Mis discusiones con Luis Enrique
El seleccionador nos demuestra con acciones que no son palabras, que no es humo, ni viento ni excusa, que para ¨¦l esos 23 jugadores de la lista son titulares en potencia
Arist¨®teles: ¡°Los discursos inspiran menos confianza que las acciones¡±.
Unai Sim¨®n debut¨® con Espa?a en el Johan Cruyff Arena de ?msterdam. No est¨¢ nada mal para un primer partido con la Selecci¨®n. Como si fuera de Bilbao. O de las afueras. Ya les ha contado en estas p¨¢ginas mi amigo Jon Rivas, una enciclopedia del f¨²tbol, la relaci¨®n de los porteros del Athletic con la selecci¨®n, as¨ª que me voy a ir a buscar otros paisajes para observar.
Tras ese estreno, que parec¨ªa solo una oportunidad de ver en acci¨®n a Unai frente a la siempre sugerente Holanda, le siguieron el partido oficial contra Suiza en Basilea y el bomb¨®n de jugar contra Alemania, con el resultado hist¨®rico que todos ya conocen. En diez d¨ªas, el que parec¨ªa numero tres, detr¨¢s de De Gea y Kepa, adelantaba a todos y llega a la pole de la porter¨ªa de la Selecci¨®n. Ya les digo yo que esto ser¨ªa una revoluci¨®n en la jerarquizada Francia donde el 1 es el 1 y solo deja de ser el 1 si desaparece de la convocatoria.
Ser¨ªa f¨¢cil echar la vista atr¨¢s y recordar las temporadas de Luis Enrique en el Barca B, cuando les dio siete partidos a cada uno de sus, nuestros, tres porteros. Su argumento era imbatible: ¡°Son nuestros, tengo confianza en ellos y todos pueden ser titulares. Por eso est¨¢n con nosotros¡±. Ya s¨¦ que todos hemos escuchado esa frase hasta dejar de o¨ªrla, porque entendemos que es m¨¢s mensaje que acci¨®n. Humo, viento, excusa. Siempre nos parece que detr¨¢s de ese argumento est¨¢ el deseo de proteger a dos porteros, pero que la decisi¨®n del n¨²mero 1 ya est¨¢ tomada de antemano.
Y va Luis Enrique y nos demuestra con acciones que no son palabras, que no es humo, ni viento ni excusa, que para ¨¦l esos 23 jugadores de la lista son titulares en potencia. Que si est¨¢n en la convocatoria es porque tienen el potencial para jugar y que ser¨¢ ¨¦l, el seleccionador, con la observaci¨®n de los entrenamientos, por el perfil del rival, por c¨®mo visualice que va a ser el partido quien vaya a gestionar el once titular.
Y cuando acaben los partidos de Selecci¨®n, los va a devolver a sus equipos de origen con esa frase tan suya: ¡°Ya saben que para volver a la selecci¨®n tienen que volar en sus equipos¡±.
Con lo que los jugadores vuelven a sus competiciones sabiendo que fueron titulares ayer, pero puede que no est¨¦n en la lista de marzo. Y de esa manera el seleccionador intenta ayudar tambi¨¦n a los clubes de origen para que nadie se acomode pensando que tiene un rinc¨®n de seguridad en la Roja y que solo el rendimiento diario va a dictar la siguiente llamada.
No les voy a negar que cuando Luis Enrique me lo cont¨®, en aquellos tiempos de ambos en el Barcelona, no llegaba a comprender sus argumentos. Yo era de los que cre¨ªa que hab¨ªa que dar confianza al que pens¨¢semos que era nuestra primera opci¨®n y que, adem¨¢s, el movimiento en la porter¨ªa pod¨ªa redundar a una peor comunicaci¨®n con la l¨ªnea de centrales, uno de esos polos de seguridad sobre los que se construye, dentro del modelo cl¨¢sico, un equipo. Le siguieron muchos debates, discusiones, argumentos en pro y en contra, pero lo que iba pasando era que el rendimiento de cada portero era impecable, que la conexi¨®n con los centrales era abierta y que pod¨ªamos rotar y cambiar sin problemas porque todo el mundo se sent¨ªa implicado. Nadie se quedaba atr¨¢s porque todos sent¨ªan que tendr¨ªan su momento y que entonces deber¨ªan ser decisivos.
Y cuando lleg¨® el momento de Unai pens¨¦ para mis adentros: ?Se va a atrever?
Ya saben la respuesta.
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