Jugada maestra
Bartomeu contrat¨® a un mito del club para que detuviera todos sus golpes. Laporta debe decidir ahora si compensa aprovechar lo bueno de Koeman o romper la baraja
Todav¨ªa hoy, la jugada de Josep Mar¨ªa Bartomeu merece ser catalogada como maestra: contratar a un mito del club para que detenga todos los golpes destinados hacia tu persona hasta el final del mandato. Hablamos de unos cuantos meses, los justos para redimirse en lo deportivo y dejar una p¨¢tina de buena praxis como legado fi¨¢ndolo todo a la paciencia, cierto margen de mejora y, como digo, el peso sentimental de un holand¨¦s aproximado a los cien kilos de peso y buenos recuerdos. Tampoco es que fuese el movimiento m¨¢s audaz del mundo. Otros lo hab¨ªan intentado antes que ¨¦l con ¨®ptimo resultado, pero ni siquiera el aura incorrupta de Ronald Koeman es capaz de detener el tipo de golpes que propina la polic¨ªa cuando llama a tu puerta con una orden de registro.
El f¨²tbol es un depredador que devora momentos y estados de ¨¢nimo a un ritmo asombroso. En octubre, la afici¨®n del Bar?a hab¨ªa perdido toda esperanza y, con la Navidad a la vuelta de la esquina, los peores presagios hicieron presa en el imaginario popular. Se vislumbraban una especie de brotes verdes con el asentamiento de Pedri y Araujo, se valoraba el paso adelante de Frenkie de Jong, pero el equipo hizo aguas en el partido decisivo del primer examen europeo contra la Juventus y en la Liga transitaba a dobles d¨ªgitos del l¨ªder pese a acumular alg¨²n partido de m¨¢s. Nadie en su sano juicio apostar¨ªa entonces por la continuidad de Koeman hasta que el a?o nuevo trajo consigo un milagro y el equipo pareci¨® comenzar a carburar. Un buen rato contra el Granada, una eliminatoria honrosa frente al Sevilla, un arre¨®n imponente en liga y una eliminaci¨®n m¨¢s o menos decente frente al PSG situaron el trabajo del holand¨¦s en el lado c¨®modo de la balanza.
Entonces lleg¨® la victoria de Laporta en las elecciones, unas cuantas semanas de f¨²tbol-ficci¨®n, incluida la final de Copa, y el desplome insondable de un equipo que empezaba a prometer y se abandon¨® al prorrateo. De golpe y porrazo, el aficionado del Bar?a regres¨® al mes de octubre, a la desconfianza total en las capacidades del t¨¦cnico y los temores primarios sobre la verdadera val¨ªa de una plantilla que combate las dudas a fogonazos, como los malos artilleros. Al descanso del partido contra el Granada, con el Bar?a dominando el juego y el marcador en busca del liderato, yo mismo me esforc¨¦ en explicarle a mi padre c¨®mo Ronald Koeman se hab¨ªa ganado el derecho a liderar el proyecto de la pr¨®xima temporada. Apenas cuarenta y cinco minutos despu¨¦s, era mi padre el que se empe?aba en convencerme de que todo el mundo se equivoca y nadie nace tonto o de repente, menos a¨²n un hijo suyo.
Con Koeman, como tantas otras veces en el f¨²tbol, caben y merecen ser respetadas todas las opiniones pues ninguna puede presumir, al menos en este momento, del halo inconfundible de las verdades absolutas. La distancia del Bar?a actual con los grandes clubes europeos no podr¨¢ ser enjugada en una sola temporada y Laporta debe decidir si compensa aprovechar lo bueno que tiene Koeman o romper definitivamente la baraja. Una cosa y la contraria tienen id¨¦nticas posibilidades de cuajar en la decisi¨®n correcta as¨ª que todo depender¨¢ del empe?o y la audacia del nuevo presidente y su direcci¨®n deportiva. Adem¨¢s, cualquier acci¨®n parecer¨¢ mejor al aficionado medio que contratar no s¨¦ qu¨¦ servicios con una empresa bautizada como Coyote & Big Data.
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