Serge Gnabry, gran esperanza del f¨²tbol alem¨¢n

Serge Gnarby es una mole de apenas 1,75 de estatura. Su soberbia cabeza enmarcada en maxilares y cigom¨¢ticos de volumen inusual es la parte m¨¢s visible de un cuerpo hecho para la velocidad. Hasta los 11 a?os dud¨® entre dedicarse al atletismo o el f¨²tbol. Se inclin¨® por inscribirse en la cantera del Stuttgart. No tard¨® en brillar. Hizo 30 goles para el equipo sub-16 del club alem¨¢n cuando capt¨® la atenci¨®n de Ars¨¨ne Wenger. El t¨¦cnico lo fich¨® para el Arsenal por unos 150.000 euros. Al a?o siguiente debut¨® en Champions con el primer equipo. Fue en octubre de 2012. Ten¨ªa apenas 17 a?os y su carrera anunciaba algo importante y precoz. El destino, sin embargo, le reservar¨ªa un amplio rodeo.

Fue, paradoja circular, en Londres, en el nuevo campo de White Hart Lane, ante el Tottenham, donde triunf¨® en un gran escenario. Fue el martes pasado. Fue en su 12? partido de Champions. Llevaba la camiseta del Bayern y a sus 24 a?os no hab¨ªa marcado nunca en la m¨¢xima competici¨®n europea. Inaugur¨® su cuenta sin sutilezas. Despach¨® al actual subcampe¨®n del torneo con una facilidad pasmosa: cuatro goles hizo camino del 2-7. Parec¨ªa imparable. Parec¨ªa salido de la nada. Llevaba siete a?os luchando por estar ah¨ª.

¡°Esper¨¦ mucho tiempo para hacer mi primer gol en la Liga de Campeones¡±, dijo, en los pasillos del estadio. ¡°No habr¨ªa so?ado que marcar¨ªa cuatro. Es simplemente genial¡±.

Lesionado durante muchos meses en su tercera temporada en el Arsenal, en 2015 fue cedido al West Brom. Perdi¨® el puesto en favor de Walcott y Oxlade-Chamberlain antes de ser traspasado al Werder Bremen por cinco millones de euros. Luego lo fich¨® el Bayern por ocho y lo cedi¨® al Hoffenheim en 2017 para repescarlo al verano siguiente. Gan¨® la Bundesliga: hizo 10 goles en 30 partidos. Cuando esta semana volvi¨® a Londres iba cargado de dinamita.

Desmarc¨¢ndose de izquierda a derecha a la espalda de Aurier, acelerando ante la salida de Alderweireld con un demarraje que nadie consigui¨® interrumpir, definiendo r¨¢pido con la derecha o con la izquierda, siempre adelant¨¢ndose a la reacci¨®n del portero, ajustando el tiro junto a los palos, sus cuatro latigazos fueron imparables. Lloris estir¨® los brazos en vano. Todo fue tan repentino e ins¨®lito que Gnarby sali¨® de la cancha y confes¨® que no recordaba ni c¨®mo hab¨ªa metido el cuarto, de agotado que estaba. Ahora su nombre figura en las estad¨ªsticas m¨¢s raras: suma un gol m¨¢s en el nuevo estadio del Tottenham que el propio Harry Kane. El capit¨¢n del club londinense y goleador de la selecci¨®n inglesa apenas ha hecho tres desde la inauguraci¨®n del nuevo recinto, en marzo: uno al Aston Villa, uno al Southampton, y otro de penalti, al Bayern.

Hasta el martes, solo 12 futbolistas hab¨ªan metido cuatro goles (o m¨¢s) en un partido de la Copa de Europa con formato de Champions. La lista intimida: Van Basten (Milan) al G?teborg; Simone Inzaghi (Lazio) al Marsella; Prso (M¨®naco) al Depor; Van Nistelrooy (United) al Sparta de Praga; Shevchenko (Milan) al Fenerbahce; Messi (Bar?a) al Arsenal y al Bayer; Gomis (Ly¨®n) al Dinamo de Zagreb; Mario G¨®mez (Bayern) al Basilea; Lewandowski (Dortmund) al Madrid; Ibrahimovic (PSG) al Anderlecht; Luiz Adriano (Shaktar) al Bate Borisov; y Cristiano (Madrid) al Malmo.

Hijo de padre marfile?o y madre alemana, Gnarby es titular habitual de la selecci¨®n que Joachim L?w intenta reconstruir tras el desastre del Mundial de 2018. Unas veces como extremo izquierda, el puesto que ocupa en el Bayern, otras como falso delantero centro, lleva un par de temporadas destac¨¢ndose por su movilidad y su tremenda potencia. A la espera del relevo grandioso de la generaci¨®n campeona del mundo en 2014, el diario Die Zeit le bautiz¨® con un r¨®tulo mesi¨¢nico: Der Hoffnungstr?ger. La Esperanza. Los ojeadores que le estudiaron de parte de clubes de la Premier y LaLiga destacaron su calidad t¨¦cnica pero advierten sobre sus dificultades para leer los partidos. Le achacan un defecto habitual en los extremos de rompe y rasga: no interpreta los tiempos de la jugada con la lucidez suficiente.

No le hizo falta interpretar pausas y aceleraciones ante el Tottenham. Despu¨¦s de una hora discreta, simplemente puso la quinta marcha. El partido estuvo vivo hasta que ¨¦l lo mat¨®.

¡°Ciertamente¡±, dijo Niko Kovac, el t¨¦cnico del Bayern, tras asistir al p¨®ker, ¡°esta fue su mejor noche¡±.