El milagro de Fernando V¨¢zquez en A Coru?a
Como en el f¨²tbol muchas veces no se tiene memoria, ni rencor, el t¨¦cnico regres¨® al Deportivo en el peor momento del club
Un 10-1 tan justo como humillante. El domingo pasado se jug¨® la final de la Supercopa femenina y el resultado fue humillante, lastimoso y justo por partes iguales. Y digo lo de justo ya no por lo que se vio en el campo, que l¨®gicamente tambi¨¦n, sino por lo que merece el Bar?a por su apoyo a su secci¨®n femenina (al menos ahora porque hay que recordar que el Bar?a femenino tard¨® en crearse y durante bastantes a?os no pas¨® de ser un equipo mediocre). No quiere decir que la Real Sociedad o cualquiera de los clubes que participaban en la competici¨®n (Atl¨¦tico, Levante, Bar?a y Real Sociedad) y que tambi¨¦n forman parte de Primera no la apoyen, pero bastante menos. Siendo realistas, el presupuesto de cualquier equipo femenino es el salario anual de alg¨²n jugador del mont¨®n (esos que si juegan o no importa bastante poco) o una parte muy peque?a de lo que se paga por alg¨²n fichaje. Y hablo de clubes de mitad de tabla para abajo. No se trata de quitarles algo a ellos. ?Lo generan? Entonces lo merecen. Pero tampoco hay que ser hip¨®critas y aplaudir cualquier apoyo ¡°min¨²sculo¡±. Ese 10-1 en la final fue muy comentado; menos espacio se le dio a esos 30 segundos reivindicativos donde las jugadoras protestaban por la no firma del convenio colectivo. Las reuniones de dicho convenio son ya retransmitidas en YouTube y me recuerdan a los pol¨ªticos en el Congreso, incapaces de ponerse de acuerdo, incapaces de dejar a un lado los intereses personales, incapaces de no faltarse al respeto. ?nimo y paciencia compa?eras.
La Copa evoca otro tiempo. La Copa nos ha devuelto la ilusi¨®n a todos. Las eliminatorias a partido ¨²nico nos han dejado unas semifinales inesperadas, pero muy apetecibles. Hemos regresado un poco al pasado, a ese tiempo en el que los grandes eran otros, todos o cualquiera; ese tiempo en el que cualquier afici¨®n pod¨ªa ilusionarse con ganar un t¨ªtulo. La final espera a dos de ellos; la l¨®gica dice que ser¨¢ derbi vasco, pero por lo visto en esta competici¨®n lo l¨®gico a veces no es tan l¨®gico.
El Zidane gestor. Lo que tiene menos incertidumbre es qui¨¦n se va a pelear por el t¨ªtulo de LaLiga. Madrid y Bar?a son los ¨²nicos candidatos y ahora que llega la parte fuerte de la temporada la pregunta es qui¨¦n aguantar¨¢ a ese nivel, sin fallar. El Real Madrid est¨¢ m¨¢s fuerte, la gesti¨®n de Zidane ha devuelto a este grupo al nivel m¨¢s competitivo, a ese en el que todos se sienten importantes y quieren sumar, sean los minutos que sean. Y todav¨ªa falta Hazard. El caso del Bar?a es diferente, vive tiempos convulsos y de cambio. La llegada de Seti¨¦n dio algo de aire, pero la eliminatoria copera todav¨ªa escuece. El juego no convence, pero se empiezan a ver signos de recuperaci¨®n, se empieza a leer, crear y ocupar mejor los espacios y De Jong recupera la figura del interior en el juego de posici¨®n. Ser¨¢ vital para el Bar?a y su juego.
El f¨²tbol no tiene memoria. El Deportivo de Fernando V¨¢zquez. As¨ª, literal. Porque ¨¦l es el art¨ªfice de este, por ahora, medio milagro. Hace un tiempo al bueno de Fernando no lo quisieron por all¨ª, bueno, m¨¢s bien lo echaron. Pero como en el f¨²tbol muchas veces no se tiene memoria, ni rencor (en el caso de Fernando V¨¢zquez), el entrenador gallego regres¨® al club en su peor momento, colista de Segunda, con una gran crisis institucional y con unos jugadores al borde del colapso mental. Lleg¨® con fuerza, con confianza y con un discurso que transmit¨ªa ilusi¨®n. Lleg¨® con una sonrisa, contagi¨® a sus jugadores la importancia de saberse responsables de su propio destino y les dio un poco de cari?o. El D¨¦por hoy est¨¢ a cuatro puntos del descenso y a siete de la promoci¨®n, la afici¨®n llena Riazor y se conf¨ªa en el milagro completo, el ascenso ya dej¨® de ser tema tab¨² en A Coru?a. Las vueltas que da el f¨²tbol, que se lo pregunten a Fernando V¨¢zquez... ?Que ahora le sancionen por celebrar los goles le dar¨¢ bastante igual!
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