Comoras, el ¨²ltimo cuento de hadas del f¨²tbol
El min¨²sculo archipi¨¦lago africano sorprende en la Copa de ?frica con un equipo que refleja la di¨¢spora de un pa¨ªs con una historia tumultuosa
El f¨²tbol pone en el mapa a Comoras, un archipi¨¦lago del Oc¨¦ano ?ndico cuya selecci¨®n se exhibe en su estreno en la Copa de ?frica. La victoria contra Ghana (2-3) y el inopinado tropiezo de Argelia le ha dado el pase a octavos de final como una de las mejores terceras de grupo. El domingo se cruza con Camer¨²n, la anfitriona, pero nadie se atreve a dar por vencido a un grupo de futbolistas singular, reflejo de un pa¨ªs que gracias a la pelota muestra su realidad.
El archipi¨¦lago comorano lo componen cuatro islas. Tres de ellas, en la que se agrupan 860.000 habitantes, se unieron para ganar la independencia respecto a Francia en 1975. La cuarta, Mayotte, prefiri¨® seguir unida a la metr¨®poli y por ende a la Uni¨®n Europea, pero acoge a unos 180.000 comoranos, muchos de ellos llegados en clandestinas traves¨ªas mar¨ªtimas que se han cobrado numerosas vidas. De all¨ª procede, por ejemplo, El Fardou Ben Nabouahane, autor de un gol contra Ghana y pieza importante en el Estrella Roja, donde esta temporada suma siete goles en la liga serbia.
Hay una ¡°quinta isla¡±. Es Marsella y su ¨¢rea metropolitana, donde se calcula que viven m¨¢s de 200.000 comoranos y descendientes. Otros 75.000 m¨¢s se dispersan tambi¨¦n en enclaves como los suburbios de Par¨ªs, Nantes, Lyon, Niza o Dunkerque. Uno de cada tres comoranos vive en Francia y entre los que lo hacen todav¨ªa en las islas m¨¢s de la mitad tienen menos de 20 a?os y una mirada puesta en otro horizonte. La di¨¢spora se explica por las condiciones de vida en Comoras, una tierra cuya historia colonial no se conect¨® al turismo, como sucedi¨® en Seychelles o en Mauricio. M¨¢s del 40% de la poblaci¨®n habita bajo el nivel de pobreza extrema en un pa¨ªs que en las ¨²ltimas cuatro d¨¦cadas ha vivido m¨¢s de una veintena de golpes de estado y cuya econom¨ªa es mayoritariamente agr¨ªcola. El f¨²tbol fue durante a?os una pasi¨®n callada, sin campos, sin estructuras ni medios, sin una federaci¨®n afiliada a la FIFA.
Todo empez¨® a cambiar con la entrada en el nuevo mileno, el acceso a la Confederaci¨®n Africana y la admisi¨®n en la FIFA en septiembre de 2005. Comoras se hab¨ªa hecho un hueco. Despu¨¦s de eso, la lenta construcci¨®n de su selecci¨®n se hizo con la mirada puesta en Francia. All¨ª se capt¨® a Manuel Amor¨®s, aquel aguerrido lateral de ascendencia espa?ola que destacaba en la selecci¨®n ochentera de Platini y Giresse. ?l se encarg¨® de empezar a reclutar talentos de origen comorano en el crisol marsell¨¦s. El encargo no dur¨® mucho, pero abri¨® una puerta.
En 2014 se puso al frente del equipo Amir Abdou, que entonces entrenaba a un equipo de la sexta categor¨ªa gala. Marsell¨¦s e hijo de comoranos, Abdou, que en una entrevista concedida a la web de la Confederaci¨®n Africana de F¨²tbol se?ala a Simeone y Ancelotti como referentes, es hoy el t¨¦cnico m¨¢s longevo entre todas las selecciones africanas. En ocho a?os ha edificado un equipo. La procedencia es dispar, la mezcla consistente. El meta Salim Ben Boina juega en la quinta categor¨ªa gala y tiene un pasado bajo palos en la selecci¨®n francesa, pero de f¨²tbol playa. Contra Marruecos le detuvo un penalti al sevillista En-Nesyri. Said Bakari es un zurdo que juega de extremo o mediapunta en el Waalwijk de la primera divisi¨®n holandesa, pero en la Copa de ?frica se adapta a jugar como lateral. Faiz Selemani, del Kortrijk de la m¨¢xima categor¨ªa belga, se alinea en el flanco derecho. Los centrales Zahary y M¡¯Dahoma y el lateral diestro Youssouf est¨¢n consolidados en la segunda divisi¨®n francesa. Y el centrocampista Rafidine Abdullah, curtido en el vivero del Olympique marsell¨¦s y con experiencia en la m¨¢xima categor¨ªa gala, pas¨® dos campa?as en Segunda con el C¨¢diz, de donde se march¨® tras 72 partidos, 50 de ellos como titular y un rastro de frialdad y talento que ni acab¨® de desplegar ni de casar con la exigencia de ?lvaro Cervera.
Adem¨¢s, hay futuro: mientras la selecci¨®n se faja en Camer¨²n el joven Isaac Lihadji acaba de anotar su primer gol como profesional en el Lille, el vigente campe¨®n galo. ¡°Tenemos las puertas abiertas a todo el que tenga sangre comorana y se quiera sumar a nuestro equipo¡±, apunta el seleccionador.
Los celecantos
A los dos meses de llegar al cargo Abdou ya hab¨ªa reclutado a los jugadores suficientes para disputar un amistoso en Marsella contra Burkina Faso, entonces subcampeona de ?frica. El ensayo acab¨® en empate y los alicientes crecieron para unos cuantos futbolistas que entendieron que ten¨ªan ante s¨ª una interesante carrera internacional y al tiempo un v¨ªnculo emotivo para honrar la tierra de sus padres y sus abuelos, con la que apenas ten¨ªan relaci¨®n. En 2016 ganaron su primer partido internacional, a Bostwana.
El nivel del equipo, que ha escalado hasta el puesto 132 del r¨¢nking FIFA, se elev¨® a medida que llegaron m¨¢s descendientes de comoranos con experiencia en el f¨²tbol profesional. La mayor¨ªa de ellos jam¨¢s sospecharon verse en una situaci¨®n as¨ª. ¡°Ya no podemos escondernos¡±, avis¨® Abdou en el inicio del proceso clasificatorio para la actual Copa de ?frica. Se clasificaron tras dejar atr¨¢s a Kenia y Togo y empatar contra Egipto. Ya en Camer¨²n les bast¨® con el triunfo ante Ghana para pasar ronda y situar el foco en una tierra olvidada, con un movimiento de poblaci¨®n al que pocos atienden y una historia singular.
A la selecci¨®n de Comoras se les conoce como los celecantos, un extra?o pez que puede vivir m¨¢s de cien a?os, que remite a la ¨¦poca de los dinosaurios y que se cre¨ªa extinguido hasta que se identific¨® un banco de unos 300 en las profundidades de las aguas comoranas. Longevidad y resistencia definen al celecanto.
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