Los ¡®mutantes¡¯ de la escalada
Los espa?oles Jonatan Flor y Jorge D¨ªaz-Rullo ingresan en la ¨¦lite mundial de la disciplina alcanzando grados de dificultad estratosf¨¦ricos
Escalar est¨¢ de moda, quiz¨¢ porque ya no es esa disciplina marginal y peligrosa que enganchaba a los esp¨ªritus rom¨¢nticos y aventureros sino una forma diferente de ocio deportivo. Si a¨²n en los a?os ochenta del pasado siglo la escalada era un medio para conquistar paredes salvajes y monta?as, la especializaci¨®n, la llegada de los entrenamientos programados, la irrupci¨®n de los roc¨®dromos (paredes artificiales con agarres de resina) y la mejora de los elementos de seguridad han convertido la escalada de dificultad en un fin en s¨ª mismo.
La escalada deportiva, a diferencia del alpinismo, tiene reglas b¨¢sicas y comprensibles: se trata de escalar una pared modesta (de hasta 40 metros de alto, por lo general) sin emplear otra cosa que pies y manos para progresar, sin reposar colgado de los anclajes fijos y usando estos solo a modo de seguro. La deportiva es segura y es realmente dif¨ªcil sufrir un accidente a poco que se entiendan cuatro conceptos b¨¢sicos. Por eso hay miles de escaladores deportivos y cada vez menos alpinistas. Por eso, tambi¨¦n, la escalada ser¨¢ ol¨ªmpica por vez primera en 2020.
En 2001 la m¨¢xima dificultad en una escala de graduaci¨®n que arranca con el tercer grado era el noveno grado. Ese a?o, el alav¨¦s Iker Pou escal¨® una ruta de apenas 20 metros conocida como Acci¨®n Directa, de grado 9a. Fue el tercer hombre en alcanzar esa dificultad. Han tenido que pasar casi 20 a?os para que varios espa?oles cambien de letra y alcancen el 9b (los d¨ªgitos vienen acompa?ados de las letras a, b y c y entre estas existe un plus. As¨ª, por ejemplo, entre el s¨¦ptimo grado y el octavo existen realmente 6 grados de dificultad: 7a; 7a+; 7b; 7b+; 7c; 7c+; 8a).
Ahora mismo asombran al mundo los hijos de los primeros escaladores deportivos, ni?os y ni?as que se han criado entre la roca y los roc¨®dromos, acostumbrados desde edades tempran¨ªsimas a despegar del suelo firme. Esta generaci¨®n capaz de alcanzar lo inimaginable en cuanto a dificultad mereci¨® el calificativo de mutante. El alicantino Jonatan Flor, 23 a?os, es uno de ellos, guiado desde la infancia por un padre que llevaba a sus hijos a la monta?a y a escalar. Despu¨¦s de dejar de lado las competiciones en resina se pas¨® con fuerza a la roca y ya cuenta con dos v¨ªas de 9b en su libreta.
Su progresi¨®n marciana ha llamado la atenci¨®n del equipo norteamericano Black Diamond, que ya le ha fichado: ahora comparte logotipo con el checo Adam Ondra, el ¨²nico que ha logrado alcanzar el 9c, es decir la v¨ªa m¨¢s dif¨ªcil jam¨¢s escalada. Si los primeros escaladores bohemios de los 80 viv¨ªan poco m¨¢s o menos del aire, los de la actualidad, a¨²n gozando de patrocinios, siguen haciendo equilibrios complejos para subsistir. De alguna forma, muchos escaladores contemplan su actividad no como un deporte sino como una escuela de vida donde el trabajo queda subordinado a la necesidad de escalar. Y escalar bien supone horas de entrenamientos severos.
¡°Cuando compet¨ªa ten¨ªa una beca, pero al dejarlo de lado me he puesto a trabajar algo en el camping de Rodellar, hago ?apas, vivo al d¨ªa. En Espa?a es dif¨ªcil vivir de la escalada¡¡±, observa Jonatan. Uno de sus amigos, el madrile?o Jorge D¨ªaz-Rullo, 20 a?os, tambi¨¦n ha logrado escalar dos v¨ªas de 9b. Ambos han decidido centrarse en la roca y el rendimiento que est¨¢n demostrando es sencillamente impresionante. Tambi¨¦n comparten el sue?o de alcanzar el profesionalismo con la escalada. ¡°Me gustar¨ªa poder llegar a vivir de ello¡±, explica Jorge, ¡°y ahora mismo estoy acabando un grado superior de Deportes y sigo estudiando por mi cuenta muchas cosas que me interesan, como por ejemplo la nutrici¨®n, entrenamiento, la psicolog¨ªa deportiva¡ y voy tirando con ayuda de alg¨²n patrocinio y trabajando en un roc¨®dromo como equipador o entrenando a otros escaladores¡±.
Ambos miran el alpinismo, las grandes paredes y el terreno de aventura con cierta aprensi¨®n. ¡°El alpinismo no me motiva, es peligroso¡±, sentencia Jonatan Flor. Jorge D¨ªaz-Rullo comparte esa opini¨®n, aunque no se cierra en banda: ¡°es m¨¢s peligroso y se puede decir que ah¨ª buscas m¨¢s el subir una pared, no la dificultad. A m¨ª lo que realmente me gusta es apretar al m¨¢ximo y cada vez hacer cosas m¨¢s dif¨ªciles. Pero qui¨¦n sabe, me gusta todo, as¨ª que no descarto que en alg¨²n momento me ponga con ello¡¡±.
Curiosamente, siendo dos de los grandes escaladores espa?oles, ninguno ser¨¢ ol¨ªmpico. ¡°Es muy dif¨ªcil hacerlo bien en resina y en la roca porque son mundos diferentes que requieren de entrenamientos espec¨ªficos muy diferentes. Yo echaba de menos la roca y he apostado por ella¡±, reconoce Jonatan. ¡°Digamos que en la escalada en roca los agarres son peque?os y en roc¨®dromo suelen ser presas grandes muy planas; cada especialidad expresa entrenamientos y habilidades diferentes. Tambi¨¦n a nivel mental, en la competici¨®n tienes que estar perfecto tal d¨ªa a tal hora, en la roca puedes escalar cuando quieras pero normalmente la escalada es m¨¢s dif¨ªcil y a veces tienes que aguantar a?os para resolver un proyecto y subir apenas medio grado¡¡±, explica Jorge.
Ahora mismo, muchos padres observan la escalada como una extraescolar perfecta para sus hijos, a imagen de Francia, Austria o Alemania, donde hace tiempo descubrieron que m¨¢s que un deporte, escalar exig¨ªa resolver problemas, y en el empe?o crec¨ªa la autoestima de los m¨¢s j¨®venes.
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