Sextete de piedra del Bayern
El equipo muniqu¨¦s conquista el Mundial de Clubes y colecciona todos los t¨ªtulos en juego en una temporada con otra exhibici¨®n de su s¨®lida defensa ante el Tigres
El Bayern sucedi¨® al Bar?a de Guardiola como segundo equipo de la historia en conquistar un sextete, sello de todos los t¨ªtulos en juego en un curso y marca de prestigio. Lo consigui¨® ante el Tigres, primer equipo mexicano en alcanzar una final del Mundial de Clubes, a base de solidez defensiva, generosidad y centros a la olla. Como dijo Lewandowski tras el partido: ¡°Les dije a los chicos en el descanso que me tirasen centros, que ganar¨ªa espacios arrastrando a los centrales¡±. Fue as¨ª, por la v¨ªa de la final de Lisboa, como el Bayern sali¨® victorioso de Doha.
El foco de covid-19, las bajas de Goretzka y Javi Mart¨ªnez antes del viaje, el positivo de M¨¹ller la v¨ªspera del partido, la incertidumbre en la concentraci¨®n tras una larga semana de contratiempos, pudieron afectar al Bayern. El equipo de Flick salt¨® al campo m¨¢s r¨ªgido que de costumbre. Que este Bayern de muchachos esforzados y altruistas haya hecho historia coleccionando t¨ªtulos en estadios vac¨ªos no le convierte en un equipo fascinante. Nunca lo fue. Mucho menos en Doha.
Frente a Tigres, un conjunto de veteranos bien amalgamado cuya plantilla estaba muy por debajo de la categor¨ªa de su adversario, el Bayern no se impuso por la destreza de sus combinaciones sino por el tremendo poder¨ªo de su reparto defensivo. Reducidos Lewandowski, Gnabry y San¨¦ a la condici¨®n de meros operarios, atados en la trama mexicana durante buena parte de la primera hora de partido, la disputa se encauz¨® por donde mandaron Lucas Hern¨¢ndez en el eje de la zaga, Davies en el lateral izquierdo, Pavard en el derecho, y un doble pivote que trabaron Alaba y Kimmich formando una pantalla impenetrable. Imposible de romper, al menos, para el soberbio Gignac, nueve y medio, jugador inteligent¨ªsimo al que ninguno de sus compa?eros en el ataque logr¨® acompa?ar. A la hora se?alada, le fallaron todos. Especialmente el colombiano Luis Qui?ones.
Imparable en la semifinal contra Palmeiras, al flaco Qui?ones se le endureci¨® el pie izquierdo frente al Bayern. Ofuscado cada vez que tuvo tiempo para decidir, eligi¨® mal. Cada vez peor, seg¨²n transcurr¨ªan los minutos y sus compa?eros le contemplaban ansiosos, pues de su desborde por afuera depend¨ªa buena parte de la fluidez de los ataques. El partido se consumi¨® con la paciencia de todos, pues el extremo amenaz¨® con encarar pero acab¨® por centrar con los ojos cerrados. Tan negado estuvo que el monol¨ªtico S¨¹le le mantuvo a raya sin que se le advirtiera apenas exigido.
Empantanada la final en el mediocampo, el tr¨¢fico tuvo recorridos cortos en una parcela estrecha que casi siempre dominaron Carioca, Pizarro, Salcedo, Alaba y Kimmich. El bloqueo solo se rompi¨® gracias a la variante Davies-Alaba, que intercambiaron posiciones y abrieron la ¨²nica brecha visible. Alaba se movi¨® a su viejo puesto de lateral para lanzar a Davies. La sencilla permuta fue ejecutada de memoria y el canadiense result¨® imparable en sus carreras, sus frenadas y sus conducciones. Por su banda se abri¨® la defensa de Tigres, pero los delanteros no lo aprovecharon.
Como en la ¨²ltima final de la Champions, el Bayern acab¨® salvando el obst¨¢culo decisivo a base de tiros desde fuera del ¨¢rea y centros. El VAR le anul¨® el 1-0 a Kimmich, que le peg¨® desde 30 metros en la primera parte, y el VAR le concedi¨® el 1-0 a Pavard tras un centro de Kimmich. El env¨ªo se dividi¨® entre el Pat¨®n Guzm¨¢n y Lewandowski, el polaco hizo honor a su arenga de vestuario chocando contra el portero y tocando el bal¨®n con el codo, Salcedo rompi¨® el fuera de juego, y Pavard empuj¨® el rebote. El ¨¢rbitro hizo mutis. Gol v¨¢lido, t¨ªtulo v¨¢lido, y sextete v¨¢lido.
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