Nadal contiene al Kyrgios que el tenis quiere
El n¨²mero uno neutraliza a la mejor versi¨®n del australiano, serio y sin excentricidades, y desembarca en cuartos: 6-3, 3-6, 7-6 (8) y 7-6 (4), en 3h 38m. Se medir¨¢ el mi¨¦rcoles a Thiem (6-2, 6-4 y 6-4 a Monfils)
En Melbourne hay noticia: a Nick Kyrgios le apetece jugar. Pero jugar de verdad. Tal vez la muerte de su admirado Kobe Bryant le haya hecho pensar o recapacitar, y haya llegado a la conclusi¨®n de que el tiempo vuela y de que esto es demasiado corto, breve, fugaz. Carpe diem. Entonces, entre ¨¦l y Rafael Nadal fabrican un extraordinario espect¨¢culo que se resuelve en un toma y daca decidido a los puntos. El balear vence por?6-3, 3-6, 7-6(8) y 7-6(4), en 3h 38m, y esprinta hacia los cuartos del Open de Australia con el motor a mil revoluciones, con Dominic Thiem esper¨¢ndole (6-2, 6-4 y 6-4 a Gael Monfils) en un terreno, la superficie dura, todav¨ªa extra?o para el austriaco.
Hace fr¨ªo en la tarde de Melbourne y de inicio en la pista no hay color. Mery, la esposa de Nadal, se protege con una cazadora y se da cacao en los labios mientras su chico va a lo suyo ah¨ª abajo y el juego pone inmediatamente las cosas en su sitio. Kyrgios calienta de dorado, en homenaje a Kobe Bryant, pero la lucidez escasea y enseguida va desti?¨¦ndose el d¨ªscolo australiano conforme el n¨²mero uno pelotea, dicta e impone. Hoy gobierna ¨¦l. Siempre promete un duelo entre los dos, pero este ¨²ltimo comenz¨® muy descompensado, metiendo la sexta marcha Nadal y generando da?o desde todos los ¨¢ngulos.
En t¨¦rminos de talento, ya lo dice John McEnroe, hay muy pocos jugadores que posean la creatividad de Kyrgios. Sin embargo, el tenis y el deporte, en general, son otra historia. Es el aussie capaz de lo mejor, pero el d¨ªa a d¨ªa es imprescindible para no perder el tren, por mucha imaginaci¨®n y golpes que se tengan. Hay que remar hasta durmiendo. Y en esas, no hay nadie como Nadal, el competidor de las 24 horas y los 365 d¨ªas al a?o. A?o tras a?o, segundo a segundo. Arranc¨® como una centella, impartiendo una clase magistral, y se adjudic¨® el primer parcial con el equilibrio que demandaba la ma?ana previa su t¨¦cnico, Carlos Moy¨¤: servicio, acierto, control.
El campe¨®n de 19 grandes, aplicado como ninguno, ejerci¨® desde la primera bola en juego y con la primera rotura (3-1) desnivel¨®. En estas circunstancias, Kyrgios se suele dejar ir y as¨ª lo tem¨ªan sus feligreses de la central, temerosos de que se olvidase del tenis y comenzase el show, divertido para algunos pero solo para un rato. Australia mira a su historia y reclama un campe¨®n, otro eslab¨®n. Se le espera eternamente y se tiene la esperanza de que alg¨²n d¨ªa cambiar¨¢, pero en esa cabeza hay demasiado desorden. Sin embargo, al chico le gusta llevar la contraria y cuando todo pod¨ªa haber quedado algo m¨¢s bien anodino, ¨¦l cambi¨® el paso. Quer¨ªa jugar.
Apareci¨® ese otro Kyrgios, pocas veces visto, y acept¨® el pulso. Otra actitud, nada de numeritos. Ni aspavientos, ni malas palabras ni desidias. No al menos durante los tramos cr¨ªticos del partido. Otra raqueta hecha a?icos, pero nada m¨¢s all¨¢. Cuerpo a cuerpo. ¡°Remember Acapulco, Nick!¡±, le record¨® un aficionado desde la tribuna, tratando de que echase la vista atr¨¢s y revisara en su memoria el triunfo del curso pasado en M¨¦xico. Y as¨ª se enderez¨®, planteando un mano a mano extraordinario. Le arrebat¨® la segunda manga a Nadal y la tercera tuvo un transcurso maravilloso, exponiendo cada uno lo mejor de su repertorio. El australiano sac¨® todos los conejos de su chistera y el mallorqu¨ªn repeli¨® el ataque a base de temple y tenis inteligente.
Se decidir¨ªa el duelo ¡°en dos o tres puntos¡± calientes, casi a un cara o cruz, advert¨ªa con mente fr¨ªa Moy¨¤ en la previa. Y el desarrollo le dio la raz¨®n.
El primer nudo de la trama estuvo en el tercer set. En un fin¨ªsimo ejercicio de equilibrios, Nadal contemporiz¨® y peg¨® donde hab¨ªa que pegar y cuando hab¨ªa que pegar. Condujo al rival all¨ª donde le interesaba, a ese terreno de lo psicol¨®gico que para ¨¦l es un balneario. Nadie conoce el laberinto como ¨¦l, rey de la zona l¨ªmite. Entrada la noche el choque plante¨® un desempate que pod¨ªa haber sido una trampa y haber disparado an¨ªmicamente al adversario, pero en lugar de eso le dio un sopapo tremendo. Kyrgios cometi¨® una doble falta (5-6) y Nadal tambi¨¦n se encontr¨® con la cinta al servicio (6-6), pero a continuaci¨®n el espa?ol, el tipo al que McEnroe se llevar¨ªa a una guerra, asest¨® dos dentelladas que parec¨ªan terminales.
Parec¨ªa, porque a¨²n quedaba mucha miga.
La resoluci¨®n se decidi¨® igualmente a la foto-finish. Demarr¨® el n¨²mero uno con un break (2-1) que se adivinaba como definitivo, pero ese Kyrgios que el tenis reclama a gritos, centrado y en¨¦rgico, escap¨® de la encerrona con una r¨¦plica (5-5) y un juego en blanco cuando ten¨ªa ya la soga al cuello. Sin embargo, Nadal volvi¨® a llev¨¢rselo hacia el callej¨®n, a esa dimensi¨®n en la que los dem¨¢s se pierden. Le dej¨® levantarse y cre¨¦rselo, para derribarlo acto seguido con pu?os de plomo y sobresaliente frialdad al saque: segundo desempate, puntada a puntada y golpe a golpe. El australiano derrotado, pero en pie. Palmas para ¨¦l. ¡°Cuando juega as¨ª es una gran noticia para nuestro deporte¡±, dice Nadal. As¨ª, s¨ª. Y, mientras tanto, el de Manacor volando hacia los cuartos.
?Les suena?
RESULTADOS. LUNES 27 DE ENERO
CUADRO MASCULINO: Rafael Nadal, 6-3, 3-6, 7-6 y 7-6 a Nick Kyrgios; Stan Wawrinka, 6-2, 2-6, 4-6, 7-6 y 6-2 a Daniil Medvedev; Alexander Zverev, triple 6-4 a Andrey Rublev; Dominic Thiem, 6-2, 6-4 y 6-4 a Gael Monfils.
CUADRO FEMENINO: Garbi?e Muguruza, doble 6-3 a Kiki Bertens; Anastasia Pavlyuchenkova, 6-7, 7-6 y 6-2 a Angelique Kerber; Simona Halep, doble 6-4 a Elise Mertens; Anett Kontaveit, 6-7, 7-5 y 7-5 a Iga Swiatek.
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