?ngel Madrazo se lleva la etapa y Superman L¨®pez el liderato de La Vuelta
El ciclista espa?ol se impone en la subida a Javalambre el d¨ªa que el colombiano se viste de rojo
En la Vuelta, quien m¨¢s habla es quien menos tiene que decir, filosofa uno que ve por la ma?ana en L'Eliana a Nico Portal dando respuestas de media hora a un periodista de Eurosport que le pregunta c¨®mo es la subida al Observatorio de Javalambre, una cumbre que muy pocos han visto y cuyo perfil en el mapa a todos asusta. As¨ª es la vida, filosofa otro m¨¢s tarde, cuando ya ha terminado la etapa y toda la ciencia y conocimiento del director del Ineos se ha transformado en la nada de sus corredores, los del mejor equipo del mundo, a los que Portal, por si acaso, los pone a todos con su maillot Burdeos en cabeza del pelot¨®n para que hagan ?buuu!, como si quisieran quitar el hipo con su susto a un pelot¨®n que bosteza. Y ah¨ª se acaba su discurso. Y a?ade el fil¨®sofo de la acera, como crey¨¦ndose profundo, todos somos supervivientes, agencias publicitarias de nosotros mismos,
Algunos son campeones. Otros hablan por ellos y de ellos cuando ganan, como Madrazo, que se lleva la etapa; como Superman, que recupera el maillot rojo de l¨ªder que hab¨ªa perdido en la segunda etapa.
Superman habla lo justo y cuando ataca, con su maillot blanco de mejor joven, que ya le cansa, se mimetiza con el paisaje estepario de una sierra seca y clara, es uno con los pedruscos y las peque?as matas de sabinas rastreras que atraviesa su estrecha l¨ªnea de asfalto negro y nuevo, y, m¨¢s arriba, ya donde el escaso agua se ha rendido ante las piedras, peque?as extensiones de pr¨ªmulas acolchadas, unas alfombras naturales que los ciclistas no pueden apreciar, pero en las que les gustar¨ªa tumbarse, mirar al cielo y respirar libres, y por la noche, ver las estrellas. Chilla el p¨²blico ¡ªy es un clamor cuando su Valverde se mueve, su ¨ªdolo nacional¡ª, grita la gente que disfruta con el sufrimiento generoso de otros, su espect¨¢culo gratuito, y chillan los colores de las vallas publicitarias, que les asfixian, y chillan los altavoces que quieren crear emoci¨®n y desconciertan, y llora Jos¨¦ Herrada, un ciclista duro, de Cuenca, que hab¨ªa pensado que pod¨ªa ganar la etapa y ha terminado tercero.
Le ha ganado ?ngel Madrazo, peque?ito y vivaz, que hasta ahora era conocido como el Gorri¨®n de Cazo?a, su barrio en Santander, y quiz¨¢s, despu¨¦s de su ascensi¨®n veloz y triunfal al Pico del Buitre, a donde las estrellas est¨¢n tan cerca, y los astrof¨ªsicos se afanan mir¨¢ndolas por las noches con sus telescopios, tan cerca, le puedan empezar a llamar el Alaphilippe de Cantabria, tan vivaz e incansable se mueve todos los d¨ªas, como el franc¨¦s at¨®mico en el Tour de champ¨¢n, acumulando premios de la combatividad y maillots de lunares azules de rey de la monta?a. Tiene 31 a?os, corre en un equipo peque?o, el Burgos, que viste de morado castellano, y cuando le preguntan qu¨¦ toma para estar tan fuerte y para correr con tanta energ¨ªa, como si la fatiga traicionera le resbalara o pasara de ¨¦l, ¨¦l responde feliz que cuando no puede m¨¢s piensa que su hijo Lucas, de cuatro a?os, est¨¢ viendo la tele y que no puede decepcionarle y entonces le da m¨¢s duro. ¡°Me lo dicen y me motiva m¨¢s que un gel de cafe¨ªna¡±, dice, y se r¨ªe campechano, y se emociona y dice que, en el fondo, lleva toda su vida peleando, y sigue hablando, y habla m¨¢s que Portal, pero tiene toda una vida que contar, la de un ciclista que lleva 12 a?os casi an¨®nimo en el pelot¨®n del que saca, cuando muchos habr¨ªan perdido la esperanza, la cabeza con una gran victoria, y gana en la Vuelta, donde la ¨¦pica nace de lo m¨¢s cotidiano, y de la ayuda de un compa?ero de equipo en la fuga, el holand¨¦s Jetse Bol, que se hizo medio colombiano porque el Manzana Postob¨®n quer¨ªa un rodador para su conquista de Europa y acab¨® haci¨¦ndose casi escalador. Entre los dos se la juegan al tercero, al inconsolable Jos¨¦ Herrada, del que tambi¨¦n se acuerda, educado y dicharachero, Madrazo, que termina su relato con un, ¡°espero no haberos aburrido¡±.
La fuga, que llega porque ning¨²n equipo de los grandes parece querer derrochar trabajo por terreno machacador a cambio de una hipot¨¦tica victoria de etapa, es la an¨¦cdota de una etapa que, como las pel¨ªculas de arte y ensayo, exige una paciencia infinita del espectador a la espera de un desenlace cuyas expectativas han ido aumentando, como las tormentas que vean creciendo lentas, inocentemente parece, y son las m¨¢s fuertes. Cuando ataca Superman, Valverde ya hab¨ªa abierto una herida grande en el grupo, y hab¨ªa dejado atr¨¢s a Nairo, que acepta que el equipo de ambos, el Movistar, corra como lo hizo en el Giro, tan triunfante, y como lo hizo en el Tour: todos son iguales, los dos l¨ªderes, hasta que uno demuestre que es el m¨¢s fuerte. Nairo lo fue el domingo, Valverde, el mi¨¦rcoles, y a su aceler¨®n solo responden Roglic, y su escudero Kuss, el fen¨®meno esloveno Pogacar, y Superman, el que esperaba justo eso, que otro hiciera el trabajo sucio de descremar la leche y le dio duro a los pedales a falta de tres kil¨®metros para irse a por el rojo. ¡°Pero tampoco se fue mucho, ?eh?¡±, dice Valverde, de pocas palabras, ¡°solo unos segundos. Y todo puede pasar¡±. Valverde dice que durante la Vuelta del a?o pasado solo pens¨® en el Mundial, pero que este est¨¢ totalmente concentrado en la Vuelta. Y Nairo dice: ¡°Al que mejor vaya hay que respetarlo¡±.
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