Osaka regresa al para¨ªso
Tras dos a?os dando bandazos, la japonesa, de 22 a?os, remonta en la final de Nueva York a la renacida Azarenka (1-6, 6-3 y 6-3, en 1h 53m) y logra un pleno: su tercer gran t¨ªtulo en otras tantas finales
Nueva York, el mismo escenario en el que eclosion¨® y se present¨® al mundo hace dos a?os, en aquella noche en la que Serena Williams le arrebat¨® furtiva e injustamente el protagonismo, devolvi¨® la gloria a Naomi Osaka. La japonesa, de 22 a?os, volte¨® una final que hab¨ªa comenzado tremendamente cuesta arriba para ella, con Victoria Azarenka lanzada y directa a por el metal, hasta que se adue?¨® de la pista y rubric¨® la victoria (1-6, 6-3 y 6-3, en 1h 53m) que le devuelve el t¨ªtulo del US Open, el tercer grande que figura en su palmar¨¦s. Despu¨¦s de un periodo confundida y dando bandazos, Osaka, tres triunfos en otras tres grandes finales, vuelve a coger el bast¨®n de mando.
Arranc¨® el pulso en forma de mon¨®logo, el que ofreci¨® esta renovada Azarenka que sonr¨ªe, disfruta y pelotea como en los viejos tiempos. Celebra el tenis su regreso y ella propone con un delicioso repertorio t¨¦cnico y estrat¨¦gico, tan rico en matices que lo mismo le permite atacar que replegar, en funci¨®n de las circunstancias. En esta ocasi¨®n, la apuesta fue meridianamente clara: a por Osaka, con todo. Tan inspirada sali¨® a la Arthur Ashe que la japonesa ni las ve¨ªa venir, desbordada a una velocidad de v¨¦rtigo por el ritmo machac¨®n de la bielorrusa y esa bola alegre que ha sido noticia durante dos semanas en Nueva York.
En un abrir y cerrar de ojos logr¨® el primer break, y en otro parpadeo el segundo y para cuando Osaka hab¨ªa empezado a despertarse, perezosa, ya le hab¨ªa endosado el tercero. Un rodillo rubio en la central. Se frustraba la nipona, alica¨ªda y expectante, un mar de dudas porque todo lo que le hab¨ªa funcionado a lo largo del torneo era inerme frente a Azarenka, abrumadoramente dominadora en el primer parcial. Ten¨ªa un solo color la final, el rosa chicle que luce la de Minsk y refleja un estado de ¨¢nimo: tras varios a?os de grises, est¨¢ de vuelta.
Hab¨ªa puesto el turbo hacia su tercer Grand Slam y el terreno se inclin¨® todav¨ªa m¨¢s a su favor con la rotura inicial en la segunda manga, pero ya se sabe: esto es tenis, el hoy y sobre todo el ahora en su m¨¢xima expresi¨®n. Cuando se vio completamente perdida, Osaka se despoj¨® del traje de perdedora que hab¨ªa portado hasta ese momento y se disfraz¨® de hero¨ªna. Los golpes le hicieron entrar en calor, cuesti¨®n de orgullo, y poco a poco comenz¨® a nivelar y luego a imponer esa aceleraci¨®n tan brutal que tiene en la derecha.
Entr¨® en la pista, le hizo recular a Azarenka un par de metros y la bielorrusa perdi¨® definitivamente el control de la situaci¨®n. Cedi¨® dos veces el servicio y el vuelco fue radical. Si durante media hora se empezaba a mirar detenidamente el reloj, por eso de si la bielorrusa era capaz de cerrar la final con un registro de r¨¦cord, despu¨¦s empez¨® a dilatarse la historia. Osaka se hizo con el poder, firme en el peloteo y definitiva cuando encontraba posiciones francas. Cuando coge inercia, ese drive plano es muy dif¨ªcil de domesticar.
Logr¨® un break que parec¨ªa determinante, 3-1 a su favor en la manga final, pero Azarenka no hinc¨® la rodilla y se dio una ¨²ltima oportunidad. A base de agallas y riesgo, guerre¨® y contrarrest¨® la embestida de la japonesa, pero se qued¨® corta. Osaka, la tenista que nada en monta?as de billetes ¨Ces la deportista que m¨¢s factur¨® en 2019, con 34,2 millones de euros¨C y a la vez se erige como bandera contra el antirracismo en el mundo de la raqueta, vuelve al primer plano y trunc¨® el rom¨¢ntico viaje de Azarenka en el torneo. En cualquier caso, Vika reclama otra vez su espacio. Y ese es el principio de algo importante. As¨ª lo ha hecho Osaka.
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