El Atl¨¦tico ni juega ni gana
El equipo de Simeone vuelve a ofrecer un partido desastroso ante un Legan¨¦s que tuvo las mejores ocasiones para llevarse los tres puntos
Comatoso, desnortado, sin un gramo de f¨²tbol, este Atl¨¦tico hundido ni juega, ni gana. Ni resultados, ni pelota. Inmerso en una confusi¨®n galopante que tambi¨¦n invade a su entrenador, fue incapaz de ganarle a un equipo que transita por el pozo de la tabla. El Legan¨¦s se fue del Metropolitano con la sensaci¨®n de haber tenido las ocasiones m¨¢s claras y, sobre todo, de explotar una idea clara. La del Atl¨¦tico ya no se sabe cu¨¢l es. Defiende mal y ataca peor. La transici¨®n de la que habla Simeone tiene pinta de que va a ser muy dura.
Su equipo ten¨ªa una oportunidad de recortarle puntos al Barcelona y de meterle presi¨®n al Madrid antes de su visita a Valladolid y el resultado fue un partido horrendo que solo pudo ganarlo desde el empuje y la testosterona de los minutos finales. No hay plan ofensivo, m¨¢s all¨¢ de lo que le salga a los jugadores de talento. Ya sea Correa, Jo?o F¨¦lix o Vitolo. Todo es una apuesta a ver qu¨¦ les sale, un vivir continuo sobre el filo de la navaja de la inspiraci¨®n. El traspi¨¦ es una dimisi¨®n grosera de la pelea por la Liga. Como ya fue la de la Copa en Le¨®n o la de Eibar, tambi¨¦n en Liga, una semana antes.
La primera jugada ya fue sintom¨¢tica de la ansiedad y el miedo que castra cualquier intento de jugar al f¨²tbol. Tocados por la debacle de Le¨®n, el primer tiempo del Atl¨¦tico fue una calamidad. Manoseado el equipo de Simeone de arranque por el ¨²ltimo de la tabla. Zarandeado durante un cuarto de hora largo por los toques de Roque Mesa y Recio, y burlado por la posici¨®n interior de Kevin. Fue indetectable el lateral reubicado por Aguirre para el dubitativo sistema defensivo rojiblanco. Kevin fue el primero en volver a otorgarle un papel trascendental a Oblak con un disparo raso y da?ino. Despu¨¦s lo har¨ªa Braithwaite, que perdi¨® el mano a mano con el meta esloveno. El c¨¢lculo exacto de d¨®nde estar¨ªa el Atl¨¦tico sin Oblak es complejo, pero de lo que no hay duda es de que estar¨ªa unos cuantos puestos m¨¢s abajo.
La depresi¨®n del equipo ha alcanzado a la grada, dividida entre los que esperan m¨¢s de Simeone y de sus futbolistas, y los que claman por ver aunque sea unas migajas de f¨²tbol decente. Y de eso tuvo muy poco el Atl¨¦tico en el primer acto. Fracas¨® la l¨ªnea media compuesta por Llorente y Thomas como ejes. Al primero no le da para gobernar al equjpo. Su presencia con la pelota fue nula porque lo suyo es la conducci¨®n y el quite. El segundo vive en la irregularidad permanente y parte de la grada empieza a tenerle ojeriza. A su izquierda, Sa¨²l es un futbolista ofuscado, perdido en las batallas por el juego a¨¦reo y fall¨®n en las entregas. No da con la tecla Simeone para armar un centro del campo que se imponga con autoridad. Fall¨® tambi¨¦n la entrada de Vrsaljko, metido a cap¨®n despu¨¦s de un a?o lesionado y su paso por el Inter. No sab¨ªa ni cu¨¢ndo subir ni c¨®mo, pese a los gritos de Simeone.
Tard¨® 20 minutos el Atl¨¦tico en dar cuenta de la existencia de Cu¨¦llar. Ante el repaso de ese primer tramo de partido, Simeone decidi¨® variar el dibujo para pasar a un 4-3-3 e igualar la salida de bal¨®n de los tres centrales del Legan¨¦s. El movimiento al menos dio para nivelar el partido, que se convirti¨® en una secuencia de pases, rechaces y segundas jugadas que no fueron a ninguna parte. Fue dantesco el empe?o en enviarle balones a Morata, encarcelado por los tres centrales del Legan¨¦s. Pero peor fue comprobar que ante una defensa de cinco y una l¨ªnea de cuatro por delante, el Atl¨¦tico no sab¨ªa c¨®mo atacarla. Los rivales tienen ya por costumbre dejar que sean los centrales los que manejen la pelota en ataque est¨¢tico. Y ah¨ª emerge un estigma que caracteriza el plan de Simeone. No hay un equipo de la zona alta de la tabla en la que sus centrales hagan menos conducciones para provocar y dividir la defensa contraria. La ¨²nica grieta que encontr¨® fue en una contra bien llevada entre Correa y Morata que este empalm¨® en el segundo palo.
La soluci¨®n de Simeone fue quitar a Llorente y meter a Vitolo. Una apuesta por arreglar el partido apoyado en lo que fuera capaz de provocar el extremo canario con sus conducciones, sus regates y sus pases interiores. Y pudo tener la llave del encuentro en la primera acci¨®n. Un pase de Jo?o F¨¦lix corrido entre los centrales que no aprovech¨® porque Correa se entrometi¨® en la disputa. Una muestra m¨¢s de aturullamiento y el desorden que invaden al equipo. El segundo movimiento de Simeone fue meter a Herrera por Correa, pero tampoco se engras¨® el Atl¨¦tico. Todo lo contrario. Creci¨® el Legan¨¦s, que acrecent¨® su dominio y sus llegadas al ¨¢rea ante la estupefacci¨®n de la grada. Solo sufri¨® el bien armado equipo de Aguirre una bater¨ªa de saques de esquina y arrancadas desesperadas que no fueron a ninguna parte. Como este Atl¨¦tico, que no sabe ni a qu¨¦ juega, ni ofrece se?ales de saberlo. Lo suyo fue un f¨²tbol crispado, rematado con la tangana y los actos macarr¨®nicos que provoc¨® Cu¨¦llar. Ese final embarullado tambi¨¦n fue el reflejo de este Atl¨¦tico, que gana poco y no juega a nada.
Cu¨¦llar simula una agresi¨®n de un recogepelotas y pellizca a Vitolo
Las escenas de la tangana final, con Cu¨¦llar y su actitud macarr¨®nica tras su expulsi¨®n, cerraron el partido. El meta del Legan¨¦s, que ya ten¨ªa una amarilla por protestar, vio la segunda tras simular ser agredido por un recogepelotas en el descuento. En su lento camino a los vestuarios tuvo una trifulca con Vitolo y Morata. Jonathan Silva tuvo que defender la meta del Legan¨¦s en los ¨²ltimos minutos. ¡°Una vez expulsado, retras¨® su salida del terreno de juego a la vez que se encaraba con varios adversarios, llegando a pellizcar en su cara al n¨²mero 20 (Vitolo), y acto seguido, propinar varias palmadas en el cuello y en el pecho del n¨²mero 9 (Morata), e insisti¨¦ndome que hab¨ªa sido agredido por un recogepelotas¡±, escribi¨® Mateu Lahoz en el acta. Cu¨¦llar se expone a una sanci¨®n de varios partidos. Bustinza, capit¨¢n del Legan¨¦s, pidi¨® disculpas: ¡°No hemos dado el mejor ejemplo, pido perd¨®n¡±.
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