Roglic resiste el ataque de Carapaz y este domingo ganar¨¢ su segunda Vuelta a Espa?a
El ecuatoriano reduce a 24 segundos la diferencia con el esloveno, que es el campe¨®n virtual de la carrera a falta de la etapa de tr¨¢mite en Madrid
A Hugh Carthy le ofrecieron irse a vivir a Valencia pero ¨¦l dijo que no, que le gustaba m¨¢s el clima templado de Pamplona, y sal¨ªa a entrenarse a dos grados en invierno y lo hac¨ªa en manga corta, y ahora en Andorra tambi¨¦n la goza con las heladas en las alturas como la goza Richard Carapaz en sus Andes a m¨¢s de 3.000 metros, tambi¨¦n fr¨ªos y, para ¨¦l, acogedores, su casa, y ambos, el ingl¨¦s y el ecuatoriano, los dos aspirantes m¨¢s cercanos a Primoz Roglic en la general, a menos de un minuto y la Covatilla por medio, se frotan las manos cuando por la ma?ana les muestran im¨¢genes de la heladora subida a la estaci¨®n de esqu¨ª de B¨¦jar, menos de seis grados al mediod¨ªa y niebla espesa y meona que, acelerada el agua por el viento, parece ventisca.
?? ?Lo has vuelto a hacer, @rogla!
— La Vuelta (@lavuelta) November 7, 2020
??Well done, @JumboVismaRoad!#LaVuelta20 pic.twitter.com/CsnXTEv3dH
Pero cuando llegan cerca de la ¨²ltima cumbre de la Vuelta, de su ¨²ltima oportunidad, y ya atardece r¨¢pido en oto?o, el sol decide asomarse por encima de las nubes para, orgulloso, regalar su ocaso a las monta?as, y cuando atacan desesperados porque no les queda m¨¢s remedio, y ya parten casi batidos, luchan m¨¢s contra el viento de cara, que como el sol y sus ¨²ltimos rayos, ayuda m¨¢s al que defiende, al que busca abrigo, a Roglic, que, ya sin equipo, lo encuentra en las ruedas de Marc Soler y Enric Mas, que aceleran porque Dan Martin, cuarto en la general, sufre tambi¨¦n su soledad contra el viento, y Mas, quinto en el Tour y quinto en la Vuelta, intenta mejorar su clasificaci¨®n y su equipo, el m¨¢s fuerte de la carrera, ha marcado el desarrollo de la etapa y no hay mejor recompensa para un ciclista que saber que su trabajo ha servido para algo, y por la noche brindan porque se han sentido ¨²tiles y la vida cobra un cierto sentido as¨ª, y ya saben, porque les ha ocurrido varios d¨ªas la Vuelta, que siempre hay oportunistas que se aprovechan de su trabajo, y Arrieta, su estratega, lo acepta no como una maldici¨®n sino como la consecuencia l¨®gica de sus movimientos, los riesgos que corre quien no quiere ir a rueda, y el d¨ªa anterior, en Ciudad Rodrigo, todo su trabajo lo capitalizaron un dan¨¦s con bigote rubio del equipo de Carthy que le gan¨® el sprint a Valverde y Roglic, siempre oportuno, que rasc¨® 6s de bonificaci¨®n.
Y el EF ha ganado tres etapas con tres corredores distintos, pero Carthy estaba solo, y el viento, en la etapa decisiva, todos sus compa?eros atrasados, qued¨¢ndose ya, sin poder m¨¢s, en la dura traves¨ªa de la Sierra de Francia, de nuevo, y la sierra de B¨¦jar, acelerada la etapa delante por el ataque colectivo del UAE en la fuga de 34 de la que sali¨® el ganador de la etapa, el franc¨¦s Gaudu, que repite victoria el s¨¢bado siguiente de su s¨¢bado en la Farrapona. Y acelerada por detr¨¢s por el Movistar, siempre, que quiere colocar a Marc Soler en la fuga para que gane la etapa, pero el catal¨¢n llega en mal momento a la cabeza, cuando en la cuesta de piedras de Candelario hermoso atacan Donovan, Izagirre y M?der, y se acaba el tren.
A Roglic le ataca Carapaz como solo ¨¦l sabe hacerlo, y su espalda es un caparaz¨®n que le envuelve y le transforma en una bola, la cabeza bien protegida y el viento parece que le resbala, y todo es coraje y determinaci¨®n en su mirada, y su pedalada devora. Est¨¢ a 47s. Tiene tres kil¨®metros de media subida para borrarlos. Se queda a la mitad, a 24, de Roglic quien, asegura, ya recuperado el aliento, que no, que no lleg¨® a pensar que se le iba la Vuelta entre sus dedos, la experiencia again de perder lo que ya cre¨ªa suyo, como el Tour, pero no explica si no lo pens¨® porque siempre crey¨® en su capacidad o porque, tan agobiado como iba, no tuvo ni tiempo para pensarlo, hombre de acci¨®n. ¡°E iba tan solo que cualquier persona que hubiera aparecido a mi alrededor habr¨ªa sido bienvenida, habr¨ªa aprovechado cualquier rueda¡±, dice, y acelera y esprinta largo en el ¨²ltimo kil¨®metro, donde Carapaz ya no puede m¨¢s, y deja atr¨¢s a los dos del Movistar, y cuando llega a meta acude a saludar r¨¢pido a Carapaz, que le felicita y le declara justo ganador.
No alcanza Roglic la rueda de Carthy, que tambi¨¦n se liber¨® y atac¨®, y fue el primero en hacerlo, y lo hizo porque ten¨ªa que hacerlo, porque quer¨ªa ganar, pero sabiendo que no era su terreno. ¡°Y me iba desesperando porque pasaban los kil¨®metros y no ve¨ªa c¨®mo pod¨ªa hacer algo¡±, confiesa el ingl¨¦s cuya victoria lleg¨® a parecer posible (qued¨®, finalmente, tercero, a 47s de Roglic) y que, de haberse producido, no habr¨ªa sorprendido a nadie pese a ser un ciclista casi desconocido al comienzo de la carrera. Antes al contrario, su victoria habr¨ªa rimado a la perfecci¨®n con el a?o m¨¢s extra?o del ciclismo moderno, con la irrupci¨®n de Van Aert y otros ni?atos; con la victoria del debutante de 22 a?os Pogacar en el Tour, con la del londinense Tao Geoghegan Hart en el Giro¡
Por primera vez en la historia, las tres grandes, Vuelta, Giro y Tour, se han resuelto por menos de un minuto entre primero y segundo, 24s en Espa?a, 39s en Italia, 59s en el Tour. La victoria de Roglic, 31 a?os, ya ganador el a?o pasado, devuelve, en cierta forma, un poquito de cordura al ciclismo, y, como derrota de Trump ante Biden, a la vida, quiz¨¢s.
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