Alcaraz seduce al ritmo de la ¨¦pica

Responde Carlos Alcaraz que no, que no siente que sea un elegido ni nada por el estilo, sino que ¨¦l simplemente es Carlos, sin m¨¢s, un chaval de Murcia que cuando puede se re¨²ne con sus amigotes en la plaza del pueblo y que s¨ª, tiene entre ceja y ceja ser el n¨²mero uno del tenis, pero que esencialmente sigue siendo el mismo de siempre. Nada fuera de lo normal, dice. Los hechos, sin embargo, le contradicen. Desde este domingo, abatido el veterano Peter Gojowczyk en los octavos por 5-7, 6-1, 5-7, 6-2 y 6-0 (en 3h 31m), insisten en que el espa?ol ¨Ccitado con el canadiense F¨¦lix Auger-Aliassime (4-6, 6-2, 7-6(6) y 6-4 a Frances Tiafoe) por una plaza en las semifinales¨C est¨¢ hecho de una pasta especial y que va a la velocidad del rayo, hacia un espacio en el que tan solo caben unos poqu¨ªsimos privilegiados.

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De entrada, a sus 18 a?os y 123 d¨ªas ya es el m¨¢s joven que aterriza en los cuartos de final del US Open en toda la era Open (que arranc¨® en 1968), superando por ocho d¨ªas la marca del estadounidense Andre Agassi en la edici¨®n de 1988, y el de menor edad desde el brasile?o Thomaz Koch en 1963, antes de la era profesional abierta, cuando el torneo era conocido como Campeonato de EE UU. Tambi¨¦n, con la confirmaci¨®n de su explosi¨®n deja otra huella de precocidad, recogiendo el testigo del estadounidense Michael Chang como el tenista m¨¢s imberbe que alcanza la antepen¨²ltima ronda de un grande desde que Chang lo hizo en Roland Garros en 1990. Es decir, ocurra lo que ocurra, volar¨¢ de regreso a casa habiendo hecho historia. Alcaraz, pues, tal vez s¨ª escape a lo ordinario.

Visto lo visto, su trayecto invita a pensar que su deporte ha dado con otro proyecto excepcional, con un joven que a diferencia de la hornada previa ha entrado en la casa sin llamar a la puerta ni pedir permiso, dando una soberana patada y derrib¨¢ndola. Disfruta Alcaraz y de su mano el aficionado, Nueva York, escenario de una irrupci¨®n como hace mucho que no se recordaba. El estallido se produjo hace tres d¨ªas, cuando derrib¨® a Stefanos Tsitsipas, tres del mundo, a modo de presentaci¨®n. Y ahora llega otro certificado, el de que el murciano tambi¨¦n sabe sufrir y apretar los dientes cuando toca, y que pese a su juventud sabe interpretar muy bien los partidos.

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CARLOS ALCARAZ, la luz para el tenis del ma?ana

Si ante el griego resolvi¨® el rompecabezas de aceler¨®n en aceler¨®n, v¨ªa recta y pisando a fondo, frente a Gojowczyk el guion demandaba bajar las revoluciones y jugar a otra cosa. Otra historia. El alem¨¢n, uno de esos tipos que no pierden la compostura ni el sitio bajo ning¨²n concepto, flequillo intacto de inicio a fin, se meti¨® a la pista a base empellones, sin vacilar, peg¨¢ndole dur¨ªsimo a la bola y poniendo a prueba la serenidad del chico. La advertencia lleg¨® r¨¢pido: bombardeo. Es decir, paciencia, paciencia y m¨¢s paciencia. Sin perder ese punto de osad¨ªa y de fuego que tiene, Alcaraz deb¨ªa recurrir a la mesura en el intercambio. Y, sobre todo, a la coraza mental.

De partida, al espa?ol le sali¨® todo a pedir de boca, como si arrastrara la inercia de dos noches atr¨¢s. Sali¨® disparado y arranc¨® con dos breaks, otra vez bailoteando y exhibiendo recursos, como si fuera a ser f¨¢cil, pero de eso nada. El circuito es una selva que oculta un sinf¨ªn de peligros y de entre esa mara?a de jugadores que fluct¨²an en las profundidades del ranking aparecen rivales aparentemente inofensivos que pueden hacer un buen roto en cualquier momento. No asomaba Gojowczyk (32 a?os y 141? del mundo) como una amenaza insalvable, m¨¢s all¨¢ de la veteran¨ªa y el kilometraje, pero en cuanto vio por d¨®nde iba el tema sac¨® el brazo y plante¨® la guerra.

Del 3-0 a la r¨¦plica, y de ah¨ª a la bofetada. Cedido el primer parcial, Alcaraz se dio cuenta de que ten¨ªa que regular y seleccionar, de que en ocasiones conviene reducir una marcha, leer e interpretar. Al dominio no se llega por un solo camino. Es decir, el alem¨¢n requer¨ªa de pausa y de rumiar, bola de un lado al otro para ir erosion¨¢ndole y priv¨¢ndole de esa zona perif¨¦rica desde la que pudiera pegar c¨®modo, as¨ª que se aplic¨® y se corrigi¨®. Resisti¨® Alcaraz cuando deb¨ªa, cape¨® el temporal ¨Csalv¨® 11 opciones de rotura¨C y supo percutir en los instantes precisos de un duelo dur¨ªsimo, de estacazo en estacazo, violent¨ªsima la derecha del veterano y aguerrida reacci¨®n la del espa?ol, jaleado por la Grandstand.

Pese al vendaval, se enderez¨® y aunque la cosa se puso fea, fea, dos sets a uno por debajo y molestias en el cu¨¢driceps primero, y break en contra en el arranque de la cuarta manga, se repuso (del 0-1 al 4-1) y exprimi¨® al rudo Gojowczyk hasta que la musculatura del alem¨¢n, primerizo tambi¨¦n en unos octavos, dijo basta. Recibi¨® la atenci¨®n m¨¦dica, pero sin poder ejercer los apoyos correctamente, levant¨® la bandera blanca con elegancia, agarr¨¢ndose a la pista para no desmerecer la victoria de un chico que sigue abri¨¦ndose paso y levantando el dedo: all¨¢ que voy. Apret¨® los dientes y se elev¨® Alcaraz, que se ha ganado el derecho a so?ar estos d¨ªas en Nueva York.

¡°SOY AMBICIOSO, SIEMPRE QUIERO M?S¡±

D¨ªa tras d¨ªa superando registros, Alcaraz ha conseguido lo que no pudieron hacer en su d¨ªa ni Nadal, ni Federer ni Djokovic. El espa?ol solo pudo ganar su primer partido en 2003 (a Fernando Vicente), el suizo no pas¨® de la tercera ronda en 2000 y el serbio tambi¨¦n se qued¨® en la tercera en 2005.

 

¡°Vengo con bastante confianza. El partido contra Tsitsipas me la dio. Creo que estoy jugando a un muy buen nivel, pero no debo darle importancia a lo de atr¨¢s, sino seguir enfocado en lo siguiente¡±, transmiti¨® el murciano, cuyo objetivo a comienzos de a?o era meterse entre los 50 mejores del ranking y virtualmente ya es el 38? del mundo.

 

Est¨¢, por tanto, solo por detr¨¢s de Nadal (6?), Pablo Carre?o (16?) y Roberto Bautista (18?) en t¨¦rminos nacionales. ¡°En ambos partidos he aprendido much¨ªsimo. En uno, por afrontar los nervios de jugar contra un gran tenista como es Tsitsipas y esta vez, por saber afrontar los momentos dif¨ªciles¡±, continu¨®.

 

Respecto a sus constantes marcas de precocidad, se?al¨®: ¡°Son buenos datos, impresionan un poquito, pero no significan nada si luego no llego hasta donde lo hicieron los mejores de la historia. Cada uno tiene que seguir su camino y llegar adonde ha so?ado¡±.

 

Alcaraz se defini¨® como ¡°un chico ambicioso, que siempre quiere m¨¢s¡±, y lejos de cerrarse ninguna puerta, subray¨® su convicci¨®n: ¡°Creo en m¨ª, creo en mi juego y como lo estoy haciendo. Pens¨¢ndolo en fr¨ªo, creo que puedo estar aqu¨ª, en este Grand Slam y en los que vienen¡±.

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