A las puertas de Par¨ªs, el Nadal emperador

Tras 2h 49m, el rev¨¦s de Novak Djokovic termina deshaci¨¦ndose hacia el pasillo y rindi¨¦ndose a la derecha de Rafael Nadal, que repet¨ªa y advert¨ªa el s¨¢bado: ¡°?Roland Garros? El trabajo est¨¢ hecho, creo que estoy listo¡±. Lo est¨¢ el balear, que resuelve a su favor una hermosa refriega, de poder a poder una vez m¨¢s entre los dos (7-5, 1-6 y 6-3), y diecis¨¦is a?os despu¨¦s de su primer cetro romano atrapa su d¨¦cimo trofeo en el Foro It¨¢lico para equilibrar el r¨¦cord hist¨®rico en los Masters 1000, con 36 en ambos casilleros. El cara a cara entre uno y otro vuelve a comprimirse, 29-28 favorable a Nole, y el trazado del ¨²ltimo mes habla a las caras: efectivamente, Nadal, incandescente cuando hace falta, est¨¢ a punto para el gran desaf¨ªo de Par¨ªs, donde aterrizar¨¢ como indiscutible favorito.

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La plomiza tarde romana, nubes, poca luz y calor pegajoso para seguir poniendo a prueba la resistencia de los dos protagonistas, gan¨® temperatura enseguida porque ninguno se anda con median¨ªas cuando se tienen enfrente: a fuego desde la primera bola, sin medias tintas. De gladiador a gladiador. Colmillos fuera y que sea lo que tenga que ser. M¨¢s incisivo Djokovic, m¨¢s contemporizador Nadal. Al serbio le apremiaba la necesidad por el desgaste del d¨ªa previo ¨Cdoble intervenci¨®n, y cierre a las nueve y media de la noche¨C y al espa?ol, rey del tablero en la interpretaci¨®n del juego, le interesaba un desarrollo m¨¢s farragoso para guiar a su rival hacia el rinc¨®n de pensar.

Cuerpo a cuerpo, pues, desde el principio. Partida de ajedrez. Nole entr¨® sacudiendo desde todos los ¨¢ngulos, intentando acortar los puntos, y Nadal frenaba el paso para buscarle las cosquillas, planteando intercambios de largo recorrido. Prevaleci¨® primero la aceleraci¨®n del balc¨¢nico, que despu¨¦s de tres opciones fallidas engarz¨® el primer break y se encontr¨® de inmediato con una r¨¦plica. A cada empell¨®n del serbio, Nadal respondi¨® con una maniobra autoritaria, dici¨¦ndole que ah¨ª estaba ¨¦l, que si quer¨ªa tumbarle iba a tener que bordarlo y no perder un ¨¢pice el temple, porque en cuestiones de cabeza, ¨¦l rara vez pierde el sitio.

Procesado ese primer tramo, el mallorqu¨ªn (34 a?os) reinterpret¨® sobre la marcha y consider¨® que la tarde requer¨ªa de otra lectura, una pizca m¨¢s de osad¨ªa. Revis¨® el librillo estrat¨¦gico y se cambi¨® de traje. Roma suele premiar a los valientes y opt¨® por dar un paso adelante para profundizar por una v¨ªa m¨¢s directa, y a partir de ah¨ª se produjo una beneficiosa oscilaci¨®n. Entretanto, las dichosas l¨ªneas. Otra vez. Nuevo sonrojo para el torneo, al que se le han visto las costuras. Si hace tres d¨ªas se estamp¨® contra la arena al tropezar con una mal clavada y se dio una buena costalada, esta vez el impacto fue a¨²n m¨¢s peligroso.

A la caza de una volea corta, Nadal activ¨® el turbo y tropez¨®, aterrizando acrob¨¢ticamente cerca del soporte publicitario del lateral, cerquita del banquillo y la silla del juez, y lanzando en suspensi¨®n la raqueta al otro lado de la red para evitar males mayores. ¡°?Las pu?eteras l¨ªneas! ?Al final nos vamos a matar!¡±, le recrimin¨® al ¨¢rbitro, Carlos Bernardes, que dibuj¨® una mueca de resignaci¨®n: ¡°?Qu¨¦ puedo hacer yo? ?Est¨¢s bien?¡±. El pistero, martillo en mano, puso el parche: toc, toc, toc. Tres golpecitos y a seguir. Roma y la antig¨¹edad, ya se sabe. Mientras, Nole trataba de reparar en el costado opuesto otros clavos sobresalientes con el pie, y a ambos les molestaba en el calzado el exceso de arena.

Al n¨²mero uno tambi¨¦n empezaron a mosquearle otras cosas. Primero el murmullo, luego la arcilla y un mal apoyo, y m¨¢s tarde el viento; no demasiado, pero estaba ah¨ª y el de Belgrado es de exteriorizar y expresar, as¨ª que cuando Nadal ¨Cherida en la cara externa de una rodilla por el trompazo¨C comenz¨® a multiplicar la influencia de su derecha y a doblar el registro de winners, break a la saca, 6-5, dirigi¨® su mirada cern¨ªcala hacia el banquillo y jur¨® en serbio. Cabeza gacha de su t¨¦cnico, Marian Vajda. Suele ocurrir: el alarido le liber¨®, y pese a que el espa?ol sell¨® el parcial con un tiro invertido, luciendo otra vez su pugil¨ªstico movimiento de piernas, Djokovic dio con la trampilla que necesitaba para reengancharse.

Aprovech¨® un par de deslices del balear, dos malas elecciones, para contraatacar, enredar y guiar el pulso hacia donde le interesaba. Si antes ten¨ªa prisas, ahora le conven¨ªa el debate; ante la descarga poderosa de Nadal, pausa y cambios de ritmo. Tela de ara?a. Doble break: 3-1, 5-1 y set. Dos estrategas de pura raza. La deliciosa vieja guardia. Tension¨® Djokovic el partido y a Nadal, raro, le entr¨® un bajonazo que palideci¨® su saque y le introdujo en un socav¨®n. ¡°No hay mucha, tierra, no, lo que hay es un agujero¡±, le dec¨ªa el espa?ol a Bernardes, ya en la tercera manga, cuando ambos guerreaban sobre un fin¨ªsimo alambre, as¨ª que el primer paso en falso iba a significar la condena. Lo dio Nole.

Se reorden¨® el de Manacor y gestion¨® el suspense mejor. Ech¨® el candado a su servicio otra vez ¨CDjokovic dispuso de dos opciones para situarse 3-2 y saque¨C y embisti¨® para 4-2, con 37 ganadores en la ficha. Su drive despidi¨® fuego, inmejorable se?al a dos semanas de Par¨ªs. All¨ª desnud¨® al balc¨¢nico en octubre y, tras un receso en casa para recargar pilas y pulir detalles, all¨ª volver¨¢ a la carga despu¨¦s de un desfile por Roma completado con oficio, jerarqu¨ªa y el destello final contra su adversario m¨¢s espinoso. De nuevo, por d¨¦cima ocasi¨®n, el Nadal emperador.

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