Con Medvedev, las apariencias enga?an
Tiene una coordinaci¨®n at¨ªpica y al verlo correr o golpear puede parecer que no es un gran jugador, pero quien haya querido fijarse un poco sabr¨¢ que es complicad¨ªsimo
Despu¨¦s de cerrar una corta y at¨ªpica temporada sobre tierra batida con una nota inmejorable, al adjudicarse su decimotercer Roland Garros, Rafael volvi¨® a Par¨ªs para jugar el ¨²ltimo Masters 1000 del a?o en pista indoor con menos fortuna. Lo cierto es que en Par¨ªs-Bercy no consigui¨® competir del todo bien y que le falt¨® agresividad y decisi¨®n en sus golpes. Pero con su vuelta a las pistas cubiertas del O2 Arena de Londres, solo una semana despu¨¦s, ha demostrado no solo que tom¨® buena nota, sino tambi¨¦n la clara determinaci¨®n de enmendar el error, ser m¨¢s agresivo y estar dispuesto a llevar algo m¨¢s la iniciativa del juego.
En su primer partido de la Copa de Maestros, el que jug¨® contra Andrey Rublev, le pudimos ver en todo momento y, sobre todo en el resto, con la clara idea de ir a buscar el punto jugando con menos efecto que en Par¨ªs. Fue mucho m¨¢s directo en sus tiros y cambi¨® las direcciones con mayor asiduidad. Es cierto que el ruso no estuvo muy acertado, pero tambi¨¦n que este acus¨® una gran incomodidad por la agresividad que le infligi¨® Rafael.
En el segundo encuentro de la fase de grupos, contra Dominic Thiem, yo percib¨ª algo superior a mi sobrino hasta el tie break del primer set, cuando desaprovech¨® un 5-2 a favor y le cedi¨® el primer parcial al austriaco. Le sobrevinieron algunos nervios de m¨¢s que derivaron en un juego algo m¨¢s intermitente e impreciso, aunque sigui¨® conectando buenos golpes y jugadas de m¨¦rito. Rafael acab¨® sucumbiendo, otra vez en el tie break, pero el partido nos dej¨® con la impresi¨®n, por lo menos a m¨ª, de que la victoria ante su pr¨®ximo rival, Stefanos Tsitsipas, quien adem¨¢s era el vigente campe¨®n del torneo, no solo era posible sino que tambi¨¦n era probable.
Y la realidad es que as¨ª fue.
El partido que le dio a Rafael el pase a las semifinales fue de gran intensidad y belleza. ?l se mostr¨®, en todo momento, muy s¨®lido y centrado, agresivo y superior en el duelo contra el griego, quien solo dispuso de tres bolas de rotura.
Las semifinales no tienen un claro favorito, como es normal cuando se enfrentan, precisamente, los cuatro mejores jugadores de la clasificaci¨®n mundial: Novak Djokovic, Rafael, Dominic Thiem y Daniil Medvedev. Este ¨²ltimo, al que debe eliminar mi sobrino si quiere acceder a la final, puede dar una impresi¨®n equivocada. Es un jugador con un estilo algo extra?o y con una coordinaci¨®n at¨ªpica. Al verlo correr o golpear la bola, uno puede llegar a pensar que no se trata de un gran jugador, pero quien haya querido fijarse un poco mejor y haya seguido su trayectoria en los dos ¨²ltimos a?os, sabr¨¢ que es un tenista complicad¨ªsimo. No es f¨¢cil saber por d¨®nde conviene apretarle. Ante un juego pasivo y de largos intercambios, el ruso logra aburrir a su rival antes de fallar una bola. Si, por el contrario, uno se decide a atacarle, tiene que ser con gran precisi¨®n y determinaci¨®n, ya que su contraataque es letal.
Rafael deber¨¢ optar, a mi entender, por llevar la iniciativa y por imprimir mayor agresividad. Lo contrario ser¨ªa un suicidio, que no creo que vaya a ocurrir. Lo cierto es que veo a Rafael muy bien encaminado. Cualquiera de los cuatro podr¨ªa levantar el trofeo ma?ana, pero quiero tener la fe de que este a?o ser¨¢ ¨¦l quien, por fin, lo haga.
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