La contumacia rusa en la trampa
El COI quiere a los rusos en Tokio como sea, pero aceptar¨¢ con desgana el mal menor que propone la Agencia Mundial Antidopaje
La Agencia Mundial Antidopaje tom¨® una decisi¨®n que trasciende el ¨¢mbito deportivo y la sit¨²a en el complejo tablero pol¨ªtico, econ¨®mico y jur¨ªdico que configura el convulso mundo actual. La resoluci¨®n, que sigue las recomendaciones elaboradas por un comit¨¦ de expertos durante los ¨²ltimos tres a?os, proh¨ªbe la participaci¨®n de Rusia en las grandes competiciones internacionales hasta 2024. El veto incluye los Juegos Ol¨ªmpicos de Tokio 2020 y el Mundial de f¨²tbol de Qatar, en 2022. Como ocurri¨® en los Juegos de R¨ªo 2016, celebrados en medio de una polvareda similar a la actual, los deportistas rusos podr¨¢n participar en Tokio sin himno ni bandera nacional.
Todo indica que Rusia apelar¨¢ y que el caso se trasladar¨¢ en breve al Tribunal de Justicia Deportiva, pero el precedente de R¨ªo 2016 invita a pensar que las sanciones apenas se ver¨¢n afectadas. La AMA castiga esta vez un caso de contumacia en la trampa, promovida de forma sistem¨¢tica desde hace a?os por el Estado ruso, con un car¨¢cter similar al infame programa 16:25, establecido por la Rep¨²blica Democr¨¢tica de Alemania (RDA) durante la guerra fr¨ªa para utilizar sus fraudulentos ¨¦xitos deportivos como palanca propagand¨ªstica del r¨¦gimen comunista.
El vasto plan ruso se descubri¨® meses despu¨¦s de celebrarse los Juegos de Invierno de Sochi, en 2014, donde los ¨¦xitos de sus deportistas quedaron manchados por las consecuencias de un fraude gigantesco. La trama fue revelada al mil¨ªmetro por Grigory Rodchenkov, jefe del laboratorio antidopaje de Mosc¨², hasta entonces honrado con condecoraciones y ahora sometido en su pa¨ªs a una incesante campa?a de descr¨¦dito.
Rodchenkov, que huy¨® a Estados Unidos, donde se encuentra en paradero desconocido para evitar represalias ¡ªdos de sus colaboradores m¨¢s cercanos murieron en circunstancias poco aclaradas¡ª, detall¨® la enorme magnitud de una trama que afectaba a miles de deportistas y que alcanz¨® su apoteosis en los Juegos de Sochi. Desde un laboratorio secreto, situado junto al laboratorio oficial antidopaje, se cambiaban las muestras de orina de los medallistas rusos por recipientes con fluidos limpios, un butr¨®n en toda regla que constern¨® al mundo del deporte cuando fue descubierto.
A la exclusi¨®n de los Juegos de R¨ªo 2016 se a?adi¨® el cierre en Mosc¨² del laboratorio de la Agencia Rusa Antidopaje (RUSADA) y la exigencia a las autoridades de garant¨ªas de limpieza en el control de sus deportistas. No sin pol¨¦mica, la AMA accedi¨® a la reincorporaci¨®n del laboratorio de Mosc¨² al sistema global de lucha contra el dopaje. A cambio, los rusos se comprometieron a entregar todos los datos de los controles que hasta entonces hab¨ªan permanecido ocultos.
Los investigadores adscritos a la AMA acudieron a Mosc¨² y recibieron la informaci¨®n solicitada. Exist¨ªa un problema: la informaci¨®n era falsa. El big data ruso estaba manipulado. Los expertos antidopaje descubrieron que se hab¨ªan alterado, y posiblemente perdido para siempre, datos de miles de deportistas, certeza que ha desembocado en la decisi¨®n que vuelve a excluir oficialmente a Rusia de los principales acontecimientos deportivos.
Rusia ha rechazado la responsabilidad que le atribuye la AMA y considera que es una sanci¨®n improcedente, hostil y pol¨ªtica, a pesar del peso de las evidencias. Los sectores m¨¢s cr¨ªticos con la corrupci¨®n rusa califican la decisi¨®n de blanda y tolerante con el fraude. El Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional act¨²a con la tibieza que le caracteriza. Quiere a los rusos en Tokio como sea, mejor con himno, bandera, equipo oficial y patrocinadores a todo gas, pero aceptar¨¢ con desgana el mal menor que propone la Agencia Mundial Antidopaje. Al fin y al cabo, a los Juegos de Tokio llegar¨¢ una fort¨ªsima delegaci¨®n procedente de Rusia, acompa?ada por un enorme s¨¦quito de gente y lo que eso significa: influencia, dinero y negocio. Mucho negocio.
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