Valverde gana en el muro, donde Superman vuelve a vestirse de rojo

La etapa atraviesa la Sierra de Espad¨¢n, agreste entre pinos que sobreviven agarrados de las laderas, como se agarran a la carretera para sobrevivir los ciclistas, que lanzados por el Movistar impaciente, sufren camino de una subida implacable, donde la Vuelta del 19 empieza a decidirse.

Valverde gana en la cima de una ascensi¨®n que es un muro de cuatro kil¨®metros, y Superman, como sab¨ªa, recupera el maillot rojo, la tercera vez que le toca estar arriba en el tiovivo que no para. Con Nairo y Roglic forman el grupo de los cuatro magn¨ªficos, los que la s¨¦ptima etapa ha seleccionado para que de entre ellos salga el ganador.

Viendo arder el Amazonas, Siberia y el ?rtico dicen los cient¨ªficos que estamos entrando en una nueva edad geol¨®gica, el piroceno, y el ciclismo impaciente levanta la mano con un ya lo sab¨ªamos, y aqu¨ª est¨¢n nuestros j¨®venes casi ni?os que llegan quemando etapas, con prisa, que el mundo se va a acabar, y est¨¢n en la Vuelta, donde un d¨ªa, el jueves, vuela Pogacar, que a¨²n no ha cumplido los 21, y otros, lunes, mi¨¦rcoles, viernes, en d¨ªas alternos, lo hace Superman, que tiene 25 a?os, pero que asombra en las grandes ligas desde los 21.

Pero cuando en el cemento antiguo, vertical y resquebrajado de Mas de la Costa, ataca Valverde, Pogacar ya est¨¢ perdido y Superman le mira y se aparta, y luego bautiza, admirativo, la acci¨®n fulgurante del campe¨®n del mundo, y la llama "la disparada". Valverde le mira, y sonr¨ªe, agradecido, como, en el esp¨ªritu de armon¨ªa y conciliaci¨®n que reina en su Movistar le agradece a Nairo su trabajo. Tiene casi 40 a?os, como no hace m¨¢s que recordar en dos de cada tres frases que pronuncia, y se autotitula "el abuelo del pelot¨®n", y llega del pleistoceno, de cuando ellos estaban reci¨¦n destetados, y ¨¦l tambi¨¦n ya era un joven pir¨®mano, como ellos, como tambi¨¦n lo fue Nairo, 10 a?os m¨¢s joven, que se siente fuerte y tira y tira, a tirones sube, anal¨ªtico y sabio, con cambios de ritmo de su cuerpo peque?o y liger¨ªsimo, y su motor que se revoluciona y no se quema. Su fuerza decide qui¨¦nes pueden ganar la Vuelta. Su ritmo alegra a su compa?ero Valverde, que mide y calcula y a 200 metros dispara, y triunfa, y Nairo dice: "Cuando ve la meta, Alejandro se transforma y hace lo que sabe hacer mejor, ganar". Y Valverde, como un ni?o caprichoso, feliz en el jij¨ª jaj¨¢ del ambiente: "Me apetec¨ªa much¨ªsimo ganar esta etapa"

La subida son 15 minutos, una explosi¨®n que Superman, hombre de largo aliento, dice que no le va bien; que Roglic resiste tranquilo, es su medida; que Valverde, el hombre del muro de Huy y del muro del Infierno de Innsbruck, aprovecha, porque son su goce, y que Nairo trabaja. El domingo, en Andorra, Superman dice que ser¨¢ su d¨ªa; el martes, la contrarreloj de Pau, ser¨¢ el d¨ªa de Roglic. Valverde, el Bartali del siglo XXI, no duda que su d¨ªa tambi¨¦n llegar¨¢. El italiano gan¨® dos Giros y dos Tours con 10 a?os de diferencia, y con una guerra entre medias. Valverde gan¨® la Vuelta de 2009 y dice: "Ganar la Vuelta con 10 a?os de diferencia ser¨ªa la leche".