El Bar?a quinqui
Ahora mismo, el equipo azulgrana es puro chabolismo, uno de esos enjambres de lata y cart¨®n que acumulan desdichas a pocos kil¨®metros de alg¨²n monumento nacional sin que entre all¨ª ni la polic¨ªa
Lo mismo en el f¨²tbol que en la vida ¨Cseguramente porque vienen a ser la misma cosa¨C, las alegr¨ªas y las penas siempre han ido por barrios hasta que lleg¨® este Bar?a de Koeman para cargarse el topicazo. Ahora mismo, el equipo azulgrana es puro chabolismo, uno de esos enjambres de lata y cart¨®n que acumulan desdichas a pocos kil¨®metros de alg¨²n monumento nacional sin que entre all¨ª ni la polic¨ªa, cuanto m¨¢s una sonrisa. Da pena ver a un conjunto tan empeque?ecido, tan fr¨¢gil, tan desnortado que cualquier d¨ªa de estos preparar¨¢ un atraco a una joyer¨ªa del centro y al volver a casa, sin bot¨ªn ni pan, descubrir¨¢ que le han robado hasta el barre?o de fregar almas: el Bar?a quinqui ya est¨¢ aqu¨ª y ni siquiera tiene un Jos¨¦ Antonio de la Loma que lo cuente.
Ni rebeld¨ªa le queda ya a este saco de nombres ilustres y chavales desdentados. Es un decir, claro, pues hasta el ¨²ltimo gato de ese vestuario tiene un dentista de los que viajan en primera clase para comprarse calcetines en Nueva York. La met¨¢fora es, pr¨¢cticamente, lo ¨²nico que nos queda para explicar el p¨¢ramo en que se ha convertido este club en ausencia de Messi y Guardiola. Que ambos se enfrentasen anteayer en Par¨ªs, lejos de la que siempre ser¨¢ su casa mientras aqu¨ª se menudea con el cobre, es la demostraci¨®n m¨¢s dolorosa de c¨®mo se puede llegar a perder todo lo que no se cuida, especialmente lo m¨¢s querido. Tambi¨¦n vendo algo de estad¨ªstica para quien no guste de met¨¢foras forzadas o ingeniosas, por cierto, que a veces no sabe uno realmente lo que escribe: un tiro a puerta en dos partidos completos de Liga de Campeones, la nada explicando la nada.
En ¡®Madrid, 1983¡ä (Editorial Libros del K.O), Arturo Lezcano habla de esas barriadas donde no hab¨ªa ni para esperanza, abandonadas de la mano de dios ¨Cy otras autoridades¨C durante d¨¦cadas. Y lo traigo a colaci¨®n porque creo ¨Ccomo ¨¦l, como cualquier persona decente¨C que nadie malvive por gusto salvo este club hecho de alambres caros y murmullos bien cobrados, tan acostumbrado al barro y al choreo por propia voluntad que en los primeros meses de la temporada 2008 solo llenaba el campo despu¨¦s de un pinchazo, a ver si de una vez se le ca¨ªa la m¨¢scara de Don Perfecto al tal Guardiola. Lo cuenta Vila-Matas en alg¨²n texto de la ¨¦poca, y lo recuerda cualquiera que no se escude en su condici¨®n de pura sangre, de cul¨¦ viejo con carnet heredado, para negar la evidencia: que el Bar?a siempre acaba encontrando lo que se merece salvo en un par de lustros dorados, donde no le qued¨® m¨¢s remedio que disfrutarse a s¨ª mismo.
Ayer, en Lisboa, se complet¨® un descenso a los infiernos ¨Cel en¨¦simo¨C que comenz¨® mucho antes, cuando Messi lo tapaba casi todo al tiempo que azuzaba otros fuegos. La diferencia es que cae desde muy alto en esta ocasi¨®n. Y que en su seno acoge, por primera vez en la historia, a toda una nueva generaci¨®n de cul¨¦s criada con patucos de terciopelo y potitos de caviar: a esos no se les convence con un delantero centro de protecci¨®n oficial. Bien har¨¢ Laporta en restituir cuanto antes el orgullo de barrio, que es una pelota bien jugada al ras. Porque de infraf¨²tbol solo vive el que no ha pisado moqueta o, como en el caso de Koeman, quien ya no recuerda que en sus mejores d¨ªas tambi¨¦n ayud¨® a instalarla.
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