Ni el calor de Bah¨ªa abriga a Messi ante Colombia
Argentina muestra dos caras en su debut en la Copa Am¨¦rica y cae por 0-2 ante la selecci¨®n de Carlos Queiroz
Argentina fue pasado y presente frente a Colombia. Arranc¨® angustiada y desconcertada, termin¨® valiente y renovada. Colombia, sin embargo, perdon¨® a la Argentina de ayer y liquid¨® a la de hoy. El equipo de Carlos Queiroz maniat¨® a la Albiceleste en el primer tiempo, pero cuando espabil¨® la nueva generaci¨®n de Scaloni llegaron dos contras letales, primero de Roger Mart¨ªnez y despu¨¦s de Jefferson Lerma para que definiera Duv¨¢n Zapata y dejaron a Argentina sin nada en su presentaci¨®n en la Copa Am¨¦rica en Bah¨ªa. Una ciudad intensa, un estadio cari?oso con Messi de principio a fin.
Se respira una m¨ªstica especial en Salvador de Bah¨ªa. La capital de Bah¨ªa, cuarto Estado m¨¢s poblado de Brasil, no vio nacer el bossa nova (surgi¨® en R¨ªo de Janeiro), pero fue la cuna de Gilberto Gil y Caetano Veloso. Un canto en contraposici¨®n a la samba, hijo del jazz, primo del tango. Una ciudad que no tiene problema en pitar a la Canarinha en el debut de la Copa Am¨¦rica de 1989 porque el t¨¦cnico Sebasti?o Lazaroni dej¨® fuera de su selecci¨®n a Charles, figura del Bah¨ªa, campe¨®n del Brasileirao, ni de rendir homenaje a Lionel Messi, capit¨¢n de Argentina. La Albiceleste cambi¨® el predio de Ezeiza por el estadio del Vitoria y Bah¨ªa se volc¨® con Messi. En la calle asomaban camisetas con los colores del Bar?a y de Argentina, todas con la 10 en la espalda. El abrazo de Brasil, sin embargo, no es suficiente para abrigar a Messi.
Argentina no quiso crear un sistema para abastecer a La Pulga. La propuesta era m¨¢s pragm¨¢tica, esencialmente m¨¢s simple: un equipo que buscaba solidez en el fondo para que el talento de Ag¨¹ero y Messi se la rebuscaran en ataque. De entrada, no pas¨® ni una cosa ni la otra. Ni Argentina fue una roca en la zaga, ni el Kun y La Pulga tuvieron con qu¨¦ despertar a su talento, sin la l¨¢mpara no hay nada para frotar. Y Messi ni ol¨ªa la pelota.
La presi¨®n era descoordinada, el equipo retroced¨ªa sin orden y la salida de bal¨®n era imprecisa o t¨ªmida. El resultado era el de un equipo largo, sin m¨¢s pegamento que Lo Celso, solo socio de Messi cuando Colombia los arrinconaba en la franja derecha. La receta de Colombia era la opuesta a la de Argentina. Las individualidades al servicio del colectivo, as¨ª Guardado se convirti¨® en el referente de un medio campo, en el que James se sumaba para generar superioridades en la medular. Colombia no aprovechaba su momento. Y parec¨ªa que Scaloni se lo agradec¨ªa.
El t¨¦cnico meti¨® mano en el entretiempo. De Paul por Di Mar¨ªa, un cambio que no vari¨® el sistema pero que modific¨® completamente la actitud y el funcionamiento de Argentina. Paredes busc¨® por primera vez la porter¨ªa de Ospina con un fort¨ªsimo disparo que roz¨® el palo. Messi le tir¨® un ca?o precioso a Mina en el ¨¢rea que Barrios lleg¨® a cortar y de nuevo La Pulga no pudo rematar de cabeza con precisi¨®n el rechace de Ospina a un buen testarazo de Otamendi. Argentina estaba metida en el partido y Ospina se iluminaba, como cuando se luci¨® frente al bombardero Paredes.
Pero el f¨²tbol tiene sus contradicciones: en el mejor momento de Argentina, ya due?o y se?or del partido, Roger Mart¨ªnez se invent¨® una carrera el¨¦ctrica para finalizar con un remate certero, imposible para Armani. Argentina no se desanim¨®, no le quedaba m¨¢s remedio. Arriesg¨® m¨¢s. Y perdi¨®. Una contra fulminante de Lerma encontr¨® c¨®modo en el ¨¢rea a Zapata para que firmara el 0-2. Ya no hubo m¨¢s v¨¦rtigo de Colombia, que custodi¨® con certeza a Ospina.
¡°Mi cantar en la oscuridad de esa nostalgia nos da la luz de la luna¡±, canta Gilberto Gil. Pero ni el calor de Bah¨ªa ni la dulce melancol¨ªa del bossa nova le borra la tristeza a la Argentina de Messi.
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