No vi la final de la Supercopa
Si usted, lector, es algo supersticioso, habr¨¢ pasado por esa experiencia de no querer ver el partido de su equipo o esa final de Nadal
Bueno, a ver c¨®mo les cuento esto sin que, al final, lleguen a la conclusi¨®n de que lo escribe un viejo chiflado que confirma que los porteros est¨¢n muy locos y que la edad no hace m¨¢s que empeorar el diagn¨®stico.
Como ya saben hace menos de una semana que el Athletic Club se proclam¨® campe¨®n de la Supercopa de Espa?a despu¨¦s de batir al FC Barcelona en la final: 3-2 tras la pr¨®rroga y la tercera Supercopa que llega a las vitrinas de Ibaigane, bueno, mejor dicho, del museo del Athletic, un lugar a visitar siempre que la pandemia les deje. Desde ese domingo he recibido llamadas, mensajes, conversaciones en las calles alegres del casco viejo de Bilbao para comentar el gran partido de los rojiblancos, su coraje, su implicaci¨®n y los efectos bals¨¢micos y reconfortantes en la autoestima de la llegada de Marcelino al banquillo del Athletic.
Bueno, pues ha llegado el momento de confesarles que no vi el partido. No, no tengo la excusa de que se fue la luz en mi casa, ni de que estaba de viaje (esta cuela poco en los tiempos que corren) o que estaba en algo m¨¢s urgente. No, a las 21.00 seleccion¨¦ en la gu¨ªa de Movistar una serie de una inspectora francesa un poco repelente tras cerciorarme de que la duraci¨®n era de m¨¢s de 90 minutos y me prepar¨¦ para seguir la trama incorporando, de vez en cuando y solo de vez en cuando, un vistazo a la aplicaci¨®n que utilizo para seguir los resultados del f¨²tbol.
Veamos, no tengo excusa posible, pero si usted, lector, es algo supersticioso, habr¨¢ pasado por esa experiencia de no querer ver el partido de su equipo o esa final de Nadal o la de la selecci¨®n de balonmano o cualquier otro hito deportivo porque¡ trae mala suerte a su equipo o a su defendido. A m¨ª me ha pasado muchas veces seguir a Rafa en internet y conectar con la tele justo cuando fallaba el segundo saque y hac¨ªa una doble falta. Conclusi¨®n: vuelta a la oscuridad y a seguir (y a enga?arse, de paso) el partido fuera de la imagen de la tele¡ y hasta llegar a pensar que alguno ¨Cno todos, Rafa¨C, de esos t¨ªtulos se deben al sacrificio que hice de cambiar de canal.
Bueno, imaginen esta paranoia multiplicada por dos. S¨ª, ya les cont¨¦ hace unos d¨ªas que la pregunta que siempre se me hace antes de los Athletic-Bar?a es esa de: ?Y hoy con qui¨¦n vas, Zubi? Y la respuesta corta ser¨ªa: con el Athletic porque es mi club de ni?o, de chaval, adolescente y de adulto y es, como si le faltara algo, el club de Iribar y con eso est¨¢n todas las dudas disipadas. Solo que la vida me ha ense?ado que a las respuestas cortas siempre les faltan matices y verdades largas y ocultas. Y en esos Athletic-Bar?a se desvelan las m¨ªas porque siempre s¨¦ que voy a ganar, pero tambi¨¦n tengo la certeza de que perder¨¦ el partido y alguno de los m¨ªos (y para esto no hay colores) va a sufrir con la derrota.
Y en eso andaba yo desviando mis dedos del m¨®vil para poder seguir la trama de la serie, cuando el estallido de un cohete reson¨® en Bilbao. ?Gol del Athletic? Visita a la aplicaci¨®n y confirmaci¨®n de que De Marcos acababa de empatar el partido.
A partir de ah¨ª viv¨ª la noche a ritmo de cohete y cuando son¨® la traca final me fui a las webs para certificar el resultado. Sonrisa por la victoria del Athletic, porque creo que nunca una victoria ha llegado en mejor momento, y un regusto amargo por la derrota blaugrana porque un t¨ªtulo hubiera supuesto un poco de luz en una temporada oscura.
Lo malo es que ya no s¨¦ si ayud¨¦ a ganar al Athletic o a perder al Bar?a. Ya les dije que esto iba de un tipo loco.
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