Annapurna III, cae el mayor reto del Himalaya
Tres alpinistas de Ucrania trazan el primer itinerario en la arista sudeste de la monta?a, un desaf¨ªo ¨²nico despu¨¦s de 40 a?os de intentos
El Annapurna (8.091 metros), primera monta?a de m¨¢s de 8.000 metros conquistada por el ser humano, concretamente por Maurice Herzog y Louis Lachenal en junio de 1950, escond¨ªa otros Annapurna, ninguno tan severo y complejo como la arista sudeste del Annapurna III (7.555 metros). Este oto?o, por fin, ha sido escalada. Se?alada como el gran objetivo del alpinismo del siglo pasado, esta monta?a hab¨ªa conocido las visitas de grandes apellidos, citas con cuentagotas repartidas a lo largo de los ¨²ltimos 40 a?os. M¨¢s que una ruta que alguien deber¨ªa escalar en un futuro indeterminado, parec¨ªa tratarse de un lienzo a medio pintar que ninguna chapuza deb¨ªa afear: el alpinista Conrad Anker casi suplic¨® en un art¨ªculo que aquel que lograse escalar la ruta lo hiciese en buen estilo, de forma limpia y con los medios m¨¢s justos.
As¨ª se hicieron los intentos previos. En 1981, tres escaladores brit¨¢nicos de renombre alcanzaron los 6.500 metros en esta arista: Nick Colton, Steve Bell y Tim Leach supieron reconocer sus l¨ªmites y tuvieron la clarividencia de renunciar. Hab¨ªan dado con la l¨ªnea a seguir, pero las dificultades resultaban tan insoportables que sus cerebros miraban hacia abajo, aunque sus ojos escrutasen en direcci¨®n opuesta. Entrevistados en 2012 por Ed Douglas para la revista Alpinist, el tr¨ªo reconoci¨® que, tras semejante experiencia, jam¨¢s acertaron a escalar con tanto compromiso.
Ha sido un oto?o fabuloso en las monta?as de Nepal: muchos equipos ¨¢vidos de aventura y unas condiciones bastante buenas dados los estragos del cambio clim¨¢tico han generado varias aperturas impresionantes, como la del Pilar Noreste del Tengkangpoche (6.487 metros) o la de la norte del Chamlang (7.319 metros). Ninguna ha sido tan admirada como la conquista del Annapurna III a cargo de tres alpinistas de Ucrania: Nikita Balabanov, Mikhail Fomin y Viacheslav Polezhaiko.
El tr¨ªo aprendi¨® en 2019 la estrategia necesaria para medirse a la l¨ªnea. All¨ª donde las enormes figuras de Hansjorg Auer y David Lama (fallecidos en 2019 barridos por una avalancha junto a Jess Roskelley) se estrellaron en 2016, o donde el brit¨¢nico Nick Bullock escap¨® despavorido, el tr¨ªo de Ucrania asegura en Explorers web haber tirado de paciencia para lograr su enorme reto en las paredes del Himalaya.
El estilo alpino: fuerza, t¨¦cnica y autonom¨ªa
Nick Bullock escribi¨® en 2010 que en apenas unos d¨ªas entendi¨® que el objetivo no solo era ¡°incre¨ªblemente peligroso, sino m¨¢s bien suicida para un ascenso en estilo alpino: bloques gigantes de hielo suspendidos sobre sus cabezas, roca podrida, hielo ef¨ªmero...¡±. El estilo alpino casa con los ruegos de Conrad Anker: consiste en salir del campo base como si se tratase de escalar al lado de casa, es decir, con todo lo necesario para escalar y dormir en la monta?a si es preciso. Claro que no es lo mismo un objetivo que otro: si en los ochomiles se sigue usando a sherpas para llevar las cargas, montar los campos de altura y fijar cuerdas para llegar a la cumbre, el estilo alpino prescinde de todo esto y obliga al escalador a ser tan fuerte como t¨¦cnico y, sobre todo, aut¨®nomo.
Cargados con 40 kilos de material en su aventura en el Annapurna III, el tr¨ªo de Ucrania calcul¨® que para escalar la ruta y descender de la monta?a necesitar¨ªan 12 d¨ªas. Esto teniendo en cuenta que no ten¨ªan mucha idea de por d¨®nde bajar¨ªan, puesto que descender por la l¨ªnea de ascenso era imposible dada su tremenda dificultad. Finalmente, pasaron 18 jornadas en la monta?a, comiendo una barrita energ¨¦tica y media al d¨ªa las ¨²ltimas seis jornadas.
Han bautizado la ruta como Paciencia. Han perdido 13 kilos de media por cabeza y solo observan alguna leve congelaci¨®n en los dedos de las manos, peaje a pagar tras un descenso a ciegas que les permiti¨® plantarse en la vertiente sur de la monta?a, aunque azotados por rachas tremendas de viento. Al borde del colapso y sin posibilidad de acceder a su campo base, un helic¨®ptero los traslad¨® hasta Katmand¨².
Ni profesionales ni patrocinios
Tal y como declararon a varios medios a su regreso, la toma de decisiones en situaciones de enorme riesgo o incertidumbre fue decisiva para perseverar. En estos casos, una cordada impar simplifica los debates: cuando dos opiniones se enfrentan en situaci¨®n de enorme estr¨¦s, la mirada del tercero decanta la balanza. As¨ª han acertado a descifrar tramos espantosos de nieve suelta, zonas de roca podrida que se deshac¨ªa como un hojaldre, bloques que amenazaban con caer como bombas sobre los dos que aseguraban al primero de cuerda o rachas de viento de hasta 70 kil¨®metros por hora.
Ninguno de los tres es profesional, ni tienen patrocinadores. Tan solo reciben ciertas ayudas de tarde en tarde. Si miran del lado de las expediciones comerciales a los ochomiles por sus rutas normales, concluyen que m¨¢s alto no es m¨¢s dif¨ªcil, solo m¨¢s alto y, sobre todo, algo que un d¨ªa se calific¨® como alpinismo y ahora ha cambiado. Pero les tienta escalar un ochomil por una v¨ªa in¨¦dita: escalada t¨¦cnica y altitud extrema. Ahora que han escalado en el siglo XXI el gran reto del siglo XX, quiz¨¢ puedan plantear el desaf¨ªo del pr¨®ximo siglo.
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