Carlsen derriba a Nakamura en la muerte s¨²bita del d¨ªa D
El campe¨®n gana su propio circuito de cinco torneos r¨¢pidos con mucha mayor dificultad de la esperada
Si Magnus Carlsen o Hikaru Nakamura padeciesen alguna enfermedad coronaria, habr¨ªan fallecido hoy, en la gran final de un circuito de torneos r¨¢pidos por internet durante cinco meses. El noruego se ha impuesto (por hacer tablas con las piezas negras) en la muerte s¨²bita de la 7? y ¨²ltima manga a un rival dur¨ªsimo, el estadounidense Hikaru Nakamura, quien le tumb¨® en la 1? (2,5-1,5), 3? (3,5-2,5) y 5? (4-3). El escandinavo, vencedor de la 2? (3,5-2,5), 4? (2,5-1,5) y 6? (3-1), cobra 140.000 d¨®lares (117.331 euros) y se reafirma como uno de los mejores ajedrecistas de todos los tiempos. El americano, su gran rival en las modalidades r¨¢pidas, se lleva 80.000 (67.046). El total de premios de la serie es un mill¨®n de d¨®lares (843.623 euros).
¡°Este desenlace es poco menos que aleatorio, y la verdad es que en este momento no s¨¦ qu¨¦ decir. Cuando he perdido la primera partida del desempate rel¨¢mpago, me sent¨ªa como un gnomo, ya no me importaba nada. Pensaba en jugar la otra partida como fuera, y que acabase todo. Pero luego he sacado la energ¨ªa de donde no la ten¨ªa, y as¨ª he forzado la muerte s¨²bita¡±. A pesar de estar te¨®ricamente en uno de los momentos m¨¢s felices de su carrera, Carlsen estaba apagado. Y a?adi¨®: ¡°Nakamura ha mostrado una resiliencia impresionante, y yo no he podido aprovechar al m¨¢ximo sus puntos d¨¦biles¡±. Y, de pronto, vio la luz que alumbraba el factor clave: "Desde la segunda partida de hoy estoy terriblemente cansado, deseando que todo termine".
Ser¨ªa muy interesante que Nakamura explique la causa de lo que a todas luces fue su gran error de hoy, como resalt¨® el gran maestro h¨²ngaro Peter Leko, uno de los comentaristas de Chess24, el portal organizador del circuito: empezar la partida inicial con e4, a sabiendas de que Carlsen le invitar¨ªa a entrar en variantes de la Apertura Espa?ola que llevan a un juego muy posicional, donde el noruego es poco menos que invencible. Aunque Nakamura haya mejorado mucho en ese ¨¢mbito, su propia experiencia deber¨ªa indicarle que la mejor baza para ¨¦l frente a Carlsen es llevar la lucha al barro, a las refriegas t¨¢cticas, al cuerpo a cuerpo.
Ocurri¨® lo previsible. Nakamura ten¨ªa un buen caballo pr¨®ximo al monarca rival, pero sin apoyo de otras piezas para atacar, y un centro s¨®lido, de momento. Carlsen dispon¨ªa de dos ventajas a largo plazo, cuando la posici¨®n se abriera: un alfil y un rey m¨¢s protegido que el del americano. La posici¨®n se abri¨®, esa dama presion¨® al rey en diagonal y el alfil se comi¨® un pe¨®n que acab¨® siendo decisivo. Poco antes de rendirse, Nakamura hac¨ªa gestos muy pronunciados de estar poco satisfecho de s¨ª mismo. Y ten¨ªa poderosas razones.
Desde el prisma del campe¨®n del mundo, lo que se presentaba como uno de los d¨ªas m¨¢s dif¨ªciles de su carrera pod¨ªa convertirse de pronto en una simple faena de ali?o, gracias a esa victoria inicial, relativamente f¨¢cil. Con blancas en el segundo asalto, ya no necesitaba enredar el tablero ni arriesgar en porf¨ªa de la victoria. De modo que ¨¦l tambi¨¦n sali¨® con e4, a la espera de que fuese su rival quien intentase provocar incendios con las piezas negras.
Nakamura prescindi¨® esta vez de la habitual Apertura Espa?ola y opt¨® por la Defensa Siciliana, en busca de guerra y posiciones de doble filo. Pero Carlsen no estaba para reyertas y eligi¨® una de las variantes m¨¢s s¨®lidas y menos ambiciosas para las blancas. Tras el 15? lance, el estadounidense disfrutaba de una situaci¨®n ideal para no perder: posici¨®n c¨®moda y cinco minutos de ventaja en el reloj. Pero necesitaba ganar, y todo indicaba que el escandinavo ten¨ªa recursos de sobre para empatar, como de hecho ocurri¨®. En realidad, fue Nakamura quien acab¨® luchando para hacer tablas.
Y ahora ten¨ªa que ganar con blancas, s¨ª o s¨ª, porque hacerlo con negras en el cuarto asalto ser¨ªa a¨²n m¨¢s dif¨ªcil. Ni siquiera esa necesidad lo convenci¨® para elegir una apertura rara: repiti¨® la Espa?ola. Tal decisi¨®n solo pod¨ªa justificarse si su entrenador hab¨ªa preparado con urgencia alguna idea muy concreta. As¨ª fue: Nakamura volvi¨® a plantar su caballo contra el rey de Carlsen, pero esta vez apost¨¢ndolo todo a ese ataque, lo que daba mucha m¨¢s l¨®gica (y riesgo) a su elecci¨®n.
Adem¨¢s, ya fuera por un deseo de triunfar a lo grande o porque concluy¨® que era su mejor opci¨®n, Carlsen plante¨® el contrataque como defensa, elevando a¨²n m¨¢s los niveles de complicaci¨®n y riesgo para ambos. Era un lodazal, con un importante matiz a?adido: cuando el tablero empez¨® a incendiarse, Carlsen ten¨ªa siete minutos menos en el reloj. Justo ah¨ª, en la jugada 21, el campe¨®n cometi¨® un error grave. Nakamura no lo aprovech¨® en primera convocatoria, pero s¨ª en la segunda -tras otra imprecisi¨®n del noruego-, y as¨ª logr¨® una victoria ag¨®nica, que le manten¨ªa muy cerca de lograr el triunfo m¨¢s importante de su vida.
?Podr¨ªa el campe¨®n encontrar el punto intermedio entre el riesgo y la sangre fr¨ªa en el cuarto asalto? La situaci¨®n era, en cierto modo, nueva para ¨¦l, acostumbrado a machacar en los duelos que empieza ganando. Y adem¨¢s era el d¨ªa D, sin segundas oportunidades.
Lo que decidi¨® fue muy sensato, y acorde con las circunstancias. Eligi¨® la Apertura Inglesa (1 c4), y en su 16? lance plante¨® un cambio de damas que, salvo cat¨¢strofe, dejaba un escenario limitado y sin apenas riesgo: victoria blanca o tablas. Pero hete aqu¨ª que cuando Carlsen empezaba con su plan de un largo masaje posicional para explotar su m¨ªnima ventaja, cometi¨® una imprecisi¨®n. Nakamura capt¨® el fallo de inmediato, obr¨® en consecuencia, y ya no hab¨ªa ventaja alguna de nadie: un pe¨®n de m¨¢s para el americano, pero compensado por un buen juego de piezas del escandinavo.
Quedaba un asunto por resolver: si la mejor¨ªa de Nakamura en el manejo de posiciones tranquilas ser¨ªa suficiente para resistir en esa ante un campe¨®n sediento de sangre. A fe que Carlsen prob¨® todos los caminos para enga?ar a su rival, pero este se mantuvo muy firme y arranc¨® un empate de oro, que llevaba el combate a la modalidad donde ¨¦l brilla m¨¢s (es el n¨²mero uno del mundo): dos partidas rel¨¢mpago, con cinco minutos iniciales por bando y tres segundos adicionales tras cada movimiento.
Nakamura volvi¨® a acertar en el planteamiento -se desv¨ªo en la sexta jugada de partidas anteriores-, y al subid¨®n de adrenalina por haber llegado al desempate a?adi¨® una ventaja objetiva en el tablero, porque Carlsen, sorprendido, no encaj¨® bien el golpe. El estadounidense gener¨® entonces la mayor de sus haza?as durante todo el circuito: ganar a Carlsen sin meterse en el barro apenas, en una posici¨®n donde lo m¨¢s importante era una t¨¦cnica impecable.
Pero a¨²n le quedaba un obst¨¢culo para h¨¦roes: no perder ante uno de los mejores ajedrecistas de la historia cuando ¨¦l necesita ganar a vida o muerte. Carlsen repiti¨® la Apertura Inglesa, pero no logr¨® ventaja, porque Nakamura estaba sembrado, y adem¨¢s se qued¨® con solo un minuto, por dos de su encendido adversario. El campe¨®n sigui¨® apretando, y por fin logr¨® una peque?a ventaja, y adem¨¢s los relojes se igualaron. En uno de los momentos m¨¢s tensos de su vida, Nakamura no estuvo fino. La ventaja se hizo muy grande, y esta vez Carlsen logr¨® ponerse en modo m¨¢quina para hacer jugadas precisas con muy pocos segundos disponibles, hasta que Nakamura se rindi¨® con una sonrisa, porque no pod¨ªa creer lo que le acababa de ocurrir.
De modo que cuatro meses de dur¨ªsima competici¨®n se iban a resolver en una muerte s¨²bita (cinco minutos para las blancas, obligadas a ganar, y cuatro para las negras, sin incrementos adicionales). Carlsen ten¨ªa el derecho a elegir color por haber ganado la fase previa, y prefiri¨® las negras, porque no estaban las cosas para m¨¢s heroicidades. El desaf¨ªo era as¨ª a¨²n m¨¢s herc¨²leo para quien aspiraba a derrumbar al multicampe¨®n.
Otra Espa?ola, pero esta vez con ambos monarcas enrocados en el lado contrario al habitual. Teniendo en cuenta la velocidad endiablada, los primeros treinta lances de Carlsen estuvieron cerca de la perfecci¨®n. Sin embargo, ten¨ªa medio minuto menos, y eso pod¨ªa ser decisivo. Adem¨¢s, las tornas cambiaron, y Nakamura logr¨® clara ventaja. Pero entonces, como si todos los dioses hubieran decidido por unanimidad ayudar a la deidad viviente del ajedrez, Carlsen logr¨® montar una fortaleza defensiva que le permit¨ªa producir jugadas a toda pastilla, sin apenas pensar, lo que le permiti¨® igualar el tiempo. Y as¨ª logr¨® las tablas que equival¨ªan a uno de los triunfos m¨¢s sufridos y trepidantes de su carrera.
Parte del dinero recaudado por Chess24 y por los jugadores durante el circuito Magnus Carlsen ser¨¢ donado a Kiva, una organizaci¨®n que recauda fondos para financiar microcr¨¦ditos a personas o comunidades necesitadas de todo el mundo. Todo indica que esa idea es muy acertada cuando el ajedrez ha sido el ¨²nico deporte que no se ha paralizado durante la pandemia sino todo lo contrario, atrayendo por internet a gentes de procedencia y perfil muy variados. Promover masivamente un deporte que ense?a a pensar, cuando parece que quienes dirigen el mundo han dejado de hacerlo correctamente, no puede ser malo.
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