Hideki Matsuyama hace grande a Jap¨®n

El Masters de Augusta se decidi¨® entre dos grandes historias. De un lado, Hideki Matsuyama en busca de convertirse en el primer japon¨¦s con un grande en categor¨ªa masculina y en el primer golfista asi¨¢tico que viste la chaqueta verde. Del otro, Will Zalatoris y su cuento de la cenicienta, el de un estadounidense de 24 a?os que debutaba en el torneo y que ni siquiera tiene todav¨ªa tarjeta del circuito americano. Dos sue?os frente a frente. Entre el jugador con todo un pa¨ªs detr¨¢s y el chico al que casi nadie conoc¨ªa, adem¨¢s de Jordan Spieth (otro con una novela detr¨¢s) y Xander Schauffele, se disputaron el Masters.

El titular fue para Matsuyama. El chico de 29 a?os resisti¨® la presi¨®n y con 10 bajo par (la mitad que el a?o pasado Dustin Johnson) se impuso con un golpe de ventaja sobre Zalatoris, tres sobre Spieth y Schauffele, y cuatro sobre un Jon Rahm que remont¨® en una gran jornada para atrapar el quinto puesto.

El primer grande en la historia del golf japon¨¦s se descorch¨® en medio de una tensi¨®n tremenda. Cuando Matsuyama dio el primer golpe del d¨ªa, sab¨ªa que hab¨ªa todo un pa¨ªs vi¨¦ndole (literalmente: las televisiones niponas son un ej¨¦rcito en grandes citas como el Masters). La bola se march¨® a la derecha. A las primeras, el l¨ªder mostraba debilidad. A remolque, Matsuyama carg¨® con un bogey mientras que por delante de ¨¦l Zalatoris hab¨ªa convocado a la caballer¨ªa: birdie en el uno y en el dos, y la distancia de cuatro golpes reducida a uno.

¡°En mi familia¡±, hab¨ªa resumido Zalatoris, ¡°decimos que si era lo suficientemente est¨²pido como para pensar que pod¨ªa jugar el Masters, tambi¨¦n lo soy para pensar que puedo ganar¡±. Profesional desde 2018, ha hecho m¨¦ritos gracias a invitaciones en los torneos hasta que en el Masters explot¨®, cerca de relevar a Fuzzy Zoeller (1979) como ¨²nico debutante que conquista el trofeo (tambi¨¦n lo hicieron Horton Smith en 1934 y Gene Sarazen en 1935, pero esas fueron las dos primeras ediciones). Ya hab¨ªa avisado el rubio jugador con un sexto puesto en el pasado US Open (el que venci¨® el culturista DeChambeau), y ahora ha llegado para quedarse. No dejan de salir nuevas promesas en el golf. La competencia se multiplica cada a?o.

Ante los Juegos

Matsuyama, que fue el mejor no profesional en el Masters hace 10 a?os, ya hab¨ªa hecho historia al ser el primer japon¨¦s en encabezar un grande, despu¨¦s de una tercera vuelta sin fallo. El h¨¦roe nacional estaba preparado. Y lo demostr¨® en el segundo hoyo con un birdie (un golpe menos del par del hoyo) para templar los nervios, aprovechar luego los pares cinco del ocho y el 13 y caminar con paso firme hacia la chaqueta verde. Cuando en este hoyo su err¨¢tico golpe de salida dio en los ¨¢rboles y la bola volvi¨® mansa a la calle, el nombre del campe¨®n parec¨ªa que estaba escrito. A¨²n se llevar¨ªa un susto en el 15, con la bola al agua, pero un triple bogey de Schauffele (tres golpes m¨¢s) en el par tres del 16, despu¨¦s de cuatro birdies seguidos, zanj¨® la pel¨ªcula.

Jap¨®n tiene un nuevo ¨ªdolo sobre el que redoblar¨¢ a partir de ahora sus esperanzas en los grandes y en los pr¨®ximos Juegos de Tokio. Y el golf acogi¨® a un nuevo pa¨ªs entre los triunfadores en el Grand Slam. Matsuyama, eso s¨ª, ni movi¨® un pelo cuando emboc¨® el putt (golpe corto) que le permite entrar en un club ¨²nico. ¡°Estaba nervioso desde el principio hacia el final¡±, confes¨® luego; ¡°ojal¨¢ yo haya sido el pionero y abra la puerta a otros muchos jugadores japoneses¡±. Poco despu¨¦s Tiger Woods le felicit¨® por una victoria que impactar¨¢ ¡°en el mundo entero del golf¡±.

A un bocado de la gloria se qued¨® de nuevo Jon Rahm, que en Augusta no hace m¨¢s que pedir cita con el sastre de la chaqueta verde. Son cinco participaciones a los 26 a?os y en las cuatro ¨²ltimas ha quedado entre los 10 mejores: cuarto, noveno, s¨¦ptimo y quinto. Un prodigio de regularidad sin comparaci¨®n en el circuito y la se?al de que, como con Seve y Olazabal, el Masters est¨¢ escrito en su destino. Son cuatro puestos de honor mientras que en los otros tres grandes juntos suma dos: un cuarto lugar en el PGA de 2018 y un tercero en el US Open de 2019.

Sin los focos encima despu¨¦s de tres rondas seguidas en el par, a un abismo del l¨ªder, el vasco despeg¨® como un cohete. A punto estuvo ya de firmar el eagle (menos dos) en el primer hoyo, y lo caz¨® en el segundo (par cinco) para descontar tres golpes en un pesta?eo y lanzarse a por todas. Si no pod¨ªa alcanzar el trono, s¨ª luchar¨ªa por acercarse lo m¨¢ximo posible. Su vuelta fue inmaculada, sin un bogey.

En el de Barrika qued¨® la sensaci¨®n de que su primer grande volvi¨® a escap¨¢rsele por poco. ¡°Es golf. Es lo que hay. Hoy he hecho lo que no pude hacer los primeros d¨ªas, empezar fuerte y con mucha confianza¡±, analiz¨® Rahm. ¡°Lo bueno es lo bien que he jugado y saber que, si alg¨²n d¨ªa lo necesito, soy capaz de cometer pocos fallos en este campo y lo he demostrado. Es divertido pensar en lo que podr¨ªa haber sido. Una pena que estuviera tan lejos del l¨ªder¡±, coment¨® el vasco, de vuelta r¨¢pido a casa, en Arizona, tras el reciente nacimiento de su primer hijo, Kepa Cahill. ¡°Ahora termino y me olvido del golf y empiezo a pensar en Kepa. La mentalidad ha cambiado y estoy mucho m¨¢s relajado¡±.

Olazabal ya no es tan ¡°antiguo¡±

Hace no tanto que Chema Olazabal ni siquiera ten¨ªa ordenador ni usaba internet y apenas se manejaba con el tel¨¦fono m¨®vil para mandar un par de mensajes. (¡°Me da igual que me llamen antiguo. Es la pura verdad. Soy un antiguo¡±). Hasta que, reinventarse o morir, el doble campe¨®n de la chaqueta verde (1994 y 1999) no ha tenido m¨¢s remedio que abrir un poco la puerta al uso de la tecnolog¨ªa.

A los 55 a?os, ya se maneja con wasap, aparece en alguna charla telem¨¢tica e incluso este invierno permiti¨® que en sus entrenamientos se colara una herramienta llamada Trackman y que sirve para medir el vuelo de la bola. Todo encaminado a prepararse mejor para su amado Augusta, el lugar donde se siente en paz.

¡°Yo, que no suelo ser muy partidario de la tecnolog¨ªa, he trabajado bastante duro con el Trackman¡±, explicaba el de Hondarribia antes del torneo, convencido por el caddie Pello Iguaran de probar alg¨²n artilugio de la vida moderna. La actualizaci¨®n no le fue mal porque por primera vez desde 2014 pas¨® el corte, aunque en las dos ¨²ltimas jornadas haya sufrido al ¡°monstruo¡± que es para ¨¦l un campo tan largo. Tres arriba en el s¨¢bado y tres arriba el domingo para +8. Y acabando con una enorme sonrisa tras un acierto con el putt desde unos siete metros en el 18, su ¨²ltimo golpe de la semana, el pu?o apretado y la cara de satisfacci¨®n despu¨¦s del esfuerzo: ¡°Me ha sabido a gloria divina¡±.

Clasificaci¨®n completa del Masters de Augusta.

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