El terremoto, San Remo y un Mundial
La brecha italiana tambi¨¦n se abre en la Serie A. Si uno traza una l¨ªnea imaginaria por encima del r¨ªo Po, 86 de los 118 ¡®scudetti¡¯ est¨¢n en manos de equipos de esa zona
Italia es una naci¨®n joven, desigual y partida por la mitad. Si alguien cree que un catal¨¢n y un andaluz se parecen poco, puede probar a sentar a un calabr¨¦s y un lombardo en la misma mesa. La renta se duplica de un extremo a otro del pa¨ªs, la esperanza de vida es tres o cuatro a?os mayor en el norte y las posibilidades de ir a la universidad en lugares como N¨¢poles son de una contra tres. Italia es una grieta mal zurcida que solo se muestra verdaderamente unida ante tres acontecimientos fundamentales para la Rep¨²blica: una cat¨¢strofe natural, el festival de San Remo y un Mundial. Y el ¨²ltimo, por primera vez en 60 a?os, tuvieron que verlo en la televisi¨®n.
La brecha italiana tambi¨¦n se abre en la Serie A. Si uno traza en el mapa una l¨ªnea imaginaria por encima del r¨ªo Po ¡ªtal y como hizo la Liga Norte para definir el territorio que delimitar¨ªa su mundo fant¨¢stico, supremacista e independiente de la Padania¡ª, 86 de los 118 scudetti disputados est¨¢n en manos de equipos de esa zona. Es decir: Inter, Milan, Juventus, Torino, Sampdoria y Genoa. Por debajo, encontrar¨¢n solo miseria y los t¨ªtulos de la Roma, la Lazio y un par del N¨¢poles. Pero el f¨²tbol no es solo lo que contaba aquel poema dedicado a la estad¨ªstica de Carlo Alberto Salustri, el gran Trilussa: a cada uno le tocaba un pollo y medio al a?o, aunque no hubiera comido ninguno y a su vecino, tres. La ¨²nica realidad hoy es que la selecci¨®n italiana lleva tiempo sin probar muslo ni pechuga.
La tragedia se gest¨® hace justo tres a?os. La Nazionale empat¨® con Suecia en la repesca y cay¨® eliminada. El batacazo, una arm¨®nica fusi¨®n entre el aroma a Copa del Mundo y el terror de la cat¨¢strofe, dej¨® a toda una generaci¨®n sin el rito de un Mundial en verano (el de 2022 en Qatar se jugar¨¢ en invierno). Se hizo el silencio varios d¨ªas. Luego se volvi¨® a una normalidad que, b¨¢sicamente, recuerda c¨®mo la selecci¨®n le importa un bledo a todo el mundo. A menos, claro, que est¨¦ jugando algo importante o pueda amargarle el d¨ªa a 11 alemanes (aqu¨ª el ¨²nico Partido del siglo se jug¨® el 17 de junio de 1970 en las semifinales del Mundial de M¨¦xico contra la RFA y gan¨® Italia 4-3). No fue el caso ahora. En realidad, es posible que lo del mi¨¦rcoles contra Estonia (4-0 ganaron los italianos en un amistoso) fuera el punto m¨¢s alejado de aquel momento de gloria.
El problema hoy no es c¨®mo se juega. Esa tecla no funcion¨® nunca en Italia. Lo intent¨® en el 78 con una selecci¨®n estratosf¨¦rica ¡ªZoff, Bettega, Scirea, Paolo Rossi¡¡ª sin resultados. Los azzurri, por el color azul atribuido a la vieja monarqu¨ªa Saboya, tienen hoy centrocampistas de toque como Locatelli o Jorginho que brillaron contra Polonia el domingo (2-0). Pero los partidos, y no es un problema dom¨¦stico, son cada vez m¨¢s inc¨®modos. Las lesiones musculares se han disparado un 50% en plena pandemia y solo a la FIFA se le ocurrir¨ªa una estupidez mayor que viajar para jugar un amistoso cuando medio pa¨ªs est¨¢ confinado y el otro espera turno en las urgencias del barrio. La Nazionale, convertida de lunes a viernes en el club de la gente que no puede pagarse una plataforma de pago para seguir a su equipo, era un marciano estos d¨ªas en Italia.
Los aficionados no quer¨ªan los partidos. Tampoco los jugadores y, mucho menos, los clubes: la Juventus perdi¨® a CR tres semanas la ¨²ltima vez que se fue con Portugal. El seleccionador, Roberto Mancini, en aislamiento por covid despu¨¦s de haberse burlado del virus con un meme hace pocas semanas, dirigi¨® al equipo desde su casa a trav¨¦s de Skype, como si jugase a la Play Station. Justo en lo que va camino de convertirse en uno de los pocos ritos cat¨¢rticos que quedaban en un pa¨ªs que se acuesta todav¨ªa poniendo una vela al sism¨®grafo y la otra, a San Remo.
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