Sadio Man¨¦ reina en ?frica
El delantero del Liverpool conduce a Senegal a la conquista de su primer campeonato continental, decidido en los penaltis tras el agotador asedio de la porter¨ªa de Egipto
Sadio Man¨¦ fall¨® el penalti peque?o y convirti¨® el grande. Mo Salah se tap¨® la cara. No quiso ni mirar mientras su compa?ero en el ataque del Liverpool se dirig¨ªa al punto de cal y ejecutaba pegado al palo el ¨²ltimo, el quinto de la tanda, el decisivo, el que proporcion¨® a Senegal la primera Copa de ?frica de su historia tras la serie de lanzamientos que cerraron un partido agotador. Asedio est¨¦ril de Senegal y resistencia tenaz de Egipto, apoyado de forma invariable en el gigante Gabasky, su portero, tan infranqueable por Man¨¦ durante 120 minutos como intratable result¨® Koulibaly para Salah en el ¨¢rea opuesta.
El duelo psicol¨®gico que libraron Salah y Man¨¦ se prolong¨® desde el t¨²nel de vestuarios hasta el campo de juego. Los colegas que m¨¢s rivalizan del f¨²tbol mundial no se saludaron despu¨¦s de la ceremonia de los himnos y no tardaron en marcarse las distancias una vez que comenz¨® el partido, cuando sucedi¨® lo inesperado. Fue sorprendente que el megalito de Egipto, el equipo m¨¢s laureado e impenetrable de ?frica, concediera un penalti en el minuto tres, al cabo de una jugada que anticip¨® la clase de dominio que impondr¨ªa Senegal. Abri¨® al costado Gueye, muy metido en terreno adversario sin que nadie le molestara, y Ciss se llev¨® la pelota con el pecho antes de que Monem lo derribara aparatosamente. Man¨¦ recogi¨® la pelota para lanzar y entonces comenz¨® el rito de la desestabilizaci¨®n. El tirador intent¨® minar la confianza de Mohamed abu Gabal, alias Gabasky, el h¨¦roe de la tanda de penaltis de la semifinal contra Camer¨²n, y al rescate acudi¨® Salah. El delantero procur¨® hablar con su compa?ero del Liverpool, pero no le devolvi¨® ni la palabra ni la mirada. Man¨¦ le ignor¨® mientras Salah se reun¨ªa con el meta para transmitirle fugazmente por d¨®nde pensaba que le lanzar¨ªa el tiro. La ejecuci¨®n fue brutal: Man¨¦ revent¨® la pelota ligeramente a la derecha, y Gabasky, como si estuviera persuadido, se inclin¨® en esa direcci¨®n y aguant¨® sin vencerse antes de desviar con los pu?os.
Man¨¦ reaccion¨® como si el fallo no fuera a pesarle el resto de su vida. Se volvi¨® como si nada, y dirigi¨¦ndose hacia la tribuna hizo aspavientos pidiendo el apoyo de la hinchada, como si aquella fuera la primera ocasi¨®n de una sucesi¨®n infinita. Como si Senegal dispusiera esa noche de todo el tiempo del mundo para conquistar su primera Copa de ?frica.
Gran Gabasky
El sentimiento de Man¨¦ qued¨® en parte justificado por el juego de su selecci¨®n. Senegal es mucho mejor equipo que Egipto. Desde el formidable Mendy, un prodigio de elasticidad bajo los palos, hasta la delantera que encabeza Man¨¦, pasando por un mediocampo en el que Mendy y Gueye se complementaron con naturalidad en todas las tareas de administraci¨®n. Frente a esta trama coral, Egipto se expuso varias veces a encajar el primero ¡ªMan¨¦ lleg¨® medio segundo tarde al segundo palo en dos ocasiones, y en otra Gabasky le sac¨® la pelota de los pies, mientras que Dia lo intent¨® de tiro cruzado y Dieng de cabeza y de larga distancia ante el infranqueable guardameta¡ª. El meta resolvi¨® problemas de todos los colores. Si alguna vez Egipto tuvo la pelota, su r¨¦plica fue poco imaginativa, previsiblemente plana en direcci¨®n a Salah.
Solo en la pradera, el nueve hizo lo que pudo para aguantar la pelota y girarse. Pero rara vez logr¨® aproximarse al arco de Mendy. Cuando traspas¨® la frontera se encontr¨® con Diallo y Koulibaly, dos centrales expertos que funcionaron como un reloj. La ¨²nica ocasi¨®n memorable de Egipto se produjo cuando se agotaba el tiempo reglamentario, a la salida de un centro casi mete Hamdi de cabeza.
El tiro se fue por la l¨ªnea de fondo y condicion¨® la resoluci¨®n del partido al juego azaroso de los penaltis que coron¨® a Man¨¦ como rey de ?frica.
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