El gran salto de Gayle (8,69m) congela a Echevarr¨ªa
El jamaicano inesperado se impone en la longitud con la mejor marca en 10 a?os. Eusebio C¨¢ceres es s¨¦ptimo con 8,01m
Acabado Bolt, de los 100m masculinos desaparece Jamaica, pero no del atletismo, tan vital es la isla del Caribe. Sobre el estadio Khalifa, tan agradable con su aire acondicionado, se esperaba que volara Echevarr¨ªa, el caribe?o de Cuba fruto de todos los mimos y adulaciones del mundo mundial, pero sobre el foso de arena vol¨® un jamaicano inesperado, un chaval con rastas elegantes, largo, muy fino, muy veloz y muy lanzado llamado Tajay Gayle, que congel¨® al cubano, bronce, y dej¨® boquiabiertos a los aficionados con un salto de 8,69 metros, una distancia raramente vista en un Mundial.
La plata fue para el campe¨®n ol¨ªmpico en vigor, el norteamericano Jeff Henderson (8,39m) y el bronce para el cubano a quien el destino ha prometido ser el primer saltador que llegar¨¢ m¨¢s all¨¢ de los nueve metros (8,34m). S¨¦ptimo, con los 8,01m de su primer intentio, qued¨® el espa?ol Eusebio C¨¢ceres. Al borde de las medallas se qued¨® el surafricano Luvo Manyonga (8,28m), campe¨®n mundial en Londres y dominador de la disciplina hasta que lleg¨® Echevarr¨ªa con sus exhibiciones.
Solo cuatro veces en la historia de los Juegos y de los Mundiales los 8,69m de un atleta que llegaba a Doha con una mejor marca de 8,37m (la s¨¦ptima de los participantes) y que hab¨ªa pasado la calificaci¨®n el ¨²ltimo, con unos escasos 7,89m, no habr¨ªan bastado para ganar el oro. Una vez fue en 1968, los 8,90 de Beamon en M¨¦xico; la segunda, en Se¨²l 88, donde Lewis salt¨® 8,72m; la tercera, en 1991, los 8,95m de Mike Powell en Tokio; la cuarta, en 1995, cuando Iv¨¢n Pedroso gan¨® su primer Mundial con 8,70m.
Y Pedroso es el patr¨®n en el que se mira Echevarr¨ªa. Pero Echevarr¨ªa no es Pedroso, recuerdan los que le vieron competir y achicarse desde el primer salto. Cuando Daniel Osorio, su entrenador desde hace dos a?os, cuenta que lo mejor de Echevarr¨ªa, aparte de sus portentosas cualidades f¨ªsicas y t¨¦cnicas, es su hiperactividad controlada ¡ªy un campe¨®n tiene que ser hiperactivo, a?ade Osorio, que saca un refr¨¢n cubano para explicarlo: se aguanta antes a un loco que a un bobo¡ª, no se refer¨ªa al control, casi miedo, que atac¨® a su pupilo cuando en el primer salto, el jamaicano llegado de ninguna parte salt¨® 8,46m, una marca ya de nivel. Y Echevarr¨ªa solo le pudo responder con 8,25m y miradas de duda. Establecida la jerarqu¨ªa, Gayle, que solo efectu¨® dos saltos v¨¢lidos en toda la tarde, se fue hasta los 8,69m en su cuarto intento. Y ah¨ª se acab¨® Echevarr¨ªa.
Los que poseen memoria atl¨¦tica pensaron entonces que Pedroso, en esa situaci¨®n, habr¨ªa machacado al insolente en su quinto salto, como hizo con Yago Lamela hace 20 a?os. Potencialidades, como dice Osorio, le sobran: su permanencia en el aire es incre¨ªble, cercana al segundo; toma tabla a 36 kil¨®metros por hora y pierde poqu¨ªsima velocidad en la transferencia vertical. Lo posee todo.
Pero a Iv¨¢n Pedroso, la hiperactividad confesada ¡ª¡°era un trasto¡±, recuerda el ahora t¨¦cnico de Yulimar Rojas y Ana Peleteiro, ¡°estaba todo el d¨ªa saltando en casa y poniendo de mal humor a todos¡±¡ª se la cuid¨® y cur¨® su abuela, a Echevarr¨ªa (mejor marca, 8,68m) se la fren¨® en exceso la responsabilidad y el peso de millones de miradas.
De Gayle no se sabe mucho en el mundillo atl¨¦tico, salvo que es de Kingston, como Bolt, de los suburbios, y que le entrena Stephen Francis, que no fue el t¨¦cnico de Bolt sino el de su gran rival de juventud, Asafa Powell. Lleg¨® este verano a la Diamond League y empez¨® a saltar con seguridad y regularidad. Y a ganar.
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