Jos¨¦ El¨ªas, el avalista de barrio de Joan Laporta

El empresario Jos¨¦ El¨ªas ha salido al rescate del presidente del Bar?a, Joan Laporta, para ¡°cumplir la promesa¡± hecha a un amigo. Hace seis a?os, cuando se incorpor¨® a la compa?¨ªa de energ¨ªas renovables presidida por El¨ªas ¡ªla cotizada Audax¡ª, Eduard Romeu pidi¨® lo imposible: un sueldo de medio mill¨®n al a?o, vivir en un hotel y acudir cada d¨ªa al trabajo en taxi. El¨ªas le dijo que no a todo. Salvo a una cosa: si Romeu, el financiero que presumiblemente llevar¨¢ las riendas econ¨®micas del club, lograba que la empresa superase los 1.000 millones en bolsa, entonces El¨ªas har¨ªa lo posible para que aqu¨¦l cumpliera su sue?o de ser directivo del Bar?a.

El¨ªas ha prestado, de su patrimonio personal, cerca de 35 de los 124 millones de aval que Laporta necesitaba para hacerse con la presidencia. Es el ¨²ltimo gesto de una partida que empez¨® a jugarse hace meses, cuando el empresario, de 44 a?os, tante¨® a los candidatos a sustituir a Josep Maria Bartomeu. ¡°No me gusta perder ni a las canicas, as¨ª que ten¨ªamos que ir con el ganador. Y apostamos por Laporta, que adem¨¢s era la mejor opci¨®n para el Bar?a¡±, dice en conversaci¨®n con EL PA?S El¨ªas, cul¨¦ y socio del Bar?a, aunque no tanto como para ¡°no dormir si el equipo pierde¡±.

En auxilio de Laporta ha acudido un empresario hecho a s¨ª mismo, de or¨ªgenes humildes (su padre era electricista) que naci¨® en un barrio de la periferia de Badalona: Sant Crist. ¡°A veces sucede el milagro¡±, sostiene sobre su trayectoria: de aprendiz de lampista a due?o del 66% de las acciones de un imperio de producci¨®n de energ¨ªa el¨¦ctrica. El¨ªas, separado y con tres hijos, atribuye su ¨¦xito a la educaci¨®n: ¡°Mis padres se gastaron lo poco que ten¨ªan llev¨¢ndome a Maristas. Es la oportunidad de la gente de barrio¡±, dice El¨ªas, que no esconde ¡ªm¨¢s bien exhibe¡ª su condici¨®n de clase. ¡°Soy bastante poligonero, y me siento orgulloso. Lo importante es cumplir con tu palabra. Y hay mucho t¨ªo con traje y corbata que no cumple¡±.

Otra promesa le llev¨® a cambiar de apellido. Durante la mayor parte de su vida, fue Jos¨¦ Barrios (llev¨® el apellido de una pareja de su madre). Hay amigos que a¨²n le llaman as¨ª, El Barrios. Hace cinco a?os, tras una batalla legal endemoniada, un juez accedi¨® a sustituirle el apellido por el de su padre, El¨ªas. ¡°Le hab¨ªa prometido a mi padre, antes de morir, que llevar¨ªa su apellido¡±. Rosa Gonz¨¢lez, que es su mano derecha en Audax, destaca que es una persona de palabra. ¡°Si adquiere un compromiso, cumple¡±, cuenta desde la s¨¦ptima planta de las oficinas del grupo en el pol¨ªgono de Les Guixeres de Badalona, con mucha luz natural y vistas al mar.

El retrato que Rosa hace de El¨ªas es el de un tipo espont¨¢neo, pol¨ªticamente incorrecto, intenso; con ideas y una gran agilidad mental, pero que precisamente por eso se aburre con facilidad. Y que exige compromiso. En las antiguas oficinas, cuando Audax estaba muy lejos de su valor en bolsa actual (951.029 millones de euros) hab¨ªa colgadas ¡°frases c¨¦lebres¡± de los socios. La de El¨ªas, cuenta Gonz¨¢lez, era solo ¡°b¨²scate la vida¡±. El¨ªas es piloto y aficionado a la arquitectura: su ¨²ltima adquisici¨®n es una casa catalogada (ahora abandonada) que ser¨¢ la cara visible del grupo y est¨¢ en el centro de Badalona, cerca del museo y del ayuntamiento. Un golpe sobre la mesa del chico de barrio acostumbrado a la existencia de dos ciudades en una sola, divididas por la autopista: arriba, la periferia; abajo, los ¡°BTV, los badalonins de toda la vida¡±, dice.

La notoriedad de El¨ªas con su aproximaci¨®n al mundo Bar?a se nota en la oficina. Una empleada cuelga el tel¨¦fono y comparte con las compa?eras: ¡°Es el tema del d¨ªa. No para de llamarme gente pregunt¨¢ndome si voy a tener entradas para el Camp Nou¡±, afirma sonriente. El empresario, que este mi¨¦rcoles por la tarde acudi¨® a la toma de posesi¨®n de Laporta que ha hecho posible con su dinero, cree que quedar¨¢ en segundo plano porque no va a formar parte de la junta directiva. ¡°La idea era solo, desde el principio, apoyar a Eduard¡±. No descarta, sin embargo, alg¨²n tipo de participaci¨®n directa en un club al que, desde ahora, ha vinculado p¨²blicamente su nombre y el de su empresa.

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