Con el fuego no se juega

Si no fuera porque uno se va acostumbrando a las continuas quejas que escuchamos hoy en d¨ªa en todos los ¨¢mbitos, me habr¨ªan asombrado las declaraciones del tenista Brayden Schnur, n¨²mero 103 de la clasificaci¨®n mundial, en las que llamaba ego¨ªstas a Federer y a Rafael por no protestar por las condiciones del aire en Australia a causa de los incendios. No merece la pena detenernos a argumentar que poco se puede hacer contra las cat¨¢strofes naturales, ni en reconocer la segura preocupaci¨®n de Craig Tiley, director del torneo, por intentar proporcionar las mejores condiciones para todos los participantes; un hecho del que no dudamos todos los que hemos estado en ese torneo.

Lo que m¨¢s sorprende, sin embargo, de toda esa tendencia al enfado continuo es que sea siempre hacia lo que hacen los dem¨¢s y, muy pocas veces, hacia lo que hacemos nosotros mismos.

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Me extra?a que el jugador canadiense, quien parece ser que posteriormente se disculp¨®, recelara de los mejores tenistas de este Grand Slam (quienes, adem¨¢s, est¨¢n respirando su mismo aire) y, en cambio, no le preocupen las muy diferentes condiciones de los tenistas un poco por debajo de su nivel, los que est¨¢n jugando torneos de categor¨ªa Future o Challenger. Los jugadores que disputan estos torneos de categor¨ªa algo inferior no gozan de la remuneraci¨®n, instalaciones, servicios, atenciones y dem¨¢s privilegios de los que s¨ª disfrutan absolutamente todos los participantes del Open de Australia, el propio Schnur incluido.

Durante la nueva Copa Davis que se disput¨® a finales de a?o en Madrid, un periodista chileno me pidi¨® una entrevista aprovechando que yo me encontraba en la Caja M¨¢gica. En un momento dado, me pregunt¨® qu¨¦ me parec¨ªa el hecho de que los tenistas de su pa¨ªs estuvieran participando en la competici¨®n, en vez de haber permanecido en Chile apoyando las protestas sociales y solidariz¨¢ndose con los m¨¢s desfavorecidos por la injusta situaci¨®n actual.

Le pregunt¨¦ si a ¨¦l le parec¨ªa mal que estuvieran jugando la eliminatoria y me contest¨® inmediatamente que s¨ª. A lo que no pareci¨® encontrar respuesta fue a la siguiente pregunta que le formul¨¦. ?Y t¨² qu¨¦ haces aqu¨ª trabajando en vez de haberte quedado en tu pa¨ªs solidariz¨¢ndote t¨² mismo con los que sufren peor condiciones que las tuyas? Pensar mal de los dem¨¢s por norma, criticar las actuaciones pr¨®jimas sin ser constructivos y, lo que es m¨¢s importante, no ser capaces de hacer autocr¨ªtica, no lleva a ning¨²n sitio.

Yo creo que a todos nos apena ver las consecuencias de los devastadores incendios de Australia. Deber¨ªamos evitar considerar que nadie pueda salir beneficiado de una situaci¨®n as¨ª. Todos deseamos que llegue esa lluvia que pronostican para los pr¨®ximos d¨ªas que podr¨ªa mejorar la calidad del aire y que pueda llevarse a cabo con cierta normalidad un torneo que, como siempre, estar¨¢ a la altura de los otros Grand Slams.

As¨ª pues, solidaridad con todos los australianos y comprensi¨®n con la excelente organizaci¨®n de este torneo que, no me cabe la menor duda, nos deparar¨¢ grandes encuentros y no pocas emociones.