F¨²tbol sin alma
La madre del ¨¢rbitro no es la ¨²nica agradecida al coronavirus: la ausencia de los hinchas demuestra su poder
H¨¦roes desnudos. Los estadios, ¡°esqueletos de multitudes¡± seg¨²n brillante definici¨®n de Mario Benedetti, se quedaron vac¨ªos. Eso nos muestra las entra?as del f¨²tbol. El silencio ambiental alza las voces de los jugadores y entrenadores. Unos gritan para ordenar al equipo por sentido colectivo, otros para reclamar el bal¨®n por glotoner¨ªa individual, y finalmente est¨¢n los que lo hacen para teatralizar el intento de asesinato del rival que le hizo una falta. Descubrimiento que pod¨ªamos haber satisfecho en un partido entre aficionados en un parque cualquiera. Los partidos solo necesitan de un terreno, un bal¨®n, jugadores y autoridad arbitral. Pero si algo demuestra esta extra?a situaci¨®n es que la ausencia de aficionados le quita al f¨²tbol mucho m¨¢s que su banda sonora. Lo deja sin su esencia, sin su alma. La madre del ¨¢rbitro no es la ¨²nica agradecida al coronavirus. Tambi¨¦n los hinchas que, por ausencia, est¨¢n demostrando su extraordinario poder.
Pobres, abst¨¦nganse de ganar. El f¨²tbol es un territorio donde un pobre puede ganarle a un rico. Ah¨ª radica parte de su poder y atractivo. Pero hay clubes que son unidades de negocio a los que empiezan a sobrarles esos desaf¨ªos. Andrea Agnelli, presidente de la Juve, dijo en un foro que engloba f¨²tbol y business, que no sab¨ªa ¡°si el Atalanta deber¨ªa estar en Champions, tras solo una temporada buena¡±. No importa que el Atalanta sea el equipo m¨¢s goleador de Italia. Tampoco que el premio por ¡°una sola¡± temporada buena, sea ¡°una sola¡± temporada en Champions. Lo que de verdad molesta es un pobre arruinando la inversi¨®n de un rico. Agnelli lo hizo expl¨ªcito: ¡°Pienso en la Roma, que por ¡®una sola¡¯ temporada mala se qued¨® fuera, con todas las consecuencias econ¨®micas¡±. El Atalanta sigue como un tiro en Europa y tambi¨¦n en Italia, donde vuelve a superar a la Roma. ?Qu¨¦ hacemos, se?or Agnelli, con ¡°solo dos¡± temporadas buenas?
Goles contra los inversionistas. Agnelli termin¨® diciendo que ¡°hay que cuidar a los inversionistas¡±. Lo que hay que cuidar es el producto, que se llama f¨²tbol. El Valencia sabe, ocho goles despu¨¦s, que el Atalanta es una cosa seria. Cuando digo seria, trat¨¢ndose de un juego, quiero decir divertida. Y como prueba, Josip Ilicic, del que me hice adicto. Adicto a sus frenos, a sus amagues, a sus pases en bandeja, a sus tiros como dardos. Un vicioso del f¨²tbol de los que escasean. Contra el Valencia se pas¨® el segundo tiempo pidiendo el cambio (tiene 32 a?os y un cuerpo contundente que creci¨® hasta 1,90). No sab¨ªa qu¨¦ hacer para que el entrenador lo quitase. Estiraba los gemelos, se tocaba la cadera, soplaba¡ Como no le hac¨ªan caso, no tuvo m¨¢s remedio que seguir haciendo goles. Jug¨® los noventa minutos y, despreciando a los inversionistas, marc¨® los cuatro de su equipo.
El ¨²nico juego. ?nico juego en que los pobres pueden ganarle a los ricos y en que los peores pueden ganarle a los mejores. Liverpool y Atl¨¦tico nos dejaron una prueba concluyente. Se puede tener una posesi¨®n del 72%, rematar 34 veces y perder. Se puede jugar a sobrevivir y ganar. Como est¨¢ prohibido opinar contra el resultado, empiezo por aplaudir al ganador. Y valorar el esfuerzo descomunal de los jugadores, virtud que gente como yo no solemos elogiar en la medida que merece. Ese acto de generosidad f¨ªsica lleva impl¨ªcito un emocionante sentido del deber, un respeto al principio de solidaridad que ayuda al esp¨ªritu colectivo y una fe indestructible en la idea rectora. Usted cree que estoy hablando del Atl¨¦tico y s¨ª, pero tambi¨¦n del Liverpool, que puso todo eso al servicio de un f¨²tbol sin pausa, pero espl¨¦ndido y al que, a mi gusto, no desmerece ni la derrota.
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