El Liverpool no tiene rival

Ni el Manchester United, que desde hace demasiado tiempo busca su identidad, ahora con Solskjaer en el banquillo. Ni el Tottenham, que se deshizo tras a?os de lo m¨¢s competitivo para poder reconfigurarlo Mourinho. Ni el Arsenal, perdido en el ecuador de la tabla y ahora fiado a Arteta. Ni el Chelsea, tan fogoso como irregular con Lampard. Ni siquiera el Manchester City de Guardiola, que ha tropezado m¨¢s de la cuenta para desbravar la Premier. Y ni el Leicester, que en el duelo que cerraba el Boxing Day cay¨® sin decir ni p¨ªo frente a un Liverpool que ya no tiene rival, pues conquist¨® la Champions pasada, tambi¨¦n el Mundial de Clubes ¨Cen la pr¨®rroga frente al Flamengo- y es el l¨ªder incontestable de la liga inglesa con 13 puntos de ventaja y un partido menos, consecuencia de 17 triunfos en 18 encuentros (solo empat¨® en Old Trafford). Alexander-Arnold lo provoc¨® y Firmino lo hizo posible en el King Power Stadium, en un partido que enfrent¨® al l¨ªder con el segundo, pero un segundo que est¨¢ a a?os luz del equipo de Klopp.

Hubo un detalle al inicio del choque que expres¨® el estado de ¨¢nimo de los equipos, nervioso el Leicester porque se jugaba su candidatura a la Premier; confiado el Liverpool porque est¨¢ de dulce y porque se ha ganado tener un mal partido [que no fue el caso] de una vez por todas, por m¨¢s que transmita la sensaci¨®n de que nada le puede salir mal. As¨ª, mientras los defensas foxes se echaban en cara los malos pases en la salida de la ra¨ªz, los reds respond¨ªan a las pifias con una ristra de dientes. Salah aplaudi¨® a su compa?ero tras un mal control, resuelto con una sonrisa; y Man¨¦ dej¨® escapar una risotada tras un error grotesco en la definici¨®n, pues atac¨® un centro lateral ante Schmeichel y lo malbarat¨® al rematar con la espinillera antes que con el pie. Nada que rebajara las pulsaciones del Liverpool, que se hizo con el bal¨®n y el control del partido, tambi¨¦n con el campo rival porque su presi¨®n avanzada fue una fuente de riqueza.

Pretendi¨® el Leicester rasear el cuero desde la zaga, construir f¨²tbol desde atr¨¢s. Pero le cost¨® horrores conectar con los medios y sobre todo enlazar con Vardy, delantero que por primera vez desde la jornada 8 no fue capaz de ver puerta o asistir, todav¨ªa pichichi de la Premier con 17 dianas. Ni siquiera chut¨® a puerta, negado como el resto de su equipo, superado por un Liverpool que si bien acus¨® por momentos el cansancio por las estrecheces de su calendario ¨Cllegaba del Mundial de Clubes-, en otros se despleg¨® a lo grande, en combusti¨®n y sin receta posible para rebajarlo. Lo prob¨® Alexander-Arnold con un disparo lejano, lo intent¨® Man¨¦ con un chut de media distancia que no cogi¨® puerta, se present¨® Firmino con un remate defectuoso y quiso participar de la erupci¨®n Henderson con otro golpeo que Schmeichel repeli¨® con apuros. Hasta que regres¨® Firmino e hizo diana, excelente al atacar un centro lateral de Alexander-Arnold con una ejecuci¨®n picada y ajustada al palo, lejos de las manoplas de Schmeichel. En el ¨¢rea opuesta estaba Alisson, aunque eso solo se presupone.

No pod¨ªa dar r¨¦plica el Leicester a la propuesta del Liverpool, al acoso avanzado y a unas contras terror¨ªficas que no parec¨ªan tener fin, al punto de que en una ocasi¨®n centro Alexander-Arnold y por poco no la completa, en el ¨¢rea chica, el otro lateral: Robertson. Todo un mon¨®logo que se expresaba con la falta de remates de los foxes entre los tres palos ¨Cninguno al final del primer acto; ninguno en el segundo- y que se agigantaba con el paso de los minutos, solo contenida por Schmeichel bajo el larguero (como esa soberbia estirada al chut de Man¨¦ o esa otra tras un cabezazo de Firmino) o por la mala muerte, pues un remate de Firmino con los tacos se cruz¨® en exceso cuando en el King Power Stadium ya se tiraban las manos a la cara como si no quisieran ver m¨¢s del espect¨¢culo¡­ O de la impotencia de sus jugadores, segundos en la Premier pero muy lejos de los primeros en cuanto a ritmo, a juego y a puntos.

Por lo que tampoco extra?¨® que llegara el segundo tanto, tras una mano infantil y absurda de S?y¨¹nc¨¹ en el ¨¢rea que Milner convirti¨® en gol desde los 11 metros, justo en la primera pelota que tocaba al entrar en el c¨¦sped. Y, con el Leicester ya con los brazos ca¨ªdos, Firmino se anim¨® a dejar la imagen para la hemeroteca, de nuevo tras un centro de Alexander-Arnold; control con el exterior dentro del ¨¢rea, pausa para levantar la cabeza ante tres rivales y el portero, y golpeo con el interior y suavidad para enviar el bal¨®n lejos de Schmeichel. Fiesta de la que tambi¨¦n quiso participar Alexander-Arnold al finalizar una contra con un disparo raso y cruzado desde fuera del ¨¢rea que acab¨® en gol. Otro golpe de autoridad y media Premier para el Liverpool, para el equipo que en media temporada parece no tener rival.