Seguir so?ando
Los grandes clubes de nuestra liga no tienen un duro, de ah¨ª que resulte m¨¢s dif¨ªcil transigir con el baile de nombres que cada d¨ªa desfilan por los peri¨®dicos deportivos
Dicen los m¨¢s viejos del lugar que hay un momento para todo y, en el f¨²tbol, que es una prolongaci¨®n sin mayores consecuencias de la vida, sucede algo parecido. Este ha sido un a?o muy particular, alterados los bioritmos naturales del aficionado por una pandemia que nos dej¨® sin el rush emocional de la primavera. Los distintos desenlaces llegaron a destiempo, con el cuerpo pidiendo ensaladas, espetos de sardinas y al helic¨®ptero del Tour de Francia vigilando nuestras siestas mientras, por el camino, se nos hurtaban aquellos meses de verano que anta?o dedic¨¢bamos a los fichajes, la especulaci¨®n, las promesas infundadas y las falsas ilusiones. ?Menos mal que nos quedaba la baza de Messi! Y menos mal que Messi nunca defrauda. O casi nunca, vamos. El caso es que pi¨® el genio y los ¨²ltimos d¨ªas de agosto volvieron a ser lo que siempre fueron: largos periodos de incertidumbre en los que dormir se convierte en una coartada para seguir so?ando.
Todos tenemos alg¨²n muerto en el armario de las fantas¨ªas estivales y, lo que es peor, todos tenemos alg¨²n muerto inconfesable, de esos que conviene callar por verg¨¹enza torera y cierto temor a la letra peque?a del c¨®digo penal. El m¨ªo bien podr¨ªa ser Fabio Rochemback, que me cogi¨® en un ¨¦poca de transici¨®n entre la poes¨ªa y el rock industrial, entre el cruyffismo y lo que fuese aquello que vino despu¨¦s. De ¨¦l me gustaban hasta sus or¨ªgenes, mediocentro brasile?o de corte alem¨¢n nacido y criado en el municipio de Soledade, Estado de R¨ªo Grande do Sul. Con menos se ha triunfado en el mundo de la bossa nova y hay discos enteros de Sepultura en los que uno no encuentra un estribillo tan redondo como ese. La empresa no era menor. Se trataba de sustituir a Guardiola en el eje del centro del campo o reinventar el acero, tarea para la que Rochemback parec¨ªa predestinado en fondo y formas: joven, despiadado, militarizado en lo t¨¢ctico y aseado en lo t¨¦cnico. Tantos elogios le¨ªmos del Fabio remoto, del ¨ªdolo desconocido, que cuando lo vimos destripar el c¨¦sped del Camp Nou con sus formas de bulldozer a punto estuvimos de demandar al jardinero.
Eran tiempos, tambi¨¦n hay que decirlo, donde cualquier desprop¨®sito estaba plenamente justificado. Clubes como el Bar?a, o el Real Madrid, parec¨ªan tener el dinero por castigo y malgastarlo en sufl¨¦s se convirti¨® casi en una obligaci¨®n, un pasatiempo caprichoso que convert¨ªa al aficionado en apostol de lo improbable y guardi¨¢n de la galaxia. Las cosas han cambiado, al menos en lo fundamental. Los grandes clubes de nuestra liga no tienen un duro en la caja, de ah¨ª que resulte m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa transigir con el baile de nombres y caras discordantes que cada d¨ªa desfilan por los principales peri¨®dicos deportivos. Alg¨²n d¨ªa, las generaciones futuras tirar¨¢n de hemeroteca para demostrar a sus semejantes que s¨ª, que tambi¨¦n en el verano del covid-19 andaban sus semejantes ilusion¨¢ndose con Memphis Depay o Georgino Wijnaldum, apenas unos meses despu¨¦s de que su club se acogiera a un ERTE para pagar las n¨®minas de algunos empleados. ¡°Hay un momento para todo en la vida¡±, nos disculpar¨¢n los m¨¢s viejos del lugar. Y es que para eso est¨¢n los abuelos, los clubes de f¨²tbol y, c¨®mo no, el final del verano: para, literalmente, consentir.
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