El orgullo herido de Rusia
El pa¨ªs de Putin, sancionado cuatro a?os por dopaje, intent¨® recuperar su liderato en los medalleros con las mismas armas ilegales de toda la vida
Para entender la sanci¨®n por dopaje a Rusia, excluida de las competiciones internacionales durante cuatro a?os, lo que incluye los Juegos de Tokio 2020 y el Mundial de f¨²tbol de Qatar 2022, hay que volver atr¨¢s.
Primavera de 2007. En un petardeante Tupolev de Aeroflot un grupo de periodistas occidentales vuela de Mosc¨² al aeropuerto de Aguas Minerales, all¨¢ donde la aristocracia rusa invent¨® el spa. Les acompa?a un miembro del equipo de prensa de la Federaci¨®n Internacional de Atletismo (IAAF) que no para de mostrar su satisfacci¨®n. ¡°Lo hemos conseguido, lo hemos conseguido¡±, dice en un alarde de optimismo contagioso. ¡°Los rusos nos abren sus puertas. Los tiempos han cambiado. Van a desaparecer las fronteras¡±. La alegr¨ªa no disminuye, sino que aumenta, en el taxi hacia Kislovodsk, junto a las monta?as del C¨¢ucaso. Pasado Kislovodsk, donde Rusia desciende hacia Chechenia, donde dicen que tras las monta?as, ocultas por la bruma, se ocultan Georgia y Azerbaiy¨¢n. Se detienen ante un port¨®n abierto y una barrera controlada por soldados bien abrigados bajo la ligera nevada que blanquea las tierras a mediados de abril. Es la entrada al Olimpiyskiy Kompleks, una instalaci¨®n militar dependiente del Ministerio de Defensa y principal centro de preparaci¨®n del deporte ruso, creado para los Juegos de Mosc¨², los de 1980. Una exhibici¨®n de pasaportes y permisos levanta la barrera, el coche avanza y penetra en un espacio protegido por altos muros con alambradas, y el de la IAAF resopla: ¡°No s¨¦ si somos incluso los primeros occidentales que cruzan esta puerta; creo que ni siquiera dejar¨ªan pasar a los inspectores antidopaje¡¡±.
En Kislovodsk se entrenan en periodos de varias semanas y viven como reclusos o reclutas en apartamentos con paredes de hormig¨®n desnudas algunos de los mejores atletas rusos, que se preparan para los Juegos de Pek¨ªn 2008. Est¨¢n Tatiana Lebedeva y Yelena Slesarenko, campeonas ol¨ªmpicas de salto de longitud y salto de altura, respectivamente, Andr¨¦i Silnov, campe¨®n de Europa de altura, y Svetlana Cherkasova, y otras mediofondistas ol¨ªmpicas como Tatyana Tomashova, Yelena Soboleva o Yuliya Fomenko.
Tan felices como el hombre de la IAAF respiran por la noche en la cena, algunos vasos de vodka mediante, varios de los t¨¦cnicos del Olympiskiy Kompleks. Celebran que con la llegada de Vlad¨ªmir Putin al poder regres¨® al deporte ruso el viejo esp¨ªritu de la Uni¨®n Sovi¨¦tica que Mija¨ªl Gorbachov y Boris Yeltsin dejaron pudrirse durante la perestroika y la desmembraci¨®n en la ¨²ltima d¨¦cada del siglo XX.
¡°Aquellos a?os fueron muy duros¡±, explica Anton Nazarov, el director t¨¦cnico de saltos del atletismo ruso. ¡°Cuando el Estado sovi¨¦tico, los campeones ol¨ªmpicos no ganaban mucho dinero, pero consegu¨ªan privilegios, como prioridad a la hora de tener una casa. Durante la transici¨®n democr¨¢tica se encontraron con nada, ni dinero, ni privilegios. Y los t¨¦cnicos, peor a¨²n. Gan¨¢bamos unos 100 d¨®lares al mes. Abandonaron Rusia unos 35.000. Pero ahora est¨¢n volviendo. Putin, como los l¨ªderes sovi¨¦ticos, valora que los ¨¦xitos deportivos son una gran arma propagand¨ªstica, y sabe que los personajes clave somos los entrenadores. Ahora un buen t¨¦cnico de atletismo puede cobrar hasta 5.000 d¨®lares al mes. As¨ª se ha evitado la fuga de cerebros¡±.
Pero Viacheslav Dogonkin, el entrenador de Lebedeva, dice que a ¨¦l no le han frenado con 5.000 d¨®lares mensuales. Dogonkin, que rezonga contra las instalaciones de Kislovodsk, sigue en Rusia. ¡°Porque en Qatar, donde me dar¨ªan millones, no hay Lebedevas¡±, dice. ¡°Lo importante no es el dinero, sino trabajar con atletas a la altura de mi ambici¨®n. Trabajar s¨®lo por dinero es un aburrimiento. Y no me importa el sistema, comunismo o capitalismo, yo entreno igual¡±.
De dopaje nadie habla. Los invitados son personas educadas. Nadie pide debatir sobre c¨®mo el milagro del olimpismo sovi¨¦tico, tan parecido al de la RDA, estuvo ligado en los a?os setenta y ochenta del pasado siglo (y los Juegos de Mosc¨² 80 fueron su mayor escaparate) al uso extensivo patrocinado y guiado por el estado de los anabolizantes. Nadie quiere preguntar a Dogonkin o Nazarov, t¨¦cnicos ya en los a?os sovi¨¦ticos, si las alambradas de Kislovodsk se levantaron para dificultar la entrada de quienes deben hacer controles fuera de competici¨®n o para evitar que huyan los atletas a los que se somete, bajo amenazas o bajo promesas de que una medalla les convertir¨ªa en h¨¦roes nacionales, con lo que eso supone para su bienestar, a reg¨ªmenes de dopaje peligrosos para su salud que falsear¨¢n la competici¨®n. De su asignaci¨®n anual, el Estado les descuenta un tanto por ciento para el dopaje y otro porcentaje para pagar el ocultamiento.
Un a?o despu¨¦s, en agosto de 2008, Silnov consigue la medalla de oro en los Juegos de Pek¨ªn, en los que Anna Chicherova y Slesarenko brillan en altura y Tatiana Lebedeva logra sendas medallas de plata en longitud y triple. Las tropas del atletismo ruso acuden diezmadas a la capital china, de todas maneras: unos meses antes, siete mediofondistas que hab¨ªan triunfado en los Mundiales de Osaka 2007, entre ellas Tomashova, Soboleva, Fomenko y Cherkasova, intentaron dar el cambiazo de sus muestras de orina en un control antidopaje y fueron sancionadas.
Enero de 2017. Un goteo incesante desde hace dos meses de comunicados del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional (COI) anunciando casos positivos hallados al reanalizar muestras de orina congeladas de Juegos pasados, Pek¨ªn 2008 y Londres 2012, hace que pase casi inadvertido el que avisa del positivo de Lebedeva en los Juegos de Pek¨ªn 2008. La saltadora, que despu¨¦s de retirarse fue elegida diputada en la Duma regional de Volgogrado, es despose¨ªda de sus dos medallas. Tambi¨¦n dieron positivo con efectos retroactivos Slesarenko y Chicherova. En total, los rean¨¢lisis de muestras ol¨ªmpicas del COI hallaron 113 positivos entre Pek¨ªn 2008 y Londres 2012. De ellas, 34 corresponden a medallistas rusos. El saltador Silnov, campe¨®n ol¨ªmpico en Pek¨ªn, ha debido dimitir como vicepresidente de la federaci¨®n rusa cuando le han comunicado que la AIU (la agencia antidopaje de la IAAF) le hab¨ªa abierto un expediente por un posible positivo en 2013.
Las verdaderas puertas, y las ventanas, que ocultaban la verdad del deporte ruso llevan abiertas m¨¢s de dos a?os, y Vitaly Stepanov y Grigory Rodchenkov son quiz¨¢s los que m¨¢s han empujado desde adentro para abrirlas.
Stepanov, trabajador de la agencia antidopaje rusa (Rusada) envi¨® mensajes de alerta a la Agencia Mundial Antidopaje. Las cosas se han desbocado, advert¨ªa. La celebraci¨®n del Mundial de atletismo en Mosc¨² (2013), de los Juegos de Invierno en Sochi (2014) y del Mundial de f¨²tbol de 2018 en toda Rusia, tres eventos en los que Rusia debe mostrarse imperialmente dominadora, han obligado a poner en marcha un ambicioso programa no de dopaje, sino de encubrimiento.
Como Rusia ya no pod¨ªa impedir que la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), cada vez con m¨¢s fuerza y alcance, controlara a sus deportistas, el programa se dise?¨® para que nadie se enterara de si daban positivo. El flanco del atletismo lo ten¨ªan cubierto gracias a la venialidad del presidente de la IAAF, Lamine Diack, quien cobraba de Valentin Balajnichev, tesorero de su federaci¨®n y presidente de la federaci¨®n rusa, grandes cantidades a cambio de permitir competir en los Mundiales de Mosc¨² a atletas con controles positivos previos. ¡°Necesitaba dinero para financiar la campa?a electoral de un amigo en Senegal¡±, admiti¨® Diack al juez franc¨¦s que lleva a?os investigando el caso.
Concluido el Mundial de Mosc¨² comenzaron a salir a la luz los trapicheos. Quince atletas rusos dieron positivo en la cita. Las investigaciones de la AMA impidieron seguir ocult¨¢ndolos. El foco, cada vez m¨¢s potente, del mundo sobre Rusia, acab¨® iluminando la forma en que los responsables controlaban el frente interior.
Rodchenkov, el director del laboratorio de Mosc¨², organiz¨®, bajo las ¨®rdenes de Vitaly Mutko, ministro de confianza de Putin, un sistema para que no llegaran a occidente los positivos que descubr¨ªa y para ocultar tambi¨¦n el dopaje de los rusos en el laboratorio de los Juegos de Sochi. Seg¨²n los c¨¢lculos de la AMA, que logr¨® la colaboraci¨®n final del propio Rodchenkov, arrepentido y huido a Nueva York, m¨¢s de 1.000 deportistas rusos, de todas las especialidades, se beneficiaron de estas pr¨¢cticas de ocultamiento.
Desde 2016, los atletas rusos acuden a Mundiales y Europeos sin bandera ni himno, en el equipo neutral ANA (Atletas Neutrales Autorizados). El mismo castigo sufrir¨¢n todos los deportistas rusos en Juegos y Mundiales hasta 2024. La sanci¨®n actual, demasiado suave para Estados Unidos, le hace da?o a Rusia, a Putin, a su nacionalpatriotismo deportivo, donde m¨¢s le duele, en su orgullo.
Este-Oeste, trampas por la v¨ªa p¨²blica y privada
Al menos una docena de r¨¦cords del mundo de atletismo a¨²n vigentes recuerdan al mundo que la d¨¦cada de los ochenta fue la m¨¢s oscura, la d¨¦cada de los anabolizantes. La mayor¨ªa de ellos pertenecen a atletas de pa¨ªses del Este de Europa ¡ªRDA, Uni¨®n Sovi¨¦tica, Checoslovaquia¡ª, que utilizaron los triunfos deportivos como elemento publicitario, un altavoz de su supremac¨ªa. Son el fruto del llamado dopaje de Estado que convert¨ªa a los atletas en conejillos de indias, como bien se ha podido conocer gracias a la publicaci¨®n de los archivos de la Stasi.
En el listado de r¨¦cords batidos en la d¨¦cada de los ochenta, sin embargo, se mantienen algunos nombres de atletas estadounidenses eternamente tan sospechosos como sus rivales orientales. Son un recordatorio de que si bien la gran potencia cultural, deportiva y econ¨®mica del siglo XX no practicaba el dopaje de Estado, sus deportistas tambi¨¦n recurr¨ªan a m¨¦todos prohibidos para triunfar. Si el dopaje en Rusia lo cubre el Estado, en Estados Unidos, como no pod¨ªa ser de otra manera, era una cuesti¨®n de servicio privado que las autoridades deportivas internacionales ¡ªfederaci¨®n de atletismo, COI¡ª encubrieron. Solo a?os despu¨¦s se supo que el COI destruy¨® pruebas de nueve medallistas positivos en Los ?ngeles 84 por miedo al esc¨¢ndalo. En aquellos Juegos, no participaron los pa¨ªses del Este, que los boicotearon en respuesta al boicot occidental a Mosc¨² 80. En Se¨²l 88 cay¨® Ben Johnson, pero a¨²n circulan m¨²ltiples relatos sobre positivos disimulados de las estrellas norteamericanas, Florence Griffith y su cu?ada Jackie Joyner. Y el mayor esc¨¢ndalo del atletismo antes de Rusia, el caso Balco, en el cambio de siglo, fue meramente estadounidense, y acab¨® con la carrera de Marion Jones, la reina de la velocidad, y su pareja Tim Montgomery, fugaz recordman del mundo de los 100m.
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