La baraja de Jasikevicius
El lituano, que no deja en paz a su equipo, mantiene la consigna de desestabilizar a Tavares, el basti¨¢n blanco tras la marcha de Campazzo
No hay d¨ªa de la marmota en los cl¨¢sicos que se suceden esta temporada, tampoco en este, que dej¨® temblando al Madrid y tan campante al Bar?a. Son ya cinco cl¨¢sicos en cuatro competiciones diferentes este curso, pero es dif¨ªcil etiquetar a los dos equipos, saber por d¨®nde te van a salir. Para bien o para mal, por propia voluntad o porque no les queda otra debido a las lesiones o a los diversos avatares, Jasikevicius y Laso cada vez barajan diferente. El lituano, tras el t¨ªtulo en la Copa e instalado en el liderato en Europa, se resiste a dejar en paz a su equipo. Sorprendi¨® con la inclusi¨®n de Claver, que acaba de salir de una larga lesi¨®n, en el cinco inicial. Y tambi¨¦n prefiri¨® incluir a Oriola para buscar por caminos diferentes una consigna que s¨ª mantiene inalterable ante el Real Madrid: desestabilizar a Tavares, como en la Copa con Pustovyi, esta vez descartado.
Ya se sabe que el gigante caboverdiano es el basti¨®n de este Madrid dejado de la mano de Campazzo. La marcha del base argentino y las lesiones de Llull y Rudy han desplazado ligeramente el eje del equipo hacia la zona. Oriola se dedic¨® a lucir punter¨ªa desde la m¨¢xima distancia y sus aciertos plantearon el primer rompecabezas para Laso. Si Tavares se pegaba a Oriola, conced¨ªa demasiado espacio dentro, donde aparec¨ªa Mirotic; si no, el p¨ªvot catal¨¢n hac¨ªa da?o con su buena punter¨ªa. Tyus y Thompkins no dieron lo que se espera de ellos y mucho menos Garuba, la perla que tutela Laso y que acumul¨® cuatro faltas en un abrir y cerrar de ojos.
Laso no cae en la desesperaci¨®n, por m¨¢s que as¨ª lo parezca en alguna gesticulaci¨®n. Sigue dando las riendas a Aloc¨¦n. El base aragon¨¦s no se arredr¨® a pesar de la agresiva salida en ataque de Calathes, en un intento de intimidar con sus galones, experiencia y los 12 a?os de edad que les separan. Y luego fue dando relevos en el tim¨®n. Primero Laprovittola, un ratito Abalde, un jugador cada vez m¨¢s s¨®lido y capaz de batirse en casi todas las posiciones y frente a quien sea. Tambi¨¦n Aloc¨¦n anot¨® una canasta cara a cara ante Mirotic. Parece que cunde el ejemplo del ausente Llull, su car¨¢cter, audacia y punter¨ªa. Pero el Madrid precisa de mayor fiabilidad en las transiciones. Por ah¨ª pierde fuelle y m¨¢s ante un rival con las zarpas del Bar?a.
El Madrid aguant¨® con el rebote lo que perdi¨® con tantas p¨¦rdidas. Tambi¨¦n mantuvo el tipo porque le dio la r¨¦plica a un Bar?a predispuesto a quemar cartuchos desde m¨¢s all¨¢ de los 6,75 metros. Deck, Abalde y Laprovittola respondieron a Kuric y Oriola. El partido transcurri¨® en el alambre. Result¨® admirable la desenvoltura de Abalde en los instantes que quemaba m¨¢s el bal¨®n y el Madrid necesitaba desequilibrar en ataque. Asist¨ªa, anotaba, mandaba el base, escolta, alero gallego. Cuando el 6 del Madrid fall¨® su ¨²ltimo triple, el Bar?a empez¨® a ver el final del t¨²nel. Gan¨®, con Oriola como m¨¢ximo anotador y Mirotic m¨¢s por la labor de asistir, rebotear y hasta poner un tap¨®n providencial a Deck. Nunca se sabe qu¨¦ va a salir de la chistera de Jasikevicius, m¨¢s rebosante que la de un Laso corto de recursos.
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