El Bar?a y su reversible argumentario
Como el f¨²tbol es juguet¨®n y algo perverso, el mismo argumentario que justificaba el desastre del Bar?a expresa ahora las razones de su resurrecci¨®n
Una caracter¨ªstica del Bar?a es el estrecho v¨ªnculo que mantiene entre su juego y los resultados que obtiene. Por tradici¨®n, tiende a ganar cuando juega bien, a perder cuando se vulgariza y a golear si pasa de lo bueno a lo sublime. Cuando el Bar?a no entra por los ojos, ingresa en la melancol¨ªa. Su estado es f¨¢cil de detectar. No se envuelve en la piel de elefante que tantas veces esconde las debilidades en el f¨²tbol. Es un equipo cristalino.
Menos explicable resulta su radical giro esta temporada, que apuntaba al desastre. No hab¨ªa que ser un lince para observar su regresi¨®n. Dejaba huellas por todas partes. Sus calvarios europeos no ten¨ªan igual. En la Liga cambiaba el desplome vertical por el desgaste rutinario, alterado por los geniales raptos de Leo Messi.
El equipo que mejor resumi¨® la belleza en el f¨²tbol se volvi¨® pedestre y apagado, feo de ver. En la fealdad, el Bar?a se mueve muy mal. No est¨¢ construido para resistir en la trinchera, pisar charcos y ara?ar victorias por los pelos. Hace tiempo que prefiri¨® lo po¨¦tico a lo prosaico, y en los ¨²ltimos tiempos escrib¨ªa con demasiados borrones.
En esta temporada, el Bar?a ha concentrado en una p¨ªldora sus peores perspectivas ¡ªdeficiente juego, malos resultados, des¨¢nimo¡ª y una imprevista brillantez, m¨¢s elogiable a¨²n por las tensiones que han pesado sobre el equipo, sometido al descr¨¦dito general, una econom¨ªa de guerra y el penoso proceso institucional que se ha desarrollado en la pandemia.
Alrededor del Bar?a s¨®lo gravitaba una duda: ?cu¨¢nto tiempo le llevar¨ªa arreglar su crisis? Nadie hablaba de un plazo corto de recuperaci¨®n. Los m¨¢s optimistas manejaban un plazo medio. A la mayor¨ªa le costaba ver alguna luz al final del t¨²nel. Este fue el clima que presidi¨® las elecciones y el discurrir del Bar?a hasta hace un mes. Aplastado por el Par¨ªs Saint Germain en el Camp Nou, toc¨® el suelo de la desolaci¨®n. La goleada fue el resultado natural para un equipo sin juego, sin alma y sin futuro.
Un mes es un instante en el f¨²tbol. No sirve como unidad de medida para proyectar una idea y, muchos menos, un pron¨®stico sobre el futuro de un equipo. S¨ª puede actuar, sin embargo, como elemento de comparaci¨®n. En las ¨²ltimas semanas, el Bar?a ha regresado del m¨¢s all¨¢ para ofrecer una versi¨®n novedosa, inesperada y prometedora de sus posibilidades. De hecho, ha vuelto a jugar con pasi¨®n, criterio y armon¨ªa. Y con unos resultados a la altura de su espl¨¦ndido despliegue futbol¨ªstico.
Muy de vez en cuando, se producen estos giros copernicanos. El Bayern comenz¨® la temporada anterior en medio de una crisis aguda y termin¨® el a?o barriendo en todas las competiciones. El caso del Bar?a era distinto. Ven¨ªa de un prolongado declive, salpicado por varios sopapos hist¨®ricos, el tipo de decadencia que obliga a una agotadora traves¨ªa por el desierto. M¨¢s que al Bayern, el Bar?a remit¨ªa al inocuo Milan de los ¨²ltimos 10 a?os.
Apenas un mes ha sido suficiente para asistir a una de las reconversiones m¨¢s sorprendentes de un equipo, salto con triple tirabuz¨®n que nadie imaginaba, con los mismos actores ¡ªKoeman, Messi, j¨®venes jugadores sin experiencia, veteranos desgastados y fichajes sospechosos¡ª que se utilizaban para explicar una crisis sin fondo.
Como el f¨²tbol es juguet¨®n y algo perverso, el mismo argumentario que justificaba el desastre del Bar?a expresa ahora las razones de su resurrecci¨®n. Si es de corto o largo alcance, ya se ver¨¢. Mientras el personal indaga el misterio, el Bar?a vuelve a jugar bien y a lo grande frente a la Real Sociedad. Seg¨²n la vieja l¨®gica de este equipo, es casi garant¨ªa de victoria.
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