¨¢stico Xhaka. Muchas dudas inspira el confuso juego del balompi¨¦ al ojo vago del aficionado de barra de bar. En la oscuridad m¨¢s profunda de la situaci¨®n m¨¢s ininteligible, sin embargo, cabe una certeza total. En esta industria de espejos y espejismos nadie se peina con tanta prolijidad como Granit Xhaka. M¨¢s cuestionable es su competencia como mediocentro. El hombre casi siempre va con retraso.
Un pase largo de David Luiz transcurrida la media hora de partido reflej¨® la distracci¨®n de Xhaka y anticip¨® el desenlace. Giroud descolg¨®, Hazard recibi¨® de espaldas y jug¨® de tac¨®n para Emerson que puso a prueba a Cech. El portero checo se estir¨® minutos despu¨¦s para sacar otro tiro, esta vez de Giroud, h¨¢bil para explotar el pase filtrado de Hazard entre Xhaka y Koscielny.
La final fue del equipo que antes conect¨® con su mejor futbolista. Fue significativo ver a Hazard salir del vestuario tras el descanso, bromeando con Higua¨ªn. Como si estuviera a punto de comenzar un recreo. Iba tentado de la risa, seguro del terreno que pisaba. El marcador no tard¨® en moverse. La acci¨®n comenz¨® con un saque de banda de Azpilicueta que Jorginho hizo girar hacia el otro costado, a donde Pedrito proyect¨® a Emerson, que centr¨®. La pelota iba a 50 cent¨ªmetros del suelo. Koscielny ten¨ªa el despeje a tiro pero la cabeza de Giroud lleg¨® antes que el pie del central. El disparo entr¨® pegado al palo derecho. Imparable.
El 1-0 desestabiliz¨® al Arsenal y elev¨® a Hazard. Explotando la progresiva descomposici¨®n del entramado previsto por Emery en el el medio de la zaga, el mediapunta belga fue juntando a sus compa?eros al ritmo que mejor le conven¨ªa a cada acci¨®n. El 2-0 cerr¨® un contragolpe iniciado por Jorginho y administrado por Hazard, que encontr¨® a Pedro solo en el ¨¢rea despu¨¦s de una llegada que los volantes rivales debieron prevenir. El 3-0 volvi¨® a castigar la languidez del Arsenal, concentrada en el aire contemplativo de Xhaka, que asisti¨® a la jugada inm¨®vil. Maitland Niles le hizo penalti a Giroud para concluir una jugada que volvi¨® a encauzar Hazard con Pedro. El belga cumpli¨® con el remate y la afici¨®n azul comenz¨® a celebrar el t¨ªtulo.
El gol de Iwobi, un trallazo desde fuera del ¨¢rea, apenas disimul¨® el derrumbe an¨ªmico y futbol¨ªstico del Arsenal. Hazard volvi¨® a golpear, autor del cuarto gol de su equipo antes de retirarse a falta de un minuto para el final cantado. Perdi¨® Unai Emery en el umbral de levantar su cuarta Europa League. Gan¨® Sarri, veterano del f¨²tbol que ingres¨® en la elite de manera tard¨ªa, tan sagaz como generoso. Su figura de abuelo embutida en un ch¨¢ndal mal planchado debi¨® inspirar la simpat¨ªa de la plantilla, que acudi¨® a agazajarlo. Los jugadores le abrazaron como si se despidieran. Todos saben que el Milan y la Juventus le quieren repatriar y ¨¦l se muestra tan decidido a cambiar de rumbo como Hazard.
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