Isak y Odegaard, dos vikingos se adue?an del Bernab¨¦u
El sueco y el noruego firman tres de los cuatro goles de la Real en un recital de juego y eficacia
A pesar del excelente trabajo de cantera que acredita la Real con la formaci¨®n de futbolistas de presente contrastado como Oyarzabal, Elustondo o Zubeldia, y de promesas que asoman como Gorosabel o Barrenetxea, hay dos jugadores que, a pesar de venir del norte, pero mucho m¨¢s al norte de San Sebasti¨¢n, capitanean la propuesta de uno de los equipos m¨¢s en forma del campeonato. Isak y Odegaard, sueco el primero, noruego el otro, desplegaron sobre el Bernab¨¦u un repertorio de juego que entreg¨® los goles suficientes para que la remontada final del Madrid solo llegase hasta la orilla.
Mucho antes de que acabasen metidos en su ¨¢rea pidiendo la hora, a los diez minutos de partido, Odegaard golpe¨® con fuerza la espinilla de Ramos. El central del Madrid lleg¨® antes a un bal¨®n suelto, y el interior de la bota izquierda del noruego fue a parar a una de las partes m¨¢s dolorosas en las que puede recibir un impacto un futbolista. A Ramos le sent¨® a cuerno quemado el golpe y se lo hizo saber al jugador de la Real, que con la mano protest¨® la reacci¨®n del capit¨¢n blanco y ni se acerc¨® a interesarse por su estado. En ese momento, la matr¨ªcula de Odegaard, cedido en principio por el Madrid en la Real hasta 2021, pas¨® a formar parte del inventario madridista.
No contribuy¨® a calmar los ¨¢nimos que poco despu¨¦s enviase el bal¨®n al fondo de la porter¨ªa de Areola. Aunque el n¨®rdico no celebr¨® el gol, la pi?a de jugadores de la Real que lo rode¨® emanaba suficiente calor como para encender el ¨¢nimo del futbolista. Acab¨® de contribuir a ese calentamiento Marcelo, cuando en una jugada sin aparente peligro y aprovechando que el bal¨®n bot¨® con cierta altura entre ¨¦l y Odegaard, decidi¨® lanzarlo por los aires con una dureza que Mateu Lahoz no consider¨® suficiente para mostrarle la tarjeta amarilla. Como ocurriera en la jugada anterior con Ramos, pero con los papeles cambiados en esta, el lateral brasile?o no pis¨® ni uno solo de los cent¨ªmetros que rodeaban el per¨ªmetro de c¨¦sped sobre el que se dol¨ªa, con la mano arriba y el rostro pegado a la hierba Odegaard.
Renqueante en los minutos siguientes, poco a poco recuper¨® el aliento el mediapunta de la Real, quien, bien secundado por Merino y Januzaj ¡ªotros dos zurdos¡ª, aprovech¨® los espacios de James ¡ªtambi¨¦n zocato¡ª, para seguir generando jugadas de peligro. Hay entrenadores que consideran que los zurdos no solo golpean mejor el bal¨®n, sino que como entienden sus limitaciones son capaces de sintonizar mejor. En el Bernab¨¦u solo Zubeldia utilizaba la bota derecha, pero resultaba suficiente para alterar el curso del juego y guardar la ropa ante cualquier remonte blanco.
A media hora para el final, Odegaard se desplom¨® sobre el verde pidiendo auxilio. En una mezcla de cansancio y dolor por el bocadillo de Marcelo que no desinflaron la clase de su zurda, sigui¨® acariciando el bal¨®n hasta que abandon¨® el campo ovacionado. El p¨²blico del Bernab¨¦u reconoci¨® el talento de un futbolista que promete tardes de gloria con la camiseta blanca.
"Estoy muy contento con los dos goles que nos han servido para estar en las semifinales", dijo Isak, sobre su aportaci¨®n personal. "Estoy muy orgulloso de mi trabajo y del equipo. Ha sido incre¨ªble. Estamos en las semifinales de manera merecida, aunque en los ¨²ltimos minutos hayamos sufrido un poco. Es normal porque el Madrid es un gran equipo y hoy hicimos historia al eliminarlos en un estadio como el Santiago Bernab¨¦u".
Antes de irse por el t¨²nel de vestuarios, ya le hab¨ªa entregado un pase de gol a Isak, anulado por fuera de juego. Sin embargo, el otro n¨®rdico de la plantilla, tan sueco en su comportamiento como latino en su ebullici¨®n, qued¨® enrabiado y su manera de deshacerse de la frustraci¨®n pas¨® por firmar dos goles y entregar una asistencia a Merino. Sus goles retrataron a tres de los cuatro defensas locales, Militao, Ramos y Marcelo, siendo el lateral brasile?o el mayor de los damnificados. Su zancada nunca encontr¨® r¨¦plica, de la misma forma que sus movimientos al espacio no hicieron m¨¢s que agrandar la sombra en los marcajes de Marcelo. Ni siquiera el tanto que firm¨® le exoner¨® de las cr¨ªticas de los aficionados.
La apuesta de Zidane por la rotaci¨®n, especialmente acentuada con las ausencias de Casemiro y Bale, las dos caras de la moneda del juego que propone su equipo, se aprovech¨® de la hiperactividad de Vinicius, el mejor jugador del Madrid muy por encima del resto, para agarrarse como solo ¨¦l sabe al partido. Si los goles de Rodrygo y Nacho no fueron suficientes solo fue porque antes de irse dos vikingos hab¨ªan decidido reivindicarse en el Bernab¨¦u.
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