De sistemas y esos asuntos
Como ya dijo hace mucho Cruyff, el f¨²tbol no es est¨¢tico, sino una cuesti¨®n de espacios y de movimiento. Un juego de posici¨®n
Tal vez se deba a que jugaba de portero y este nunca sale en ning¨²n sistema de juego. Tal vez, porque provengo de una ¨¦poca en la que en el f¨²tbol se hablaba m¨¢s de actitud, por llamarlo de una forma que pueda aparecer en este peri¨®dico, que de construcci¨®n del juego, o simplemente porque yo tambi¨¦n creo, como ya dijo hace mucho Cruyff, que el f¨²tbol no es est¨¢tico, sino una cuesti¨®n de espacios y de movimiento. Un juego de posici¨®n. Y no hay nada m¨¢s est¨¢tico que un sistema.
Dec¨ªa Johan que aquel 3-4-3 con el que jug¨¢bamos era solo un punto de partida, la letra A de nuestro abecedario. Pero la movilidad, la situaci¨®n del rival, el momento del partido, nos deber¨ªan llevar a otras soluciones t¨¢cticas que ¨¦l defin¨ªa como B, C, D¡ Siempre con la condici¨®n de que si est¨¢bamos en dificultad o no encontr¨¢bamos la buena respuesta al rival siempre deb¨ªa volver a la A. Y Johan era tan sabio en la lectura del juego que si necesitaba jugar con una l¨ªnea de cuatro defensas lo hac¨ªa, porque siempre manten¨ªa la misma idea del espacio, la posici¨®n y el movimiento. O decid¨ªa sacar a Alexanco para defender el maravilloso gol de Koeman en Wembley.
En esa misma ¨¦poca, diciembre del 96, jug¨¢bamos contra una magn¨ªfica Yugoslavia (qu¨¦ mayores somos) de Mijatovic, Stojkovic y Savicevic, con la Espa?a de Javier Clemente. Cuando no ten¨ªamos el bal¨®n, nuestra estructura era de cuatro en la defensa, pero cuando gan¨¢bamos la pelota nuestro lateral se convert¨ªa en eso que luego hemos llamado carrilero largo (el Dani Alves del equipo de Pep) para abrir el campo y quedarnos con una defensa de tres.
O les podr¨ªa contar que Aim¨¦ Jacquet, seleccionador de la Francia campeona del mundo en el 98, aquella de Zidane, Djorkaeff, Henry y Thuram, le agradec¨ªa a Clemente haberle hecho descubrir el 4-2-3-1 que les llevar¨ªa, como punto de arranque, a ser campeones y que ve¨ªa por primera vez sobre el terreno de juego en la inauguraci¨®n del Stade de France.
O que un d¨ªa, cuando yo ya peinaba canas, un enorme entrenador me abri¨® los ojos explic¨¢ndome que el ¨²nico momento en el que un equipo ten¨ªa un sistema fijo era justo en el pitido inicial y que, a partir de ah¨ª, todo era movimiento, creaci¨®n de espacios, dinamismo, se?uelos y, sobre todo, velocidad de bal¨®n. Tambi¨¦n que los jugadores siempre eran capaces de encontrar soluciones que uno no hubiera imaginado ni tras mil horas de an¨¢lisis del rival.
Porque, saben qu¨¦ pasa, que el rival tambi¨¦n tiene un plan de juego, una idea con la que piensa que va a poner en dificultades a nuestro equipo y hasta ocurre que hay alg¨²n jugador contrario que al estar posicionado de forma no habitual entorpece nuestras soluciones de juego. Cu¨¢ntas veces y cu¨¢ntas jugadas de estrategia han sido anuladas porque un jugador rival estaba marcando mal a uno de los nuestros y esa posici¨®n equivocada imped¨ªa que pudi¨¦ramos lanzar el c¨®rner como hab¨ªamos previsto y trabajado. Se han dado casos de jugadores que hasta suger¨ªan al rival la soluci¨®n correcta de marcaje para poder jugar el bal¨®n como ten¨ªan previsto y trabajado en el laboratorio del entrenamiento.
Un d¨ªa hablaba con Claudio Ranieri, mi ¨²ltimo entrenador en Valencia, sobre la posesi¨®n del bal¨®n; sobre si lo tenemos nosotros no lo tiene el contrario, y que as¨ª puedes atacar mejor y tambi¨¦n defender, y todos esos conceptos del juego del Bar?a. Ranieri me escuch¨® con su elegancia habitual y luego me dio una lecci¨®n de pragmatismo romano: ¡°Veamos, Zubi. No tenemos jugadores para tener el bal¨®n y, adem¨¢s, ?para qu¨¦ quiero tenerlo un minuto con el riesgo de perderlo si en tres segundos puedo robarlo, controlarlo y lanzar r¨¢pido al Piojo L¨®pez para que se la juegue uno contra uno, con su velocidad y la lentitud del central rival?¡±.
Pues eso, la idea del juego, la ocupaci¨®n racional del terreno de juego, siempre gana al sistema.
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