La covid y la avaricia revolucionan el mercado
La creciente influencia de los representantes ha alentado a los jugadores a explotar su valor de mercado en beneficio propio
El mercado del f¨²tbol se parece cada vez m¨¢s a una partida de ajedrez que se desarrolla durante a?os mientras las grandes estrellas ¡ªy los que pueden serlo pronto¡ª se piensan si renuevan con su equipo actual (o si firman un primer contrato profesional) o se van al mejor postor como agentes libres. Una partida en la que los clubes cavilan tambi¨¦n si renuevan a sus jugadores, los ceden, los venden o si compran alguno. Y en la que los intermediarios-agentes-representantes animan a los jugadores a no perder el temple y poner contra las cuerdas a sus clubes y de los nervios a sus pretendientes.
Siempre ha habido un poco de eso pero se ha exacerbado en los ¨²ltimos a?os por la coincidencia de dos fen¨®menos: por un lado, la covid ha provocado una falta de liquidez, recortando el gasto de los clubes y su margen de maniobra. Por otro, la creciente influencia de los representantes ha alentado a los jugadores a explotar su valor de mercado en beneficio propio. Una prueba de eso es la extraordinaria cantidad de jugadores de primera fila que acaban quedando libres y que pueden marchar a otros equipos sin que haya traspasos de por medio, o que pueden utilizar esa posibilidad para forzar una renovaci¨®n m¨¢s generosa de lo que merecen.
Esa va a ocurrir en el futuro inmediato con jugadores de la talla o renombre de Mbapp¨¦, Demb¨¦l¨¦, Pogba, Dybala, R¨¹diger, Insigne, Mazraoui, y muchos m¨¢s. Y al a?o siguiente se pueden unir a esa lista desde Messi y Ronaldo a Benzema, Lewandowski, Salah, N¡¯Golo Kant¨¦ y, por supuesto, Haaland. Esta temporada, el PSG, cuyas arcas sin l¨ªmite nunca tropiezan con el juego limpio financiero de la UEFA, ya ha fichado a Messi, Wijnaldum, Ramos y Donnarumma sin pagar un duro a Barcelona, Liverpool, Real Madrid y Milan.
De entrada, ese nuevo r¨¦gimen puede parecer un gran paso al frente, un hachazo al pago de cifras rid¨ªculas por un futbolista. Todo parecen ventajas: el jugador, un artista de carrera inevitablemente corta, consigue maximizar sus ingresos; su nuevo club se ahorra un dineral y su agente se forra. Pero hay dos problemas. El primero es que los ahorros del club receptor son importantes pero no tanto como parece: tendr¨¢ que pagar un salario m¨¢s alto al reci¨¦n llegado, adem¨¢s de una prima a ¨¦l y a su agente. Una prima que suele ser multimillonaria y que a menudo se queda en el entorno del jugador porque su representante es, en realidad, su pap¨¢, su mam¨¢ o su hermanito del alma.
Pero el verdadero problema lo tiene el club vendedor porque pierde al jugador y no ingresa nada. Eso puede dejar indiferentes a quienes disfrutan viendo los l¨ªos del Barcelona con Demb¨¦l¨¦, Coutinho o Umtiti. Pero el Barcelona (cuyo desplome ser¨¢ estudiado en las escuelas de negocios como ejemplo ¨²nico en el mundo de c¨®mo destrozar en un periquete una marca de primera fila) es una excepci¨®n porque los que de verdad se van a ver afectados por la p¨¦rdida de ingresos vitales son la mir¨ªada de clubes que basan su subsistencia en criar jugadores para luego venderlos porque no tienen los ingresos de televisi¨®n, patrocinio o taquillaje de los grandes.
Pero si eso les deja indiferentes, cambien clubes por ligas y ver¨¢n que esa nueva avaricia puede ser letal para competiciones como la espa?ola, o la francesa, o la portuguesa, que no tienen el m¨²sculo financiero de la Premier y que pueden acabar perdiendo una gran fuente de ingresos cuando vean marchar gratis a sus mejores jugadores. Y piensen tambi¨¦n que es un ejemplo que no solo siguen las grandes estrellas: cualquier promesa del f¨²tbol tiene enseguida a un agente que le va a explicar c¨®mo exprimir al club que le ha convertido en estrella en ciernes. El Bar?a tambi¨¦n puede dar lecciones sobre eso: su cantera nunca ha dejado de nutrir a media Europa, casi siempre gratis o por muy poco dinero.
Puedes seguir a EL PA?S DEPORTES en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.