Lo de Djokovic fue solo un infortunio

Este a?o s¨ª que, finalmente, veremos un nuevo vencedor en el US Open. Es posible, incluso, que sea el torneo que inaugure el tantas veces comentado cambio generacional. Pero ser¨¢, tambi¨¦n, el torneo recordado por la descalificaci¨®n de Novak Djokovic, el que era el m¨¢ximo favorito al triunfo final y actual n¨²mero uno mundial.

Las reacciones, tanto en el c¨ªrculo ten¨ªstico como en el ¨¢mbito deportivo en general, han estado tan centradas en este hecho que han eclipsado los resultados de los octavos de final. Unos se han posicionado a favor de la descalificaci¨®n aduciendo que las sanciones deben aplicarse de manera rigurosa; en cambio, otros han calificado la expulsi¨®n de exagerada.

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He visto la grabaci¨®n repetidamente y la sensaci¨®n que me da, en todo momento, es de infortunio total. No se aprecia intenci¨®n de darle un pelotazo a la juez de l¨ªnea, evidentemente, pero ni tan siquiera de intimidarla. No hay ira ni agresividad en su gesto, aunque s¨ª se puede considerar la imprudencia a la que, en efecto, hace referencia la regla y motivo por el cual entiendo que se ha aplicado. El dilema estribaba, a mi entender, en juzgar si tal imprudencia ten¨ªa suficiente magnitud.

Me sorprendi¨® bastante que una decisi¨®n tan implacable se tomara sin visualizar algo m¨¢s la acci¨®n. Si hoy en d¨ªa recurrimos al Hawk Eye (Ojo de Halc¨®n) para discernir si una bola ha sido buena o mala, creo que lo propio hubiera sido estudiar con m¨¢s detenimiento todos los gestos. Yo creo que esta norma deber¨ªa modificarse algo. Un castigo de tanta repercusi¨®n para el que lo sufre deber¨ªa responder a una intencionalidad o a un comportamiento realmente temerario y no, como ha sido el caso, a la mala suerte.

Hechas todas estas valoraciones, es verdad que me sorprende ver a Djokovic enfadado, con cierta asiduidad, en la pista. Un tenista de su categor¨ªa, sin duda uno de los mejores de la historia, deber¨ªa hacer un esfuerzo por controlar sus emociones durante los partidos. Esto, que le ha causado alg¨²n que otro problema, aunque jam¨¢s el acontecido ahora, al final da una imagen de ¨¦l innecesariamente perjudicial.

Yo creo que esa agresividad que le lleva a desarrollar un nivel de juego dif¨ªcilmente superable es la que, en ocasiones, no consigue dominar durante los partidos. Lo que llama poderosamente la atenci¨®n, sin embargo, es que cuando pierde un partido, ni que sea una final de Grand Slam, su comportamiento es siempre ejemplar.

He le¨ªdo estos d¨ªas que el castigo que ha recibido Novak por el desafortunado pelotazo iba a servir de ejemplo para que otros tenistas aprendan a dominarse. Me parecer¨ªa injusto que, de ser as¨ª, no destac¨¢ramos tambi¨¦n la contenci¨®n con la que ¨¦l encaj¨® la inamovible decisi¨®n arbitral. No solo pidi¨® perd¨®n repetidamente, sino que, en sus declaraciones posteriores, no intent¨® descalificar una decisi¨®n cuando menos controvertida.

Uno se pregunta si este desdichado hecho le va a pasar factura en los pr¨®ximos torneos. La respuesta la tendremos muy pronto, aunque los antecedentes nos recuerdan una capacidad de reacci¨®n realmente admirable.