H¨¦roes
Todos aspiramos a ganar con grandeza. Rafa Nadal lo consigue hasta cuando pierde
?Te rindes? No. Todos aspiramos a ganar con grandeza. Rafa Nadal lo consigue hasta cuando pierde. Sea cual sea el resultado nunca le cabe un reproche, porque al que lo da todo no se le puede pedir nada. Un partido de Rafa es como un parque tem¨¢tico de emociones: incertidumbre, miedo, esperanza, alegr¨ªa, tristeza, otra vez miedo¡ Por todos esos estados pasamos con una seguridad de fondo indiscutible: la que te da el saber que, pase lo que pase, nuestro orgullo de hincha habr¨¢ estado bien defendido. Hay jugadores con m¨¢s t¨¦cnica, los hay con f¨ªsicos m¨¢s confiables, seguramente tambi¨¦n con m¨¢s imaginaci¨®n, pero nadie con esa cabeza indestructible que siempre encuentra un est¨ªmulo para detener la ca¨ªda, para olvidarse del agotamiento, para imprimirle la fe de los h¨¦roes a un golpe imposible. Ver un partido suyo es una lecci¨®n de vida que siempre deja volando la misma reflexi¨®n: qu¨¦ grande es el deporte.
?De qu¨¦ trabajas? De leyenda. Maradona es tan exageradamente argentino como Gardel, Evita o el Che y, como ellos, hace tiempo que es leyenda. Sus compa?eros de cartel tienen la ventaja de estar muertos, ¨¦l sigue vivito y coleando. Basta verlo caminar para saber que su vida no est¨¢ siendo f¨¢cil, pero pisa una cancha y se hace la felicidad. La suya y la de las multitudes que convoca. Ha vuelto a revolucionar el f¨²tbol argentino aceptando, con su valent¨ªa habitual, la direcci¨®n t¨¦cnica de Gimnasia y Esgrima, club que necesita de un milagro para salvar la categor¨ªa. Eligieron bien. Yo le vi desde cerca hacer milagros en el 86 en aquel ¡°equipo de un solo hombre¡±, como lo bautizaron los ingleses. No s¨¦ si salvar¨¢ a Gimnasia, pero en cada cancha que visite las dos hinchadas se unir¨¢n para cantar: ¡°El que no salte es un ingl¨¦s¡±. M¨¢s milagro que unir a las hinchadas argentinas, imposible.
?Quiere usted algo m¨¢s? S¨ª, todo. Los personajes que alcanzan logros extraordinarios son humanos, pero ellos no lo saben. No trabajan sobre esa hip¨®tesis. Sergio Ramos igual¨® a Iker Casillas el r¨¦cord de presencias con la selecci¨®n espa?ola con 167 partidos. Sergio tiene el cuerpo de Tarz¨¢n porque se lo ha trabajado y la mente de un rey porque se lo ha propuesto. La ¨²ltima vez que el Madrid festej¨® la Champions, se present¨® en el Bernab¨¦u con una corona. En el f¨²tbol he conocido un buen n¨²mero de egos confundidos, que atentan contra la carrera del jugador. Otros, como los de Sergio, son productivos porque lo ponen al servicio de la superaci¨®n personal. Todav¨ªa quedan seis jugadores en el mundo que han jugado m¨¢s partidos internacionales que Ramos. Son la excusa perfecta para el sentido del reto que estos h¨¦roes necesitan para vivir. Ir¨¢ a por ellos con una sonrisa en los labios y seis balas en el cargador.
?Tienes alg¨²n ¨ªdolo? S¨ª, yo. Ser¨¢ que los dioses sienten envidia, porque mientras que Nadal, Maradona y Ramos se fueron subiendo al luminoso escenario de la actualidad a lo largo de la semana, Cristiano pidi¨® que nos acord¨¢ramos de ¨¦l. Lo hizo a su clamorosa manera: marc¨¢ndole cuatro goles a Lituania con su selecci¨®n. De visitante y march¨¢ndose entre aplausos a los 79 minutos, para m¨¢s se?as. Como es al¨¦rgico a la normalidad lo hizo para romper otro r¨¦cord: ya es el m¨¢ximo goleador de las rondas clasificatorias de la Eurocopa. Si hay alguien que trabaja de h¨¦roe las 24 horas del d¨ªa, ese es Cristiano, un fan¨¢tico de s¨ª mismo que parece dispuesto a ganarle, incluso, al paso del tiempo. ?El tiempo! Gran tema, porque los cuatros personajes del art¨ªculo no est¨¢n lejos de la puerta de salida en sus respectivas actividades. ?Qu¨¦ ser¨¢ de ellos cuando se vayan? Peor a¨²n: ?qu¨¦ ser¨¢ de nosotros?
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